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Miguel Mochales

Miguel Mochales

lunes, 4 de abril de 2011

a mi mar de plata

Hace mucho tiempo amé a mi mar de plata.

Sólo la belleza de un amante que sale de la soledad pudo expresar mi encuentro con ella.

Di todo y ni un segundo mi alma por amor se rindió.

Amé y entregué mi pasion a un Dios para que la cuidara cuando no estuviera yo.

Mi vida es de ella, y en ella fui yo.

Como explicar ese amor a quien no ama mas allá de toda creencia y condicion.

Ante ella, desnudo de vida me acerqué.

Ante ella oré para que se me abriera la via de poder soñar tanto amor.

Y lloraba, lloraba cada día por la simple bendicion de ser quién pudiera en un segundo ser en ella oración que contuviera conjugado el verbo te amo, pues es verbo puro ese amor.

Me clavaron las manos en la soledad y lloré en noches enteras por su libertad, el hombre murió pero no pudo alcanzar la eternidad.

No cabe en mi pecho soy, lo que fui cuando con devoción la miré en aquel instante donde supe donde se escondía Dios.

Ya nadie puede arrancarme el amor por ella vivido.

Nadie puede robarme ese tiempo permitido.

Nadie queda donde antes nadie cabía por el amor presentido entre ángeles y dioses y ella entre mis brazos aquella noche había dormido.

Fueron noches de tinieblas de esperanza y si mi alma supiera como la he querido, se hubiera marchado lejos, pues, tanto amor sentido, es mas allá que la pasión, el único camino permitido.

Sus lagrimas entre mis manos bebí cuando rodaban por su rostro sagrado.

La pureza de los vientos arranque a destiempo para envolverla en sus sueños, que allí donde dormía no había cuerpo pues etéreo era en ella el universo.

¿Cómo vivir sin amar así?

Como vivir, sin esto que, es infeliz el destino cruento.

Hoy, tan sólo hoy la he vuelto a tener en frente y......

Gracias dios que, a este hombre permitiste antes de que se colapsara el universo ver como nace un ángel dormidito en silencio.

Sólo tocar su rostro fue premio a todo lo que siento.

Sólo tocar su rostro

Tan sólo.

Su rostro tan bello.

...no le busques sentido, no lo tiene, o no. miguel mochales, maestro zen

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