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Miguel Mochales

Miguel Mochales

martes, 10 de enero de 2012

A dios.

Tu piel.

Solamente tu piel.

Tu piel fue mi sino, destino e identidad.

Tu fiel fue mi ayer en mi mañana.

Mira mis ojos.

Me enciendo solo con verte.

Tan bonita y tan niña que te llamo pequeñaja.

Pero la distancia del miedo separa nuestras almas.

Si supieras que con solo olerte ya bebo los vientos de tu cuerpo.

Si supieras la locura insana que por ti tengo.

Si comprendieras que mi cuerpo no es suficiente para contener me.

Que por eso sigo a buda cuando lo que quiero es seguir tu cuerpo.

Soy tuyo me dices. Y ni es mía mi locura.

Hasta ella te sigue cuando me desmayo al verte.

Y aun así, tienes miedo, y ese miedo que crece hace que porque yo no pueda contener esto que siento lo vaya a detener.

Lo ahogo en la cuna.

Estrangulado esta.

Reniego de mi para no ser noche en tu día y ser loco en esta locura que eres para mi vida mía.

Me arranco de cuajo el corazón.

Estrello mi deseo contra la pared que me contiene que se llama zen

Arrancado todo puede ser sin mi quien este junto a ti.

Por lo menos la seguridad social estará tranquila que soy un loco de ti curado.

Espero que esta practica ascética de contención de este tornado de pasión esclavo de tu razón te sea de tu agrado aunque parta de mi dolor de hombre de honor.

Dfmw. Iw.

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