- caminaba
- con el color que tiene el asfalto en la noche en madrid
- los colores sorprendian
- asi
- como las calles peatonales que atestaban el centro
- alli iba a ver a mi virgen que llevaria a su nirvana
- por fin
- el alma se convertiria en oracion
- la oracion de la poesia
- pero la noche iba pintando de color la calle de la ciudad
- entre un triste no querer despertar al bullicio
- lo cual provocaba un grave tono decadente
- y los sueños de los que pululan con sus ilusiones por la calle
- y es que
- toda calle
- ademas de los colores inherentes
- tiene los colores de las pinceladas de los transeuntes peripateticos de emociones cabalgantes de enturbiados deseos, y verdaderas frustraciones
- su maquillaje
- mostraba su elegancia
- hay una extraña elegancia
- que se llama consciencia en la mujer y es en la exquisitez en la cual el color del esmalte de la uña la cubre perfectamente
- es ahi donde se dirime la consciencia de su femenino
- sus labios eran una extraña provocacion a la lascivia de la poesia mas voluptuosa de la ternura
- y verla caminar una vez mas era esa forma infinita de entrener el tiempo pintando con su cadera firmamentos
- toda noche tenia ruidos
- esta tenia muchos
- pero mi relacion con ella era para contarla la historia de un amante
- que en otra vida la dijo adios
- porque estando muerto a su lado
- su espiritu recorria en eones los caminos prohibidos de la vuelta a la alcoba
- pues ellos eran amantes
- amantes
- solamente amantes
- de los que solo buscan en esta vida
- la oscuridad de la dulce ternura
- alli donde el cuerpo cambia el deseo en un aliento adormecido de jadeo
- el murio
- estuvo junto a ella
- siempre era siempre
- y por eso la dijo adios
- y desde ahi saltar a una sacerdotisa mistica hindu que recibio la enseña de recordar el camino del bodhisattva que ha de llegar.
- ella se acerco
- preciosa
- con la importancia de los que no se dan importancia
- sus labios sabian a la profundidad de su boca
- dulce ternura
- dulce ternura mi vida.
te amo
se que me amas
miguel
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