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Miguel Mochales

Miguel Mochales

jueves, 26 de junio de 2008

Hannya Haramita

El conocimiento es el conocimiento del límite del conocimiento.

Hay una técnica muy sencilla.

Duerme de una forma diferente.

Para ello es necesario, una bola de golf, y por supuesto una cama.

Al irte a dormir, coge la bola de golf en tu mano derecha, y, proponte no soltarla.

Al final, estarán dos objetos al final de la experiencia, en la manyana.

Por un lado está tu cuerpo en ese momento pero, son dos objetos los qué nos importa, por un lado está la bola de golf, tanto si esta ha estado o no en tu mano. La otra es la sensación de qué dentro había alguien controlando que eso suceda.

De repente, tu, te has marchado pero algo o alguien ha permanecido.

De la misma manera, afrontar toda trascendencia a la muerte se define de dos maneras.

El primero es el reconocimiento de objetos o sensaciones referencia.

Tu inmortalidad. Entendiendo como tal, todo aquello qué puedes acumular y te puedes llevar, solamente puede ser bits de información.

En otra vida, saber lo que sabías y además, saber qué lo sabes.

Ese hecho es similar a lograr que en la manyana la bola de golf llegue a tu mano.

La principal diferencia es que no estamos hablando de tránsitos en tiempos eternos. Nos referimos al hecho de tu muerte y renacimiento. Y, aquí, lo importante es que hablamos de renacimiento pues nada desaparece. Es una aplicación directa de la teoría de la paradoja de la información de Hawkins.

No tiene mayor misterio que el aprendizaje con tu otra mano de lo que hacías con tu mano más diestra.

Si, entiendes esto, comprendes que se puede decir que no existen dos manos, existe la mano.

Esta idea te permite superar el bloqueo de la dualidad de pensar que eres diestro.

De la misma forma pensar que tu cuerpo es sólo tu único cuerpo es limitar los bancos de información a los que tienes acceso. Lo mismo sucede al pensar que es esta vida tu única vida.

Lo mismo sucede si hablamos de la forma de acceso a esa información.

Siempre tomamos dos ideas.

En la primera es tener conciencia de ese objeto, de esa pertenencia, de ese lugar.

De aquello que estaba allí y aquí.

El recuerdo es meditación.

Meditación es vacuidad.

Vacuidad es un exceso de energía en un momento concreto y en un espacio limitado.

Se le conoce como trascendencia o espiritualidad.

Simplemente sabes que es así.

No tienes que pensarlo.

Ni siquiera que sentirlo, es una emoción o un vacío.

Pero es que, en tu centro, tu eres esa emoción o ese vacio.

Ese que te acompanya y que observa y que no ocupa un espacio concreto, por más que lo hallan buscado.

Su espacio es el no-espacio.

Y si su tiempo, en consecuencia es el no_tiempo, hablamos de asumir la verdadera realidad de la muerte, aunque la afrontes de modo consciente o inconsciente.

El problema es cuanto tratas de explicar el no_tiempo con palabras y necesitas darle un argumento hilado qué permita a tu mente entender a tu no_mente.

Es el momento de la poesía y la interpretacion de los estados oníricos del inconsciente.

Es el momento de le simbologia y la interpretacion no del objeto o del acto sino de la emoción que suscita.

Por eso atreverse a hilar una historia es simplemente alcanzar una canya de pescar para lanzar tu mente dual al vacío del vacío.

...no le busques sentido, no lo tiene.

miguel mochales, maestro zen

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