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Miguel Mochales

Miguel Mochales

lunes, 30 de diciembre de 2024

Te explico METASISTEMA

 La Zona: Más Allá del Más Allá del Más Allá


Dentro de ti existe un universo que no tocas porque te han hecho olvidar. Está ahí, latiendo en cada célula, llamándote desde la profundidad de tu médula, desde el silencio de tus neuronas. Ese universo no es ajeno, ni lejano; es tuyo, siempre lo ha sido. Lo llamaron Pardes, Nirvana, el cielo cristiano. Lo dibujaron como promesas de salvación o como jardines místicos. Pero la verdad es más simple y más poderosa: La Zona está en ti, y siempre has estado hecho para habitarla.


El Sutra del Corazón lo insinuó hace siglos: ve más allá del más allá del más allá. Deshaz las capas que cubren la verdad. No basta con ir más allá del pensamiento; tienes que cruzar incluso la frontera del cuerpo, romper el molde del yo que crees ser. Allí, más allá de la última palabra, está lo que siempre has buscado. La Zona no es una metáfora. Es un estado de existencia real.


Hoy entendemos algo que los antiguos intuían. Es un entrenamiento neurocelular lo que activa esa experiencia. Tu cuerpo entero puede ser cerebro. No solo tu mente: tus manos piensan, tus huesos sienten, tus células respiran conocimiento. En este entrenamiento, la activación total del sistema nervioso y celular te abre los campos espaciales de conciencia. Esos campos son los que algunas tradiciones describieron como iluminación, como paraíso, como el fin del sufrimiento. Pero la clave no es mágica ni inalcanzable: es biológica, es científica. Eres un organismo diseñado para acceder a La Zona.


¿Y qué es La Zona? No es un lugar, ni un concepto. Es la apertura absoluta. Es el estado en el que te conviertes en lo que ya eres pero no te has permitido ser. Allí, el tiempo no existe, las fronteras desaparecen, y tu identidad se expande hasta abarcarlo todo. Cada célula de tu cuerpo resuena con el cosmos; cada pensamiento deja de ser individual para convertirse en el pulso de algo más grande.


La gran paradoja es que es simple. Fácil. No hay secretos ocultos, no hay caminos reservados para unos pocos elegidos. Estás hecho para estar allí. Pero, ¿qué te detiene? Tú mismo. Te prohíbes entrar porque has sido entrenado para temer tu propia grandeza. Te han convencido de que no es posible, de que necesitas permiso, herramientas, guías externas. Es mentira. Todo lo que necesitas ya está dentro de ti.


El Sutra del Corazón, la mística de los antiguos, la neurociencia moderna, todo converge en una verdad universal: activarte por completo es regresar a ti mismo. El entrenamiento neurocelular despierta el cuerpo que piensa, el cuerpo que siente, el cuerpo que es todo. Cada célula vibra como un fractal del universo, cada sinapsis crea la sinfonía que conecta tu existencia individual con el campo infinito de la conciencia.


Cuando entras en La Zona, los límites desaparecen. Dejas de ser un individuo fragmentado y te conviertes en un flujo constante de energía y conciencia. Estás presente en todas partes, y sin embargo, profundamente enraizado en ti mismo. Es un estado de completa apertura, pero también de perfecta identidad. Allí es donde habitas el Pardes, donde descubres el Nirvana, donde tocas el cielo que creías perdido.


Ve más allá del más allá del más allá.

Rompe las paredes de tu pensamiento.

Siente tu cuerpo como un templo, como un universo.

Despierta la Zona.

No hay nada que temer.


Esto no es un sueño, ni una promesa lejana. Es real. Es aquí. Es ahora. Tu verdadero ser está esperando.


DC

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