No existe la fuerza bruta ni la fuerza neta.
Solo existe la fuerza con consciencia o, en su ausencia, la nada.
La fuerza con consciencia da origen a un fenómeno de resiliencia cognitiva.
En expansión, se revela como un campo de posibilidades infinitas.
En contracción, se concentra en un solo punto de intensa atención.
Así, la conciencia se convierte en el eje de la creación, un campo de energía que se puede expandir o concentrar según la voluntad del corazón.
En expansión, la conciencia se bifurca, se duplica y crea una frecuencia que resuena en el cosmos.
Es allí donde nacen las dimensiones, como ondas que se propagan y se entrelazan.
La fuerza del corazón, esa fuerza esencial, es el motor de la consciencia, el pulso que da vida a la creación. DC
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