Un tiempo donde di todo el tributo a mi
maestro.
Su frase cerró todos mis correos, libros y
mails.
Ya mítica la frase "no le busques
sentido, no lo tiene, o no".
Hace referencia a ese momento en el antes
de morir él, después de diez
días meditando juntos, y verme preocupado
me dijo esa frase que marcó
mis pensamientos y escritos.
Ahora inicio la fase en la cual culmino el
legado de mi maestro.
El proyecto ya no recuerda un pasado, sino
que es un enfoque a una época
diferente en la que algo que era una mera
idea se ha convertido en una
empresa que reúne a grandes profesionales y
con una proyección de cuota
de mercado fantástica.
No sólo se mantiene el espíritu de mi
maestro, sino que ahora se
enriquece con el aporte de los
colaboradores que han sentido la profunda
llamada que un día yo sentí.
Ahora un nuevo claim inicia su singladura.
Primero lo sentí en mi alma.
Sentí que esa era mi llamada y mi nueva
señal.
Sentí que cada una de las palabras
expresaba el estado de mi alma
perfectamente.
Pero no fui yo el que decidió adoptarlo,
una vez más fue la vida la que
hizo que fueran los partícipes los que
dijeran que esa iba a ser nuestra
referencia.
Es precioso.
Empieza por un deseo que nos unió a todos.
"Cambiar el mundo..."
Cambiar el mundo, que gran deseo.
Pero siempre la pregunta es ¿y cómo se
hace?
Y es entonces cuando viene la respuesta.
Cambiar el mundo, nuestro gran deseo, es
"Cambiar la forma de ver el
mundo"
Simplemente es genial.
La forma de ver el mundo es la clave de
cambiar el mundo.
Eso te lleva directamente a conectarte
contigo mismo.
Deja de buscar fuera y conéctate con tu
forma de ver la vida.
Quítate las gafas de madera y empieza a
ver.
Cambiar el mundo es cambiar la forma de ver
el mundo. Miguel Mochales,
maestro zen
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