Todo tu entrenamiento tiene una misión.
Esa misión eres tú.
TU en mayúsculas.
Pero, alrededor de tu entrenamiento debes descubrir pequeñas casualidades que suceden.
La primera es la liberación del dolor.
Este proceso se llama duelo.
Verás como la cara se relaja y verás que el dolor ha salido.
La segunda es la sensación de quemar grasa por esa sensación de fuego que se produce en cada posición y específicamente en puntos estratégicos de tu denominada psicología corporal.
Otro factor es la sensación de que el tiempo pasa más despacio.
Esta lentitud en el pasar del cronómetro segundo a segundo si estás atento te permitirá percibir más detalles de la realidad.
Y además lo más importante es el avance de la calidad muscular.
El músculo se pone más bello en ese camino entre la definición corporal y la flexibilidad de músculos que se unen por asociación de procedimientos operativos de alto rendimiento.
Por última serendipia tienes la capacidad de darte cuenta de que las células de tu cuerpo piensan para dar respuestas que tu cerebro no comprende o alcanza