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Miguel Mochales

Miguel Mochales

domingo, 5 de octubre de 2025

Capítulo 10

 


Capítulo X – Ritsu-Zen: Morir y Renacer de Pie



Escúchame un momento, con toda tu atención.

Cuando te colocas en la posición de Ritsu-Zen, el Zen de pie, entras en un estado de contemplación distinto a todo lo que habías conocido antes. No se trata de sentarse a esperar la calma, sino de activar el alma desde el cuerpo.


En el instante en que adelantas la cadera, estás dirigiendo toda la energía al sacro —ese punto sagrado donde nace la fuerza vital. Si hay algún médico escuchando, sabrá que esto es así: dos bombas de energía, situadas en el glúteo medio (el tensor de la fascia lata), ascienden desde ahí activando el sacro, y desde ese punto la energía sube por las 33 vértebras de tu columna como un rayo vertical que despierta la conciencia.


Esto que te parece un simple gesto tiene un poder inmenso:

🌟 Rompe con el karma tradicional de la meditación pasiva.

La meditación sentada es esperar a que el ruido mental se disuelva con el tiempo. Pero cuando tus piernas y tus glúteos están en movimiento, ya no hay mente: hay alma.


Recuerda esto:

👉 La ignorancia repite.

👉 La experiencia inspira.

El que se detiene en lo superficial se queda en la tontería; el que profundiza se convierte en un Da Vinci.





Morir y Renacer: El Camino del Alma



Lo que haces en esta postura no es simplemente vivir.

Estás muriendo y renaciendo.

Sí, porque la transformación espiritual no consiste en nacer y morir, sino en morir al viejo yo y renacer al nuevo.


Te explico algo que quizá no sabías: cuando una persona muere, sus ojos se vuelven hacia atrás. Ese mismo gesto, cuando lo haces conscientemente en meditación, mirando hacia el punto de las cejas, es lo que llamamos muerte consciente.


No estás jugando con símbolos vacíos: estás repitiendo en vida el gesto del tránsito, soltando el control, dejando que el alma asuma el timón.


Cuando los ojos dejan de enfocar, cuando se quedan ligeramente en blanco al mirar hacia arriba, es el signo de que has trascendido la mente.

Ya no estás controlando.

Ya no estás proyectando.

Has cruzado la frontera entre la razón y la esencia.





Entrenar con Significado



Podrías meditar sentado toda tu vida para calmar la mente, y seguirías siendo el mismo al salir de la sesión.

O puedes meditar de pie, activar tu glándula pineal y renacer en cada práctica.


Y ahora lo sabes: cada vez que eleves la mirada, cada vez que intentes mirar el punto entre tus cejas, recuerda el significado profundo de ese gesto. Estás practicando la muerte consciente. Estás dejando atrás al que fuiste.


Y si mientras lo haces escuchas música de amor, no es casualidad. Lo hago porque me da la gana: porque el amor es el lenguaje de lo eterno, y porque solo quien ha muerto a su yo anterior puede amar de verdad.




✨ Ritsu-Zen no es una técnica. Es un renacimiento.

✨ No es concentración. Es disolución.

✨ No es quietud. Es alma en movimiento.


Ahora vuelve a ponerte de pie.

Cuando te diga “mira hacia arriba”, sabrás exactamente lo que estás haciendo:

No estás mirando con los ojos. Estás viendo con el alma.


CAPÍTULO 9

 


Capítulo IX – Vive Enamorado: La Revolución de Meditar de Pie



Quédate sentada o sentado… y escucha con atención.

¿Me oyes? Dame un afirmativo. Bien.

Ahora necesito que pongas toda tu concentración en esto que voy a compartir contigo, porque aquí reside el corazón de toda esta enseñanza.


Antes de comenzar esta sesión, puse música de amor. ¿Sabes por qué? Porque nuestro lema, nuestro principio, nuestra razón profunda de estar aquí es muy simple y a la vez inmensa:


Vive enamorado.


Vivir enamorado no tiene nada que ver con relaciones, ni con depender de nadie. Vivir enamorado es una actitud ante la existencia. Y lo único que necesitas para alcanzarla es aprender a meditar de pie.


¿Has meditado de pie alguna vez conmigo?

¿Has notado cómo el cuerpo empieza a temblar? Ese temblor no es un fallo ni una debilidad. Es la señal de que la vida empieza a fluir a borbotones dentro de ti. Es aquello que creías muerto, apagado o inerte… despertando.


Cada vez que alguien se acerca a mí y me dice:

—“Mi vida no funciona.”

—“He dejado mi carrera para encontrarme.”

Yo respondo: ¡Eso son manifestaciones del negativo! Es la voz de la resignación, de Zanatos, la energía que destruye.


