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Miguel Mochales
jueves, 23 de agosto de 2012
Samurai y pequeñaja, o no.
A veces era necesaria tan solo una mirada.
Algo sucedía en tus ojos.
O serian los míos.
Pero, bendita ilusión, si así fuera, de belleza.
Y eran tus ojos mas profundos como, una delicada eternidad que me besara al despertar.
Como es amanecer entre tus brazos, en ese momento en que reniego del astro sol y del universo.
Solo consiento tu enredo de besos y brazos envolviendome a mi, como si solo pasara por aquí en suspiros.
Y ahí.
Miro a tus ojos y te veo. Te veo, profundamente. Profundamente a ti.
Esa mirada es, pequeñaja, la puerta del nirvana.
...no le busques sentido, no lo tiene, o no. Miguel mochales, maestro zen
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