Mi maestro
de la
ciudad eterna
“Si estas junto a un Maestro, próximo a el en amor y confianza, y permites a el Maestro, hacer cualquier cosa que quiera hacer, sin elección de tu parte, entonces no hay necesidad de hacer nada mas. Pero entonces no tengas expectativas. Entonces no exijas, ni siquiera en la más profunda parte de tu mente, porque la expectativa y la exigencia misma se convertirán en la barrera. Entonces simplemente espera. Incluso aunque hayas de esperar muchas vidas, incluso aunque hayas de esperar eternamente, espera. Ha de ser una espera festiva, ha de ser una celebración, ha de estar llena de alegría...”
Mi Maestro de la ciudad eterna.
La espera es un estado de silencio.
De silencio silente.
Una sencilla vibración de un murmullo, y el silencio desaparece.
Un murmullo en el ruido del universo y el silencio desaparece.
Se rompe la espera silente.
Lo eterno desaparece.
El Maestro diluye su verso, roto en sesgo, por el vibrar de un murmullo.
El Maestro es silencio.
Silencio puro.
Y tú, eres..., eres un murmullo.
Desde que estuve a tu lado no puedo soñar.
No puedo saltar de lo eterno.
La mañana era clara, pues claro era el cielo.
Ante una mañana de luz, parado, quieto desde dentro.
En distancia desde la distancia de un sin pensamiento.
La mañana era clara y desde entonces no sueño.
Que pretendo apartar al amor con versos de sentimiento.
Que todo lo que se ponga en medio molesta.
Que todo lo interpuesto es molesto.
Para solo quedar ante ti.
Ahíto, en silencio.
Como torero desarmado.
Como voz sin verso.
Como luna sin amantes.
Como sol sin tarde.
Sin mas sentido que el instante, sin mas instante que lo permitido.
Vuelvo a ti en silencio, un silencio vencido, un silencio constante
Como torero... como voz... como luna... como sol...
Todos ellos sin sentido.
Todos ellos, de ti, delante.
Desde que te vi., no pude, ni puedo, ni llego a intentar de soñar.
Que soñar es sueño, y sueño es volverte a soñar.
Estas preciosa.
Estas preciosa y yo te lo quiero ir a decir.
Estas preciosa, y yo pretendo con cada palabra hacerte despertar del letargo que nos separa.
Por eso, cargo, cada palabra, con el alma.
Aun creo en eso.
Creo que si con todas mis fuerzas me elevo en oración, un pensamiento mío, te puede tocar.
Un sentimiento que difumino.
Un aliento que escapa al tu nombre pronunciar.
Si existe lo divino, si existe, te podré llegar a rozar.
Pues, es eso solo mi pensamiento, un sentimiento que difumino en el aire de tu respirar.
El primer paso es el silencio.
El silencio impenetrable.
El silencio de tu sentido
¿Qué es el sentido?
Es la búsqueda de un fin mas allá de lo que es en si.
Todo sentido busca argumentación.
Por eso, tu primer paso es el silencio.
El silencio en si.
El silencio no es una búsqueda, pues entonces, en el buscador, el sentido es su acción.
Del silencio, no encuentras tan solo un poquito. Cada vez que aparece, una porción, es la totalidad.
Solo puede ser así.
Por eso, al hallarlo. Al haber convertido la busca en un fin, mas allá del propio hallazgo.
Surge en esos momentos el ruido interior.
El ruido interior en forma de un leve murmullo.
En forma de vibración.
Pero todo ello, desde dentro, desde el más profundo rincón, el murmullo, distorsiona la profundidad del silencio, convirtiéndolo en rumor.
Toda ciudad tiene un ruido, un tráfico.
En la ciudad donde el silencio es su ruido, su sonido.
En la ciudad del silencio, mi Maestro ha venido.
Te dije que el silencio solo puede ser profundo.
Por profundo puede durar poco, pero en cada ápice, será eterno.
Por eso, la ciudad cuyo sonido es el silencio, es la ciudad de lo eterno.
(Razón del titulo).
Ahora viene el Maestro.
El maestro es siempre eterno, y como eterno, siempre silencio.
El Maestro es el profundo difamador de ese silencio.
El silencio solo permite otros silencios a su alrededor.
En discípulo no es estudiante.
Aquí no hay proceso o examen.
O aceptas, o no aceptas.
Admites el silencio aunque sea solo un instante.
En ese instante serás eterno, el universo entero serás tú..., por un instante.
Y el Maestro sonríe.
El te espera en cada silencio que guardes.
Todo Maestro tiene un sistema.
Un sistema que te sume en el vacío.
El Maestro te cuestiona lo que eres, que llegues a la conclusión de lo absurdo, es solo un paso tuyo.
Por eso mismo, amas al Maestro o le odias.
Todo maestro es la ausencia de lo sustantivo.
Las cosas ya no son cosas, no hay nada sustantivo, ni siquiera sustancia.
Te crea un campo paralelo de conocimiento.
Que las cosas no son cosas, ¡Vale!
Pero que tu no seas tu ¡Eso es lo que cuesta!
Mi Maestro era muy sutil.
Realmente en el todo es especial.
Es como un enorme genio que pudiese cambiar un basurero en un hermoso reino de los cielos o al revés.
Hasta montado en una bicicleta, me fascinaba.
Sencillamente, un ángel, baña toda su alma.
Su principal arma era su inteligencia.
Su inteligencia era la intuición de un iluminado.
Su habilidad, era a base de incisos, llevar tu explicación, tu discurso, al absurdo.
Al final solo acumulabas palabras huecas.
Querías explicar lo cabal de tu existencia. Y con el absurdo lingüístico, tu orden, tu mundo, desmoronado.
Aquello que no puedes justificar deja de existir.
La inteligencia brillante, su mordaz ironía, envuelta en una hermosa sonrisa. Y como un estupido tratando de justificar lo que anteriormente decías.
Ese era mi Maestro, y solo a el, su sistema pertenecía. A aquel que hizo de la brillantez su emblema.
La primera lección que recuerdo.
Un Maestro nunca enseña nada.
No es una asignatura con materia.
Un Maestro, jamás adoctrina.
Un Maestro, es tan Maestro, que ni siquiera te das cuenta de que es Maestro.
El Maestro no existe.
Es esencia de inexistencia.