¿Quieres saber cómo se rompe ese ciclo?

Medita de pie.

Deja de ser un espectador. Deja de rumiar el pasado sentado. Ponte de pie. Abre las rodillas. Siente el temblor. Porque la vida es un temblor. Y cuanto más tiembla tu cuerpo, más alta se vuelve tu frecuencia.


Puedes tener un hijo enfermo. Puedes estar atrapado en un trabajo mediocre. Puedes sentir que el mundo entero está en tu contra.

Aun así, si meditas de pie, hay una posibilidad real de que al elevar tu vibración accedas a dimensiones superiores.

En cambio, quien se sienta, quien se resigna, solo se encierra en sus propios límites.


¿No te gusta tu entorno?

¿Sientes que el dōjō está manipulado?

¿No logras encontrarte?


¡Medita de pie!

Medita de pie y deja de repetir los mismos paradigmas una y otra vez.

Cuando el ser humano tiembla, no está mostrando debilidad: está permitiendo que Dios se manifieste dentro de su cuerpo. Porque Dios, harto de tus súplicas, se escondió en el único lugar donde no lo buscarías: dentro de ti.

Y escucha bien: sentado no lo encontrarás jamás.


Esta es la última gran revolución: meditar de pie.

Meditar con el cuerpo vivo. Meditar con la sangre en ebullición. Meditar con los músculos despiertos.


Vamos a llevar nuestra conciencia a ese estado superior.

Vamos a llevarla.

¡Vamos a llevarla!

¡Vamos a llevarla ahí!

¡A ese estado de consciencia viva y ardiente!


Y déjame decirte algo más…

Cuando hacemos estas sesiones, hay un problema que se repite siempre:

¡Qué bonitos y qué bonitas os ponéis!

Sí, porque la primera señal de que has entrado en el lugar correcto, en el nivel más profundo de tu ser, es que tu belleza interior sale a la superficie.


Por eso repito una y otra vez:


🌟 Vive enamorado.

🌟 Medita de pie.

🌟 Permite que Dios se revele en ti.


Porque Dios en ti es un ángel dentro de un ángel.


sábado, 4 de octubre de 2025

CAPÍTULO 8

 


Capítulo VIII – El Trono del Fuego: Luz, Sabiduría y Sagrado en la Cadera



Fijaos bien en lo que voy a contaros ahora, porque aquí se abre un territorio profundamente simbólico y espiritual del cuerpo: la cadera.


En ella, el glúteo no es solo un músculo más. Es un santuario, un crisol de significados. Representa, en primer lugar, la luz.

Cuando una mujer da a luz, es precisamente desde esa zona donde la vida emerge. Por eso, esta meditación que estamos realizando tiene una dimensión simbólica más profunda: te prepara para dar a luz, no solo a un hijo, sino a ideas, a proyectos, a tu propia versión futura.


En segundo lugar, escucha bien: el glúteo tiene que ver con sentar cátedra.

¿Por qué? Porque es el músculo con más memoria del cuerpo. Allí se almacena el conocimiento, allí se asienta la experiencia. Cada paso que has dado, cada caída, cada impulso de avanzar ha sido sostenido desde esa parte de ti. El glúteo es, literalmente, el archivo silencioso de tu sabiduría.


Y hay más.

Cuando vas al baño, decimos coloquialmente que “vas al trono”. Puede parecer una broma, pero encierra un profundo simbolismo: el trono es el lugar del rey.

Rey no es quien tiene un reino, sino quien decide dónde se sienta para descansar. Sentarse es un acto de soberanía. Por eso, al trabajar esta zona estás trabajando cuatro grandes principios:


  • La ley, porque decides tu lugar.
  • El reinado, porque gobiernas tu espacio interior.
  • La cátedra, porque transmites sabiduría.
  • La luz de la inteligencia, porque das a luz lo nuevo.



Recuerda siempre esto: Dios, harto de que le pidieran cosas, se escondió en el único lugar donde nunca lo buscarías: en tus músculos, dentro de ti.

Y para que veas que no es metáfora vacía, piensa en esto: en la parte posterior de tu pelvis hay un pequeño hueso llamado sacro.

¿Sabes qué significa “sacro”? Sagrado.

¿Puedes imaginar algo más divino escondido justo ahí, en el lugar más físico, más cotidiano de tu cuerpo? Pues ahí está. Ahí, en el centro de tu ser, descendió la chispa de lo divino, ahí se refugió la glándula pineal, la semilla de tu conciencia.


Por eso, cuando bajas la atención a la zona de fuego, cuando meditas desde la cadera, no estás haciendo un simple ejercicio muscular.

Estás accediendo a la puerta sagrada donde se funden la luz, la sabiduría, la soberanía y lo divino.