Siempre, de alguna manera, y siempre es siempre, tuve la necesidad de que aquello que vivía no era suficiente para esta vida.
Por ello, desde mi mas tierna infancia fue la búsqueda de el poder interior que alcanza un hombre en su soledad.
La soledad del yo interior, la grandeza espiritual, el misticismo o la conexión con las fuerzas de los bosques.
Siempre estábamos a la búsqueda de esa identidad.
Para conseguir eso han sido absolutamente necesarias dos cosas.
La primera fue un entrenamiento que te llevara a tener un orden en tu aproximación al interior y ese orden pasaba necesariamente no por una técnica pues no existe tal idea, el interior jamas esta dos veces de la misma manera y, eso me llevo al zen.
Zen quiere decir abrir los ojos dentro de ti.
Siempre mirar.
La mirada simple es llevar el consciente a dentro.
La otra fue la idea de un entrenamiento que permitiera llevar el poder interior a tu cuerpo y que alimentara cada célula de tu masa muscular.
Así inicie las técnicas occidentales del chi kung, es decir físico-culturismo. Y creeme, lo que nosotros practicábamos era eso.
Nada tiene que ver con lo que ahora vemos en los centros dedicados o mejor dicho, no dedicados a este menester.
Esa realidad es decir, el zen adentro y el físico-culturismo hacia fuera la unión de todo lo que busque y se convertirían a la larga junto con shingon las tres claves desde las que surge la figura del maestro.
La cuarta, la que es el pilar central que ahora me ha abandonado es todo el poder heredado de José, el mejicano, mi maestro.
Pero eso es otra historia que otro día contare.
...no le busques sentido, no lo tiene. O no. Mmmz
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