La primera lección fue desaparecer, más bien no ser.
Más de diez años, tarde de entender esto, y eso que fue la primera lección de nuestra coexistencia.
Parar el tiempo. Esa fue su magia.
Un maestro es un mago.
Un mago y su magia es el milagro.
Milagro, todo es un milagro.
Abre los ojos. Cualquier cosa, insignificante o cotidiana, es un autentico milagro.
Parar el tiempo es eso, un espacio para poder percibir cada milagro.
Y cuando toda la existencia es así, el tiempo se ha parado.
Eso te lleva a que no me dejase ser vulgar.
Vulgar es aceptar lo que tienes.
No ver la luna en la forma que sale.
Aceptar la noche como algo tácito.
No parar el tiempo.
No sentir el continuo milagro.
Ser vulgar es eso, el resto es ser cotidiano.
Una tarde, hay muchas tardes en el recuerdo.
Una tarde habíamos quedado para pasear.
Cada cita era una elección del cielo en nuestros hombros depositado.
Lograr sacar de la vulgaridad cada rincón.
Cada rincón, con un profundo significado.
En cada rincón todo el secreto de la vida encerrado.
Esta tarde un jardín, el destino nos había parado.
Pues, con un Maestro, todo es espontáneo pero con significado.
En torno a mi Maestro, todo se alineaba, con una coherencia que parecía premeditado.
El maestro no se define por lo que es, tiene o aparenta.
Seria imposible definir al que esta en estado de inexistencia.
Un maestro se define por la acción de su esencia.
acción que deriva en energía.
energía que es un aroma que todo impregna.
Cada rincón del jardín salía a vernos.
Ya, a su lado, y con ella, las flores rindiendo pleitesía.
Que lo bello de su recuerdo aun adorna este recuerdo.
Recuerdo como la sensación de caminar pisando lento.
Clavando y marcando cada paso, para que el tiempo no se fuera. Y tanto se paro el tiempo que aun camino por dentro.
No salí del jardín, aun esta vivo, no es recuerdo.
Lo que descubrí es, que tú no miras las flores.
Son ellas, las que siendo bellas te obligan a acercarte, para que sean ellas las que te vean.
Y con su aroma, cuando te acercas a olerlas, te llevas impreso su beso.
Por eso la naturaleza crea las flores, para que los humanos no nos olvidemos de lo que es un beso.
Y, a partir de este momento, en cada uno de ellos, no dejemos de ver al ser que hay dentro.
La segunda parte narra el momento de una mañana de otoño donde caminábamos en una alfombra de pétalos violeta.
La Naturaleza, encarnada en alguna diosa o fuerza, esa mañana nos dio su bendición.
Los pétalos violetas de la flor que se asomo.
Son muchos los recuerdos que se agolpan, que piden salir.
Realmente podría estar hablando de momentos, igual que cualquier otra relación.
Al fin y al cabo, con el tiempo, de las relaciones, solo quedan momentos.
Por eso esta relación se puede definir como un encuentro, un tiempo pasado y el final desencuentro.
Una historia de..., que tuvo su horizonte en un cielo.
Seria entonces una simple historia de encuentro, tiempo pasado y desencuentro.
Un Maestro es una persona especial.
O mejor dicho, es una persona que ha logrado ser normal.
La primera seña de mi Maestro es su amplia, pero sobre todo brillante formación académica.
De toda ella, titulaciones aparte, destaco su increíble faceta organizativa, así como su rigurosísimo método de trabajo.
Todo ello..., nada importante.
De mi Maestro destaco su profunda y directa unión con lo que en su ser hay de divino.
El otro día le decía, que llevaba a dios asomado a los ojos.
Un día, en una exposición de cuadros, mi Maestro se quedo parado.
Estábamos viendo, paseando. Yo, como siempre, me había separado de el para poder observar sin que ella se diera cuenta.
Yo siempre la miraba como el ciego que mira un atardecer.
Aunque no ve el sol, su rostro sigue los últimos retazos de la calidez del día que termina.
Yo la seguía como ese ciego sigue al sol. Como el que no ve, pero mira.
En un instante mi Maestro se quedo parado.
El cuadro era un retrato de cuerpo entero de un obispo.
Un retrato de rostro marcado, expresivo.
Un rostro mitad orgullo, mitad poder.
Poder con orgullo en un rostro de surcos marcados.
En ese instante, estaba reflejado todo lo que no es divino en la iglesia y si mundano.
Por eso, mi Maestro, experto en temas eclesiásticos, detuvo su paso.
El hubiera seguido, pero lo que de divino hay en el, se quedo parado.
Yo no sabia entonces, solo era un enamorado.
Yo no sabia entonces, pero si intuía que dios nos había juntado.
El Maestro se define como una enorme fuerza de generación.
Acércate a el.
Con el no lograras sueños.
Pero, todo tú ser se vera potenciado.
A mi Maestro le ame, no como Maestro, sino como ser humano.
Es tan hermosa que nacería mil veces en otras tantas vidas, solo por un instante a su lado.
A mi Maestro escucho, las palabras que no ha pronunciado, pues en cada silencio, todo su conocimiento se ve reflejado.
Mente y corazón, locura y pasión. Por ahí he pasado.
Pero fue en el ser, donde toda la existencia se ha quebrado.
El Maestro es una hendidura donde lo eterno se ve reflejado.
A mi Maestro, además, lo he amado.
Lo que ves no es real.
Es solo tu visión.
Para mi Maestro eso era crucial.
Yo quería estar a su lado y mi maestro proponía como residencia “La Luna”.
No es que me invitara a superarme, eso era fácil.
Superarse es fácil.
Hoy eres esto. Y en unos años, eres esto mas esto otro.
Pero como humano no podía vivir en “La Luna”.
Necesitaba ser transformado.
Al estar enamorado, cualquier envite era fácil. A su lado fui invencible y osado.
Además cuanto más improbable era, más tiempo a su lado.
Y entonces el amor se me rompió, la vida nos separo como a cualquier enamorado.
Sin ella el cielo solo fue azul.
La magia me había olvidado.
Y con el tiempo me supere, pero estaba lejos de ser transformado.
La vida paso, camino a mi lado.
Un año y otro año.
Gris y humano.
Aun miraba cada atardecer, pero me había conformado.
