El puto samurai.

Ya sabes donde fuimos como locos  Jamas lo fue en la alcoba.  Para que entretener el tiempo de descanso con el enojo de nuestro placer por encima del cerrojo clauso de blancas sabanas.  Nunca te ame allí Un día recorrí tu cuerpo en un delirio que no supe creer de este mundo y soñé que era un sueño, pero era en verdad en este incierto tiempo de pasión que fue nuestro pasado.  Como definir una soledad desde la eternidad del nirvana.  Cambia este cochino tiempo de ausencia por un dulce albor de concupiscencia de la belleza inaudita de tu cadera.  Oiría un poco de rock & roll. Ya sabes que me gusta eso de feo, fuerte y formal.  Pero en mis historias de billares y monasterios ore tu nombre en las catacumbas del universo. Ahora te dejo, eres tan bonita que si quisieras detener la vida solo tendrías que guiñarla un ojo y la pararías.  Ciao pequeñaja.  ...no le busques sentido, no lo tiene, o no. Miguel Mochales, maestro zen