Ego

 Los ecos del ego: No_ego. 

El ego es el eco de la soledad. 

El hombre no sabe estar solo. 

No puede estar solo. 

Es la misma soledad. 

No puede estar solo quien es soledad. 

Y se habla a si mismo para encontrar el alma de su sentido en su propio estar. 

Pero su destino le es ajeno y se llama Libertad. 

No cumplir tu destino se llama desatino. 

Supone darle vueltas   en círculos  considerando que así avanzas. 

Es escribirte cartas a ti mismo y al recibirlas mostrarse sorprendido. 

El ego surge del juego. 

Y juegas con uno que nunca has conocido que se llama TU MISMO. 

Jugar con el ego da el pego de sentirte acompañado y la carta que te escribiste si la lees con tres días mínimo de retraso te puede sorprender. 

El ego tiene un comportamiento extraño pero por eso es normal. 

El ego es normal porque está sujeto a normas. 

Una norma es la conveniencia pequeñita de una mente que no evoluciona. 

Y como no evoluciona se revoluciona. Es decir se pone dar vueltas a si mismo y se acelera. 

Coge velocidad. 

Crea el efecto retorno similar a un grupo musical en un concierto. Aquí el público serían la células musculares. 

Se llama efecto retorno cuando el altavoz se acopla al micrófono y al final produce ese pitido propio de festival cutre. 

Así mi querido amigo te pitan los oídos y tu solamente repites tu repertorio que es tu legado musical cuyo primer long play se llama CARENCIAS. 

Todo el ego da el pego porque alrededor de la rueda del miedo cuelga las letras de sus cuatro únicos discos del que el primero se llama carencias y luego le sigue su gran éxito llamado FEUSTRACION para terminar con los dos últimos discos de autor que son SUEÑOS y el último DESEQUILIBRIO. 

Hoy he paseado por un tranquilo rincón de madrid donde está mi dojo. 

Este pequeño paraíso. 

Este reflejo del cielo en la tierra es todo. 

Es el arte de vivir enamorado. 

Vive enamorado. 

Tan simple es eso. 

Es así de fácil y quizás sea maestro para enseñarte en el ego el arte de vivir enamorado. 

Ese instinto de amar por amar. 

Tan sublime y sagrado. 

Tan increíble. 

Tienes ego, úsalo!!!!

Por dios!!!

Úsalo y vive enamorado!!!

Que el cielo te lo suplica. 

Que te lo suplica la vida. 

Haz así esto poesía. 

Vive enamorado porque dios es amor y el ego es el eco ahogado de quien quiere amar por amar sin mayor logro o estado. 

Por eso del ego delego todo este amor inusitado. 

Ama por amar. 

Amante sin amada o amado. 

Solo amas por ser amor sueño y resultado. 

No más tiempo de frustración o sueño estupido sujeto a condición de condicionamiento. 

Bienvenido al mundo de los que aman libre. De aquellos que viven enamorado. 

Así encuentras solución al koan o enigma que te presenta la esfinge de la vida. 

Como llegar desde el ego a la libertad y la respuesta es VIVE ENAMORADO. 

VIVE ENAMORADO Y YA ESTÁ. 

Hay un sentimiento que te es natural y es la CULPABILIDAD. 

Cuando te sientes culpable sin causa te sientes como dios pero al revés. 

Como Dios pero al revés. 

Si dios es creación la culpabilidad es destrucción. 

La culpabilidad te hace sentirte como dios pero en una cueva. 

Sentirte culpable te convierte en el dios que soñaste en tus pesadillas y lo llamas juez. 

Solo te enjuicias a ti. 

Te sentencias. 

Y en esa sentencia metes dolor a todo tu dolor. 

Te pido que recuerdes que tu dolor es canibal. 

Tu dolor es canibal. 

Muy canibal. 

Es canibal porque se come a sus congéneres. 

El dolor se alimenta de dolor. 

Se fagocita. 

Mientras que el amor solo saca amor. El dolor solo traga dolor. 

Entiende tu alma. 

Solo así rompes ese percance que llamas culpabilidad y el ego puede ser solamente la antesala del gran salón que llamas dios. 

Por tanto existe en el ego dos caminos. 

El primero es dios. 

El segundo es adiós. 

Amor o alejarte del amor. 

Alejarte del amor se llama culpabilidad. 

Tu eres culpable solamente de sentirte culpable. 

Esa culpabilidad mata un término que es la habilidad. 

Lo primero que te hace sentir un ego creativo es que generas habilidad. 

Sin embargo tu culpabilidad anula tu habilidad. 

Y solo buscas esconderte, es decir, creas la palabra clave. 

La palabra clave es que la culpabilidad solo tiene una habilidad y es la de crear en todo una cárcel. 

Así coges la estancia que llamas ego que es la habitación que une el alma con dios y lo conviertes en una cárcel. 

Así te mueres en vida.  

Es decir. Fallas. 

De ahí viene el concepto fallecer. 

Fallecer es la pérdida de la fuerza por la culpabilidad 

Pero de donde surge la culpabilidad??

Es muy sencillo. 

La culpabilidad es la ignorancia que te hace verte con carencias. 

Rueda del miedo. 

Así generas la vida coactiva en la habitación del miedo que llamamos ego. 

El ego no es dios ni es humano. 

Es la habitación de en medio y tu ignorancia te lleva a convertirla en la habitación del miedo. 

El miedo es el vacío donde se llena la fuerza.  

La fuerza es presión y el miedo depresión. 

Esa depresión crea un hueco. 

Ese hueco es cárcel. 

Pero es simple ignorancia. 

Por eso inventamos el entrenamiento neurocelular. 

Se llama entrenamiento neurocelular a ese temblor muscular frente a un opuesto donde tratas de en esa tensión despertar las células y que hablen. 

Solo cuando las células hablan hay sabiduría. 

Solo cuando la cabeza habla hay ignorancia. 

Por favor recuerda. 

Por favor… no niegues la ignorancia. 

Ama la ignorancia. 

Ama la ignorancia para no ser esclavo de ella.  

Amar la ignorancia quiere decir resolverla con la sabiduría neurocelular. 

Haz de la ignorancia la motivación para que tus células se acostumbren a estar en forma. 

Entrena neurocelular y verás que todas las preguntas de la ignorancia son esfinges que te avisan de que llegas a un lugar sagrado llamado DEUS. 

Eso es bellísimo. 

Muy bello. 

Notarás como todo tiene un sentido. 

Abandona ese Dios que es un juez. 

Así emerge una verdad. 

La verdad es neurocelular y se llama lo contrario a la ignorancia. 

La verdad es una emergencia. 

La ignorancia es una cavidad. 

Por eso la ignorancia es una cárcel y la verdad es una cumbre. 

Cumbre porque te permite mirar a lo lejos. 

Así hemos creado en la habitación del ego una cumbre y no una cárcel donde un culpable de nada decidía hacerse miserable.