Si quieres conocer al Maestro, no le escuches.
Si le escuchas, duérmete a su lado.
Aparta todo el aparato cognitivo, pasa de ser un erudito a un místico, a tocar solo con las manos.
¡Que importa lo que enseña! Solo permanece a su lado.
Se místico porque eres ciego y necesitas tocar con las manos.
Es tan sencillo como imposible de creer.
Por eso no quiero que creas.
Del Maestro no importa el conocimiento.
Es una fuente de luz.
Por eso se le llama iluminado.
Dios, Tao o el universo, la pared que lo separa del humano consenso, la ha derribado, o como sucedió en el caso de mi Maestro, ese muro nunca fue levantado.
Esa fuerza permite que lo que de divino hay en ti guardado vaya fructificando.
En mi pasaron mas de diez años.
La perfección solo es posible en un estado de plenitud.
Es así, no lo intentes de otra forma.
La plenitud solo es posible al lado de una fuente de energía que es el Maestro.
Entonces, sin que tú hagas nada, por impregnación, el cielo se toca con tus manos.
Y cuando las flores aparecen, tu vida, tal cual la entiendes, se escapa.
Mueres y por primera vez todo el vacío toca tu alma.
A las siete de la mañana un pájaro canta.
La mañana es un estado de silencio que te acerca a sentir tu alma.
Por un ventanuco de una pared blanca empieza a entrar luz clara.
Ahíto, en silencio, mi respiración me mece. Dentro todo en calma.
El pájaro sigue como sigue la mañana.
Y un pájaro al amanecer solo canta cuando un espíritu desciende a habita alguna entraña.
Despertar así es solo un cielo que desciende cada mañana.
Un cielo que no es el que vemos. Que el que vemos solo le empaña.
Un cielo de restos de luceros, a mis hombros baja.
Y todo tan solo, porque un pájaro en la mañana canta.
De su presencia sale todo.
Es un valle de agua.
A mí siempre me sorprendió la forma que tiene la vida de manifestarse.
Este donde este, se abre paso.
Ello solo es posible gracias al amor.
El amor es la fuerza que interrelaciona cada cosa con cada cosa y con aquello que hay alrededor. Por eso solo entiendes todo cuando amas.
Es como si todo se tocara entre si y una presión en un punto, se extendiera al resto.
En el caso de mi Maestro resultaba más evidente.
Evidente tanto en lo sutil como en lo obvio.
Siempre recuerdo su especial relación con cualquier clase de empleado.
Su especial predilección eran los camareros.
Mi Maestro en una cafetería era un azote para el servicio.
La razón, era tan sencillo.
Siempre un Maestro se caracteriza por ver de forma sencilla como suceden las cosas.
Esta manera directa se denomina trascender.
Trascender no es marcharse a universos perdidos.
Trascender es solo una transgresión de lo establecido.
Por eso su iluminación se manifestaba en ver.
Mas que en ver, en tener clara la visión.
En no permitir que un pensamiento o condicionamiento, interrumpiera la acción directa.
Hacer fácil, lo que en un mundo de barreras se considera difícil
Y que todo sea simple y sencillo.
Mi Maestro nunca admitió que el hombre era un renglón torcido de dios.
Lo siento por los camareros.
La vida es un discurso. Unos peajes que has de pagar para entrar en territorios de libertad.
Quince años de transito para volver al mismo lugar.
Para volver habiendo pagado.
Hasta que un día decides dejar de pagar.
Vuelve con un tiempo perdido pero con la mochila más ligera.
La vida no tiene sentido donde la eternidad espera.
Cuando no tiene sentido vivir la vida adquiere una mayor fuerza.
La vida no tiene sentido porque todo es existencia.
Es su directo, sin ningún tipo de espera.
El futuro no es una necesidad de la mente.
¿Quién necesita la espera?
El futuro es el tiempo que tarda en llegar, la mente al ser, a la existencia.
Ese tiempo es el proceso mental.
Por eso la mente es espera.
La mente es un mecanismo lento para darnos cuenta que lo de dentro es fuera.
Por eso mi Maestro me despierta.
El que con su profunda preparación, al final solo la mente alimenta.
Todo su conocimiento no es más que eso, una sabia experiencia.
Una lección más de existencia.
El estudio no sirve de nada, al final solo te acuerdas de aquello que tu ser recuerda.
A la mente la habíamos definido como un proceso mental.
Como un tiempo de espera.
Como el tiempo que tardas en llegar al centro de tu existencia.
Cuando llama por teléfono esperas.
Cuando bajas algo de Internet, esperas.
La vida es una espera, y como dice el refrán, el que espera desespera.
Por eso la mente es un juego.
Un juego hueco.
Inerte.
Un juego.
Por eso la mente es solo un entretiempo para que la mente se entretenga.
Y solo entonces se tranquiliza.
El estudio, el profundo estudio, es la vía de regular el pensamiento.
Es el camino de estructuración del pensamiento.
El pensamiento estructurado es la solución.
Estructurar un pensamiento es solo el método de parar ese proceso mental.
Si tú detienes de otra forma la mente, esta se va a rebelar.
Por eso deja que todo acontezca, guía tu mente, no pienses que eres ella.
Cuanto menos peso, harás que menos se detenga.
Todo tu cuerpo es una vía que permite el paso.
Un perfecto organismo destinado a expresar esa energía.
Forma parte de eso y eso a través de el se expresa.
Es un estado cumbre de la existencia siempre que nada retenga.
Cuando el cuerpo es transparente, en ese momento tomas plena conciencia.
Hay cinco puertas donde se condensa ese sentimiento.
Se definió como un pozo burbujeante.
Cuando estos puntos están abiertos, en ese momento vuela el pensamiento.
Todo es más eterno.
Es importante que no trates, que no te esfuerces.
La mente se convierte en ese momento en el punto de mira de tu alma.
El alma salta donde tu mente se cobija.
Entonces se produce algo curioso.
La mente se aclara.
La mente deja de ser pesada.
Porque una mente muerte es una mente lastrada.
La mente se transforma en estado de conciencia clara.
Un estado de conciencia clara.
Pisar una tierra pura.
Una plaza de silencio.
Con mi Maestro siempre nos escapamos.
Es muy importante que entiendas esto.
La vida, aquella que nos afecta de forma directa, da siempre vueltas.
