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Miguel Mochales

Miguel Mochales

domingo, 26 de abril de 2020

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Ama.

Ama lento, consciente.

Ama.

Haz del amor tu oración, y ella, tu devoción.

Ama desde la ternura del niño que escondes y entonces, solo, tan solo entonces, conocerás la pasión pura, del hombre. Pero, no te quedes ahí.

Estaría bien, si eso, fuera todo. Pero no es así.

¿Las has mirado?

Siempre la ves desde tu alma pero: ¿la has mirado?

¿La has mirado en ese momento donde descansa, donde se ha olvidado de la hembra y un delicado brillo se ha asomado a su quietud?

Esa quietud esconde lo divino...

Hasta tú, te das cuenta que te acercas a Ella con un especial sigilo. No quieres despertarla, tan solo, como una polilla hacia la luz, adoras lo infinito. Saber que ella es así te libera de tu mortandad, en ella Dios esta dormido.

¡Era verdad!

¡Lo has visto!

Ahora duermes a su lado en paz, pero cuando despiertes no caigas en olvido, en Ella, ama a ella, pero no olvides que allí es, donde, Dios, no tu dios, se ha escondido.

En ella duerme el infinito.

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