Al dar siempre vueltas, te arrastra metido en su vorágine, es muy difícil alzarse o erigirse.
Todo da vueltas, a la mañana le sucede la tarde y aunque haya también noche, al día siguiente, a la mañana, le sucede otra tarde.
Por este camino, todo son vueltas, que se concentran o expanden.
Tú en tu vida, a tu propia vida, la colocas en la siguiente vuelta.
Tú y lo que importas, sois siempre aplazables.
No es cuestión de fuerza de voluntad.
Tarde o temprano vuelves a ser arrastrado. así que, obviamente, no se trata de eso.
Escapar a cada vuelta, a cada giro, no es posible hacerlo corriendo en sentido contrario.
Es como la escena del tren.
Si, esa en la que uno corre encima en sentido contrario.
No solo no avanza, sino que además acaba tropezando.
Cae boca abajo y el tren sigue su itinerario.
Porque el tren, por muy tren que se precie, no le importas demasiado.
Por eso mi Maestro me enseño el truco de la escapada.
Hay un Madrid profundo.
Hay unos pueblos profundos
Hay rincones profundos
Hay personas profundas.
Cada uno de esos instantes, profundos instantes, fueron saltos que dimos de un tren en marcha, hasta que un día decidimos ser arrastrados.
Todo es profundo si lo observas, porque todo conserva en si un instante de presente. Si lo observas sin ningún fin, y es así como se llega al fin del mundo.
Solamente comprendes que cada cosa es lo que es.
Y cuando no encuentras fin alguno en ella, la belleza salta por doquier.
La belleza consiste en permitir a cada cosa ser lo que ella es.
Por eso saltas del tren, por eso mi Maestro me enseño la escapada.
Por eso guardo una mirada, cada vez que viajo, una mirada al tono de cada árbol
Por eso el atardecer es celebración de un ocaso
Por eso, cada luna es, de silencio, en el silencio de la noche, un escándalo.
La primera técnica fue parar el tiempo. Y ¿cómo no lo podría lograr si estaba enamorado?
Parar el tiempo es el secreto del que ama para no morir en el intervalo.
Intervalo de ausencia del que es su amado.
Para el tiempo para respirar su halo.
Parar el tiempo en un todo continuado, que solo tenga a ella como presencia, y al resto por imaginado.
Amar es parar el tiempo, en un tiempo que aun no ha sido creado.
Sin esperanza me hallo y aun aguardo
Sin esperanza porque nada venga.
En aguardo por su presencia como si quince años no hubieran pasado.
La esperanza es siempre un futuro.
Un esperar a la siguiente vuelta.
Yo estoy fuera. Sin esperanza me hallo.
Ya no espero, solo aguardo.
Entiende la diferencia.
Entiende mi estado.
Sin expectativa, sin ilusión.
Sin exigencia misma.
Si pienso en ella, mi mente se detiene.
Quiere detenerse y cargarse de momentos que a ella contengan.
Es como el que bebe, no para olvidar, sino para tenerlo mas presente.
En ese momento de continuo pensamiento se nubla la vista.
La conciencia se disipa.
Y solo siendo consciente en su conciencia, su presencia será mas viva.
Parar el tiempo, ese fue su primer secreto.
Su primer paso a la hora de iniciar su tutoría
Una cosa debo aclarar sobre mi.
Desde que tengo uso de razón, mi única obsesión es conseguir estado de poder.
Obviamente, mi obsesión por el rendimiento máximo, me llevo al mundo del deporte y del gimnasio.
Pero esto solo era un paso.
En la búsqueda de esa inmensa fuerza llegue al lado oscuro del cuento.
Todo era justificado para lograr lo máximo.
Llegue a pesar ciento cuarenta kilos en un metro setenta y cuatro y mi capacidad de mover cargas.
Y acumular conocimientos sobre el tema, me ha llevado mas de veinte años de entrenamiento y docencia, así como cuarenta títulos sobre el tema.
Después de todo esto, considero este libro como una pequeña muestra de lo que fue un camino perfecto de maestría.
Todo, absolutamente todo, es subjetivo.
Y mis sentimientos de esa época, aquí expresados, iran siempre conmigo.
Yo solo se que fue en esa época en el único momento de mi vida que fui invencible.
Ello fue un camino a medias.
Camino que reinicio
Algo ha nacido en mi que ha vuelto a conseguir que el mundo carezca de sentido.
Ya pague mi relación con lo establecido.
Hace un año que soy un descreído.
Cada vez que paras el mundo tienes un atisbo del paraíso.
En ese momento conectas con lo que hay en ti de divino.
Es un rayo que cesa, y desde entonces no cejas de observar la luna.
En ese momento comprendes que hay una realidad en paralelo.
Mi relación con ella fue como una meditación pero a lo bestia.
Cuando inicias la vía del conocimiento, la mente actúa como un filtro solar a los rayos de luz.
En la vía del corazón, la experiencia es directa.
Tocas el corazón de dios y empiezas a escribir poemas.
Solo por el rato que has estado enchufado, merece la pena cualquier posterior penitencia.
La vía del corazón es infalible, pero directa.
Llegar es fácil, es una implosión de tu esencia.
El problema es sostener posteriormente el equilibrio.
El equilibrio para no permitir que el resto, lo que no es ella, sea una condena.
Tu vida es normal.
Trabajando cara al publico, durante una serie de años, te vas dando cuenta, como todo el mundo, desde el mas mediocre al mas extraordinario, van desarrollando el mismo estilo de pautas.
Acaban de ese mundo, todos haciendo lo mismo.
La vida es algo cotidiano, y no es malo.
Y yo era así, hasta entonces. Un poquito mas echado “p`adelante”, pero como todos.
Con ella llego la primera división.
El cielo y su opuesto.
Cielo era cada rato que pasaba a su lado.
Cuando no estaba con ella, todo volvía a ser vulgar y ordinario.
Por eso su ausencia fue un infierno que fui creando.
El cielo ella, el infierno, no estar a su lado.
Y ese fue el inicio de mi muerte.
Hasta eso tenia un sentido.
Poco a poco fui dinamitando aquello que era ordinario.
Ese era el proceso para permitir mi acceso directo al estado paralelo de conocimiento.
A un estado de conciencia y sentimiento.
Un paso concreto de este método es la aplicación a los entrenamientos de un sistema de sobreestimulacion basado en el Chi.
¡Da resultado!
Uno de los pilares de toda su enseñanza, esta en los estados de conciencia.
Siempre recordare una mañana en un café.
Iba vestido con blazer azul marino cruzada.
El café, de nueva creación, quería asemejarse a uno de los antiguos cafés italianos de película de la dolce vita.
Un café italiano en España.
Mesa de mármol.
Con patas de hierro forjado.
Al fondo de un pasillo que forma una barra y una pared en frente.
Situado de espaldas a la entrada.
Conscientemente de espaldas.
Los papeles en las manos.
Un lápiz de colores, azul y rojo, subrayaba.
La salita era amplia.
Ampliada por el lado izquierdo como una panza.
Un biombo trata de disimular la zona de sumideros.
La gente habla como se habla en las mañanas, en esos momentos donde la rutina aun no agobia y la carga del día aun no es pesada.
Yo estaba de espaldas, conscientemente de espaldas.
Se acercaba la hora y los papeles no temblaban.
La conciencia dura un segundo.
Un segundo que puede ser uno o uuuuuuuuuuuuuunno.
Pero la conciencia es un segundo.
Solo uno.
conciencia, en este caso, se define, como no permitir ser lo que quiera que sea.
Por eso detienes el mundo.
Por eso te mantienes en ese segundo.
Si las cosas acontecieran inmediatamente, el tiempo se recrea.
conciencia, para que se entienda, es mantenerse en una cosa de forma lenta.
Embebido en ella.
Ya había visto que el tiempo se paraba.
Al estar enamorado.
Al sentir su presencia, entre cada temblor, para que el tiempo se detenga.
Pero eso era de fuera, casi circunstancial.
La lección era muy sencilla.
La lección era muy bella.
Cuando se acerca... ¡Cuando se acerca! Un vacío en el estomago.
Una ausencia en su presencia.
En el estomago una ausencia.
Un aire embebido.
La miro.
La miro y los papeles no tiemblan.
El tiempo se ha detenido.
Como en esos momentos de una película en la que la música aguarda a la escena.
así el tiempo aguardo.
Mi primera palabra y, nada tiembla.
El tiempo se parado.
Un segundo convertido en un siempre.
Ella sonríe. Asienta.
La mañana pasa como pasa la existencia.
En la despedida. Al marcharse, ella se da la vuelta...
La concepción paralela de la existencia en la existencia de otro universo se basa en un estado de no dualidad.
Es como uno de esos días en el pueblo de vacaciones, cuando un grupo de amigos y primos van al río.
El grupo se divide en dos.
Aquellos que se meten en el agua, aunque todo aconseje lo contrario, y aquel grupo que se queda en la orilla.
Unos ríen, otros recordaran las risas.
Este periodo se divide en dos fases.
Uno es el proceso de conocimiento, ver las cosas desde la orilla.
El otro es el baile con la vida, aquellos que se meten dentro.
Fíjate que curioso. En nuestra educación existe impreso el sacrificio como método de conseguir las cosas, nunca pensamos que exista un camino a base de disfrutar la vida.
Todo el mundo que busca un sistema alternativo es siempre consecuencia de algún fracaso.
Iniciamos un cambio siempre que nos hemos estrellado.
Es como si intentaras saltar de una cornisa a otra cornisa y a mitad de carrera te tropezaras.
Iniciar un proceso de búsqueda solo es posible en quien quiere encontrar la perfección.
Solo el que busca la plenitud, en vez de la perfección, es el que encuentra.
Es el que inicia un baile con la vida.
La vida se muestra en ella.
La perfección es aplazamiento, la plenitud es esencia.
El baile con la vida es la segunda mejor forma de que el universo no se escinda en ti.
La primera forma es la psicología del amor.
El amor es la principal fuerza del universo.
El amor entendido como en el termino Eros.
Amor entendido como energía, sin cargas doctrinales. Fue en oriente expresado como Chi.
Este Chi tiene inminentes consecuencias o perfiles que llevan a entenderlo como fuerza.
Pero siempre como una fuerza positiva, una fuerza que genera.
Si pasa por el músculo es fuerza física.
Si pasa por el corazón se expresa como amor.
Otro matiz mas profundo lo definió como prana.
En esta acepción se aparta de su análisis funcional para centrarse en su esencia.
Según su esencia, dos cualidades distinguen a esta fuerza.
La primera es movimiento.
La segunda es conocimiento en estado de conciencia.
La vía del amor, la vía del Chi que trasciende tu corazón, es la vía mas directa.
Es la vía que traspasa la frontera de la dualidad de manera muy directa.
Recuerda que es siempre la visión directa, la que mas te aleja. Por eso del amor se destaca su ceguera.
también, esa dirección pero en sentido contrario se puede afirmar que el amor es la mejor manera de entrar en el reino de dios sin usar la puerta.
El primer paso, nos hemos ampliamente detenido en comentarlo, es parar el tiempo.
Una vez parado el tiempo acontece la perdida de identidad.
Desapareces en el otro.
Desaparece tu pre-esencia.
Es decir, aquello que es previo a la esencia.
Y solo queda la esencia que se conjuga con el todo.
Y el todo es ella.
Ella no es todo, pero el todo es ella.
Y en el momento que te das cuenta.
Y este momento solo surge cuando sientes una profunda sensación de vértigo.
En ese momento entras en estado de conciencia.
Conciencia no es nada. Absolutamente nada.
Conciencia es ese momento donde la próxima perdida de identidad es tu decisión. O lo aceptas o lo niegas, pero es tu decisión.
En la psicología del amor, con la aparición de la conciencia, tu decides deshacer tu propia pre-esencia.
Con tu decisión, aceptas. Y esa aceptación hace que todo y tu seáis uno.
Recuerda la ultima vez que amaste.
Hubo un momento en que entendías absolutamente todo.
Porque tu eras todo.
Porque anteponías tu esencia a tu pre-esencia.
Ese momento de unión, de común unión.
Ese es un punto cumbre de tu meditación.
En ese momento el ser humano se equiparo con dios, por hallarse en el único momento capaz de la creación.
Ese estado es un estado de gracia.
Son momentos de especial conexión, donde el arte y la magia cobran pleno sentido, sobre la razón o la ciencia.
Hasta ahora todo era dualidad.
A partir de la aceptación, solo entonces, entras en el Tao, en la unidad.
Y te cambia la mirada.
Y en ese momento tu ser, en tu cuerpo, se halla, con una sonrisa en los labios y una lagrima en la mirada.
Con una sonrisa en los labios.
Se produce cuando en tu interior la satisfacción es regulada en su pasión a través de una sonrisa, con la cual modulas el aire de tu interior.
Si no explotarías.
La realidad es la misma pero diferente y siempre que la vista se ajusta, el ojo se inunda, en una lagrima, su duda, se disuelve.
Ya no quedan recuerdos.
Al ser todo ella, no puede ser nada fuera.
Si eres todo constante, de nada te acuerdas.
En ese momento se acabo el amor
El amor es un pegamento.
Cuando ya estas tan pegado que no existe el apego, el amor es olvidado.
La devoción como muestra mas profunda de amor.
devoción, como volcarse, volcarse en...
Esa es una lección que pulió en mi hasta el tono de mi voz.
Vivo alejado de todo. Esa es una forma de estar solo.
Solo en un estado de dependencia.
Independencia frente a lo que te ha atado.
La soledad es estar solo sin sentirse desolado.
Cuando todo pierde su presencia queda solo un vacío que es un todo deformado.
Un todo deformado es distinto al todo.
Un todo donde no se asemeja.
Una especie de cajón donde guardas todas tus cosas.
Te cuesta aceptar que el vacío es un todo no conformado.
Y no conformado quiere decir no conforme a ti.
El mundo es siempre un mundo que te has adaptado.
Por eso quien vive alejado es porque vive integrado.
Vivir alejado es eso, lo que los demás llaman raro.
Alejado es raro.
Vives alejado porque aunque te mueves por donde los demás, tu movimiento es raro.
Cuando te enamoraste ya lo eras, con el éxtasis, ya lo has bordado.
Aquí hay un factor determinante. Que vivas en otra dimensión aunque deambules por esta, no es porque eres un colgado.
Fíjate en esta hermosa palabra, colgado.
Colgado es ese que no le llegan los pies al suelo por que se halla suspendido a otra altura.
Estar colgado es una puerta, pero nunca un paso predeterminado.
Abres las puertas pero es un estado de inconsciencia.
Es como si abrieras la puerta de un ascensor en tu planta sin que la caja del elevador hubiera llegado. Y tu acostumbrado a pasar el umbral cada vez que suena el timbre..., y estamos hablando de un octavo.
El primer paso era el silencio.
Solo desde el silencio puedes hablar y ser escuchado.
No esperes un silencio espectacular, solo mantente callado.
Para ello existe un truco.
Pon la lengua en el cielo de la boca. Como si fueras a hablar y alguien te hubiera cortado.
Ahora solo mantente así.
En el momento de un silencio no pronunciado. Y no olvides que callado se esta mas guapo.
Un miércoles y dos libros.
Esa era toda mi pretensión al acercarme a ella.
Un miércoles.
Un miércoles en la semana.
Un momento perdido.
Uno de esos momentos donde a todo le encuentras sentido.
Dos libros, el reencuentro fueron dos libros.
Uno donde subraye su nombre. El otro, el que indicaba mi camino:
“El sentido de la nada”
El sentido de la nada es que todo vuelve a sus orígenes.
Vuelve a sus orígenes y ese es su verdadero Tao.
Esa vuelta a los orígenes. Ese volverte a unir después de tu escisión, esa es tu religión.
Es comprender tu origen.
Origen divino.
Origen de tu dios.
Comprender tu origen y en ese momento sigues siendo el mismo, pero en otra dimensión.
Tu maestro, en ese momento, es tu igual.
Cada cosa es tu igual.
Si comprendes que una piedra es energía dormida, es tu igual.
Todo es Chi, prana.
Y es ese tu tao.
El maestro ejerce su maestría, porque es una ventana a ese nuevo universo.
Nada ha cambiado, todo sigue en su continuo funcionamiento. Es solo que tu espíritu se ha liberado.
Es el vuelo de un cisne negro.
Supone una ruptura del subconsciente.
De la barrera de lo eterno.
A ese estado de continuo presente.
Pero existe una palabra que mejor lo define “siempre”
Como por ejemplo: “Aunque no este contigo, siempre estaré a tu lado”
El subconsciente, el techo de la vida ha sido volado.
El subconsciente es esa barrera que asciende desde ti para tapar el cielo, que se convierte en la barrera de lo eterno.
Es como las fronteras de África.
Solamente los europeos las vieron. Y, hoy en día, cuando ves una foto del planeta, te preguntas como es posible que en los continentes no tengan líneas, o que los países no estén pintados de colores.
Es tan simple, pero es así como funciona nuestro pensamiento que confunde el reflejo con lo reflejado.
El Maestro.
El Maestro no surge por si.
De hecho el maestro no existe como se individual.
Es siempre un ser relacionado
Su existencia es un reflejo en su discípulo.
Si un maestro te enseña a parar el tiempo, el discípulo es el que se ha parado.
El maestro es existencia, el discípulo un vacío que ser llenado.
Aquellos se complementan.
Aquellos son necesitados.
El momento decisivo es aquel en que ambos dan su pacto como tácito.
El primer paso fue en mi, sentir que lo he encontrado.
Sentir que era mujer.
Sentir que era la mujer que siempre he amado.
Te hablo de un amor intemporal.
Amor de los de antaño.
Amor de los de suspirar
Y era ella.
Y a ella la había encontrado, después de amar, sentí su maestrazgo.
Cada línea tendía a ella.
Cada renglón rayado.
En ella lo eterno, en mi su silencio silenciado.
Nos habíamos precipitado.
En torrente, en cascada.
Nuestro primer encuentro fue apasionado.
Como si toda la vida se consumiera en cada encuentro.
Le falto silencio
Falto el pensar y sobro apasionamiento.
Que allí donde el amor es ciego, la vida solo se entiende a través del corazón.
Pero en ese momento se engendro lo que seria luego...
Los dos nacimientos.
El primer nacimiento es a la muerte.
No hay nacimiento a la vida. Tu siempre has sido vida.
El segundo nacimiento es saber por lo que mueres.
Hay dos decisiones.
O mueres o te mueren.
Morir significa que tu decides porque vivir.
Elegir la muerte, es así, elegir la vida.
Que te mueran, es desechar esa opción, preferiste ser lo que eras.
Cuando decidí morir, lo que muere, a la semilla, engendra lo que eres.
Y con treinta y siete años mueres.
Y con treinta y siete te engendras.
Ahora solo puedes ser lo que eres.
Mi Maestro tuvo razón, me tuve que alejar para que todo sucediera.
Aun no era el momento.
Era necesaria una espera.
Un poco antes empece a apartarme.
Lo de dentro no lo de fuera, y comencé a cerrarme.
El interior se expande, en el todo se concentra, y lo que era fuera, aquello que creía yo que era, se deshace.
A veces se desmorona.
No es que decidas ahora. Es la propia vida la que te pesa.
No es que decidas dar ese paso, es mas bien que no te has parado.
Esto es importante, no es tu decisión, no es tu fuerza, es solo el destino, que lo has permitido.
Por eso frente a lo divino, frente al camino, el que permite es el que llega.
Es una plegaria.
Es el barco que plega las velas en la tormenta, y acepta los envites del mar.
La hecatombe, el dolor, la ausencia.
Pero la tormenta pasa.
Pasa y solo queda una luz azul entre tus ojos.
La vida pasa como pasa lo que queda.
Abres los ojos. despiertas
Eres humano, tienes que pagar tu tasa con la especie.
Esto te ruego que lo entiendas.
En ti coexisten dos fuerzas determinantes y excluyentes.
La primera en orden de cumplimentacion es el instinto de supervivencia como raza.
El segundo es la religión con lo divino. Lo que se llama autorealizarse.
Una mujer primero es madre.
Un hombre actúa como progenitor para luego ejercer como padre.
Dios queda para mas tarde.
El tiempo que pasas con el primero, se pospone el segundo.
El problema es alguien como yo. alguien que nació tarde.
En china lo llaman viejo.
Aquí viejo hace referencia a su potencia de esperma, con lo cual se deduce que su capacidad de procurarse herederos no es su principal facultad.
Lao Tse, significa eso, el que nació viejo.
Otro desastre en la marcha de los tiempos, lo que se define como autorrealizarse.
En el que se dice te engendro pero eso es todo de mi parte.
Estamos hablando de un momento donde ambos instintos se mezclan y de esa mezcla, surge una amalgama que distorsiona a ambos.
En el espacio de la religión, yo por nacer tarde, el Maestro paso dos veces.
Para permitir el paso del Maestro por parte del amante fue necesaria su muerte.
Pero podré morir yo, mas no, mi corazón amante.
El Maestro necesario.
Como estar encerrado pero tener una ventana a fuera.
Esto que llamamos mística es dar palos de ciego.
místico es el que toca y a veces encuentra. místico es un estado de no mucha conciencia.
El Maestro es una luz, una referencia, una línea maestra, una llave maestra, una obra maestra...
Son todo referencias en un periodo cerrado.
Pero el Maestro, mi Maestro, en esos momentos, es espíritu.
espíritu elevado.
Y según se eleva el espíritu así es el resultado.
Un espíritu elevado es un estado de libertad, de no pensamiento, de no dualidad.
Distinguir al Maestro cuando este no es de pelo cano.
Cuando no es un eremita.
Cuando le ves y solo amor sientes.
Distinguir al maestro es vivir desesperado.
Y todo porque no cierras los ojos.
Porque los ojos no has cerrado, por eso buscas y quien busca es el que no ha encontrado.
La vida es muda. No responde,
Con los ojos abiertos no es posible.
No puedes ver tu interior porque el interior solo es...
Y entonces del ruido al silencio, de la ausencia al maestro, de la certidumbre al encuentro. Un camino se esconde.
Hay una parte del Maestro que me provoca cierto pudor contarlo.
Pero en mi se cimenta, en que todo lo que el toca, en mi es sagrado.
Sin ninguna razón, como suceden las cosas que te trascienden.
Sin ninguna razón, permanecí a su viejo libro aferrado.
Solo su mano descendía en un viejo trazo de unas líneas que me fueron dedicadas.
Y fuera seguía el mundo, pero un libro me acompañaba todo ese rato en que las calles se mantienen con los balcones y ventanas iluminados.
Y ese libro me ha cambiado.
Me ha cambiado sin leerlo solo al tacto.
Porque entonces estaba ciego.
Con el.
Cerrado.
Apretado.
Al pecho ceñido, el corazón ha tocado.
Con el corazón abierto.
Abierto hasta las entrañas.
Perdida toda dignidad.
Perdida toda esperanza.
Mi figura a un libro permanecía abrazada.
No tenia mas sentido, no busques nada.
En la muerte, aunque poética.
En la muerte un recuerdo.
Un recuerdo que te recuerde.
Todo enterramiento es un recuerdo para que recuerde.
En mi entierro un libro que trajo tardes.
De tenerla en frente.
De mirarla mientras acontece.
Al final:
Una firma.
Unas líneas. Un tiempo en ellas retenidas.
Ahora es solo un libro mas viejo en mi pecho.
Nunca supe porque lo hacia.
Pero con el, halle energía.
En ese periodo, los días pasaban pero no eran días.
Solo sin ser, con un libro abrazado en la noche.
Hasta que un día recordé del pasado.
Hasta que un día desperté.
recordé un instante.
Un rayo fugaz de vislumbre.
¡Despertaba!
Despertaba de un silencio de vida, mi Maestro...
Otra vez mi Maestro y yo otra vez acudía.
Le hecho de menos, desde lo mas adentro.
Añoro su presencia como la noche añora el día que no ve.
Sabe que existe por complementario, pero no lo puede tener.
Amarte como si te cuidara, cuidarte como si te amara.
Todo tan suave, que al querer enunciarlo todo se parara.
Todo tan suave como las manos que en la despedida se separan.
Tan suave como su mirada.
La echo de menos como el que echa de menos lo que siempre aguarda.
allí donde hay tanto amor que hasta el amor se aparta.
En identidad con el universo, en cada camino la persigue mi alma.
Yo, solo yo, estoy en silencio.
Y es que es tan hermosa que no la entiendo.
No comprendo como dios no murió al contemplarla.
Yo, solo yo, en silencio.
En silencio del que tiemblo, de aquel amor que no queda ni recuerdo.
La vida se rompe a los treinta y tantos.
Cuando cumples esa fase social.
Cuando cumples tu pacto con la especie.
Cuando ese papel no te pertenece. Es tu momento con tu ser.
Si cuando se produce esa escisión no recoges, lo que un día tu maestro sembró, aquel que vuelve es el mismo de antes.
A mi Maestro le sucedió lo mismo.
En pasadas vidas debió ser masculino.
En las mujeres el instinto materno perdura mas tiempo.
Sin embargo, mi Maestro con treinta y tantos, necesito parar el tiempo.
Necesito parar el tiempo aunque en el, la llamada de lo social, era extremadamente poderosa.
Y paro el tiempo, y me enseño como seria yo con mas de treinta, yo que entonces era fuego, como podía sospechar lo que me aguardaba luego.
Lentamente te vas despertando.
Todo esto es ahora como el volver de un sueño del que lentamente te vas despertando.
Vives tu nueva vida, no aprendiendo, sino recordando.
Recordando palabras, gestos, nociones que te son propias, pero que ahora, por primera vez, al hacerlas, las vas recordando.
Recordando, reencontrando.
Pero hay algo que es superior.
Una pequeña reencarnación.
En cada vida mueres con una edad.
Con esa edad.
Con esa edad interior actúas.
así hay jóvenes maduros y viejos veletas.
Vas pasando las paginas del libro que te conducen a la inmortalidad.
Inmortalidad no en el que no muere sino en el que no acude.
El que es solo belleza.
Mi Maestro es solo belleza.
Un ángel bajo visitarle.
...y bajo un ángel.
Desde el final, donde se deposita un sueño, del cielo desciende con la suavidad de un verso un ángel.
¿Lo has visto?
Muchas veces te sucede y no te das cuenta.
Muchas veces te sucede y estas tan atareado que no miras.
Muchas veces sucede... que del cielo un ángel desciende.
Yo, que mi trabajo es tratar con gente, logro algunas veces vislumbrar su estela.
Un ángel no es una pertenencia de nadie.
Un ángel no es una constante. Que pobre seria si así fuera.
Un ángel es un estado que determinadas personas tienen.
Es un estado de gracia.
Es una ventana que desde tu cabeza se abre al cielo y desde él desciende hasta llegar a tu mirada.
Un ángel es la expresión de la belleza pero sin palabras.
Un ángel no tiene sexo, es un simple estado de absoluta identidad con el universo.
De un ángel solo se me ocurre decir que es tan hermoso que es un insulto calificarlo, pues en el encierra parte del estado del silencio que todo contiene del universo.
Un ángel es una derrama de amor en un punto de tu cuerpo.
Un ángel es una mirada lánguida al silencio de la tarde comprendiendo que tu presencia permite entender la esencia de los secretos.
Un ángel es un estado de instante prologado en el tiempo.
Un ángel es un ascenso a la eternidad.
Un ángel es la unión de lo sublime y lo sutil que puedo concebir.
Inmortalizar un ángel es cerrar los ojos y entrar en tu recuerdo.
Si. Porque en ti existió.
En ti guardaste en tu seno la inmaculada concepción que me hizo comprender que este mundo era hermoso.
Que la vida era algo mas de lo que al resto de la gente se le mostraba.
Un ángel fue el que me metió en la búsqueda de universos paralelos que me permitió ver y comprender lo que ahora creo.
Un ángel es ese estado de protección donde siempre me quedo.
Un ángel es ese estado donde el amor no es suficiente para tenerlo.
Un ángel eres tu.
Un ángel eres tu y lo demás es sueño, el sueño de los labios del beso de Morfeo
Ella es un ángel.
En silencio es mi Maestro.
La vía es el amor.
El destino el universo.
Cuesta comprender algo, así lo mismo que cuesta que queramos entender el silencio oyéndolo.
Mi Maestro es mi Maestro, así yo lo entiendo.
No es ella. Ella es el universo.
Y como universo ha llegado hasta Maestro.
Y Maestro es solo una confirmación de la existencia coherente de lo alrededor observo.
Su iluminación es solo consecuencia de todas la fuerzas que convergen en su sosiego, su eterno.
Y en ese momento, cuando el mar se transforma en ola.
Y cuando la ola se vuelve centro, otro océano lleva dentro.
así es mi Maestro.
Solo si tienes centro, de ola puedes llegar a Maestro.
Maestro es solo el estado de ser centro.
Por fuera ola, bella, de turquesa refleja el cielo.
Pero por dentro, centro.
El Maestro su principal categoría es que lo que dice no es un reflejo.
No refleja nada.
No expresa aquello que expresa otro verbo.
Un Maestro genera, es solo fuerza en expansión, Tao el sentido del universo.
A su lado no haces nada, pero te veras potenciado hasta el cielo.
Sus palabras son su camino, cada paso que das en su vida.
Pero hasta la vida es solo una experiencia vacía, sin estar en cada presente, ella, el Maestro, contenida.
De cómo encontré a mi Maestro: Mi entrada a la tierra prometida.
Ahora tiene sentido.
Te voy a dar la pista que te va a llevar a que el asesino fue el mayordomo.
Si quieres reconocer a tu Maestro, no te fijes en su conocimiento, sus palabras o ademanes.
No.
Ni siquiera piensa en sus silencios. Hasta un necio de vez en cuando calla.
Si quieres reconocer al Maestro, solamente existe una plantilla que determine si es autentico.
Un maestro es aquel que te pide imposibles, pues solo a través de un imposible se logra la transformación.
Pero aun así, el Maestro no es la prueba.
Es la fuerza que te da la creencia de que puedes superarlo.
Entonces en ti comienza a habitar dios.
“Ser un discípulo es un gran logro.
Solamente a través de la disciplina llegamos a ser un discípulo.
Solamente mediante el estar centrado llegaras a ser humilde, te volverás receptivo, te volverás vacío y el guru, el Maestro podrá verterse en ti. Con tu vacío, con tu silencio, el podrá llegar a alcanzarte. La comunicación se hará posible”
....NO LE BUSQUES SENTIDO, NO LO TIENE, O NO. MIGUEL MOCHALES, MAESTRRO ZEN. ADUBUT
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