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Miguel Mochales

Miguel Mochales

domingo, 1 de mayo de 2011

La Vía Perfecta...


La vía perfecta.

Existen numerosas técnicas.

Aquí hablamos de la vía.

La vía perfecta.

Perfecta.

Perfecta que quiere decir completa.

Vía porque marca el camino que lleva al Tao.

Tao es la esencia de la autentica divinidad en el ser humano.

En cada ser humano.

En cada individuo

En su propia unicidad.

Recalco que ante todo es la vía perfecta.

Ante todo, cada una de las técnicas sean explicadas con el detalle, con el análisis de un entrenador.

La vía perfecta seria un libro de adiestramiento, solo para conseguir la quietud y el silencio.

La vía es la distancia que te separa a ti, de esos dos puntos, quietud y silencio.

Quietud y silencio en el exterior.

Hasta llegar al éxtasis de lo eterno.

Éxtasis por acumulación de energía.

Eterno, instante que a través del éxtasis eres capaz de prolongar cada segundo.

Cada segundo se convierte en un “siempre”.

Hablamos de siempre y siempre es vivir en un presente continuo.

Imagínate que cada momento sólo fuera un ahora.

Ahora sin pasado, y sin consecuencia.

Ahora y ahora fuera siempre.

Ese estado sólo es posible en momentos de extrema excitación o en aquellos de profunda calma.

Extender el tiempo es sólo posible cuando tus sentidos son alimentados de forma extraordinaria.

Alimentados por tu propia energía.

Alimentados por estímulos.

El momento extremo es aquel en que “paras el tiempo”.

Paras el tiempo tanto que desaparece tu presencia.

Pre-esencia.

Lo que es previo a la esencia.

Hablamos de tu contorno, de tu piel, de aquello que se considera barrera, pero que en realidad deberás considerar como puerta.

En el momento en que esto es así, inicias la transcendencia.

La transcendencia, el paso es muy sencillo.

Llega un momento en el que comprendes, que para que no exista tú, para que esa culminación sea posible, lo de dentro y lo de fuera ha de ser igual.

Fuera y dentro unidos, pero unidos no en la forma sino en lo que lo forma.

Ese concepto, que es importante que lo entiendas, la siguiente forma en que se expresa es energía.

Por tanto, de lo que te hablo es de aquello que es previo.

Dos conceptos lo definen, chi o prana.

A estos términos no les des más sentido, mantenlos en la asepsia de la distancia.

Tanto chi como prana, tienen una común circunstancia.

Tienden a expandirse, y ahora usamos términos de comparanza.

Términos donde el lenguaje común coge tintes de poesía y matemática.

El canon común que define, se traslada en metáfora a Brahma, o principio de expansión.

Si lo llamas amor, lo veras de forma más clara.

A todo esto.

Absolutamente a todo esto, se le sumen dos circunstancias.

Por un lado la definición rigurosa del concepto.

Por otra, lo que en ti deparas.

Así chi, es la definición de universo, concepto.

Pero también es la base de la acupuntura. Eso es lo que en ti depara.








Después de estas circunstancias, viene el adiestramiento.

El periodo de disciplina y pauta.

Disciplina te lleva a ser discípulo.

Discípulo es receptáculo.

Receptáculo es no discusión.

“Hágase en mi según tu palabra”.

Y entonces el gurú se convierte en Maestro.

La técnica es la vía.

Pauta es la sencillez de la norma.

Sutra, hayku o poema.

Todo se define como una breve pauta.

Una pauta que palpita en tu corazón.

Detiene tu respiración.

Eleva tu alma.

Afecta a los tres centros donde se establece tu conciencia.

Conciencia es la reflexión sobre ti mismo,

Todo lo que refleja es una energía que vuelve a si mismo.

Energía sobre energía, bajada y subida.

Creando un circuito.

Y en medio vacío.

Vacío es el espacio que existe entre el sentido.

Sentido ascendente o descendente.

Vacío es un “sin sentido”.

En una carretera dirección Madrid-Ávila, puedes ir sentido Madrid o sentido Ávila.

El estar en medio, quieto, es un sin sentido.

Es estar vacío.

Vacío, aunque no seas nada.

Meditar es ser vacío.

Meditar es el medio de todo.

Al estar en medio sin sentido, estas vacío, aunque no seas nada.

Entonces no te mueves, al no moverte eres silencio.

Tienes todo, pero no posees nada.

Meditar es así, llegar a un estado de silencio, que te lleva a ser alma.

Si trasciendes la dualidad mente-cuerpo, llegaras al medio. Y ese medio es el alma.

Si comprendes chi.

Si comprendes prana.

Tú entonces eres alma.

El alma es tu esencia.

Cuerpo mente son pre-esencia.

Son intentos por separarte.

Meditar es estar en medio siendo alma.

El alma se refleja en tres partes.

Donde el alma se refleja es porque es conciencia.

Conciencia, un pensamiento.

Una diminuta rueda.

De eso hay tres puntos donde son su base.

Frente, corazón y tándem.

Meditar es comprender perfectamente estas tres partes.











La vía se divide en tres fases.

Tres pasos. Tres peajes.

En cada un de ellos el todo se manifiesta.

Tres fases.

Cada fase no es por separado.

Una es el peldaño de la otra.

La suma de las tres te lleva al centro de tu estancia.

Tres fases, tres habitaciones, que te acaban llevando al punto interior de tu alma.

Punto, espacio minúsculo.

Interior, hace referencia a tu esencia.

Alma, nos movemos en esa dimensión donde superas toda dualidad.

Estos puntos marcan claramente lo que fueron nuestros objetivos iniciales:

-Quietud

-Silencio.

Tres son los pasos:

·Existencia del chi

·La belleza

·El milagro de la vida.

Antes de cualquier intento de meditación, te ruego que alcances el cielo.

Siempre para la quietud y el silencio es mas fácil descender.

Descender desde el cielo.

Lo primero que debes entender es tu cuerpo.

El cuerpo es una estructura.

Es un entramado de tránsitos.

Nada retiene y todo cobija.

El cuerpo es eso, un transito de vida.

Es imposible que entendamos ninguna clase de meditación sin que antes no nos llenamos de energía.

(Te recomiendo la profunda lectura de “Un viento suave”)

Cada yoga, chi kung, se convierte en cada forma, en cada postura, en una recolección de las flores del alma.

Cuando no eres ni cuerpo ni mente, sólo alma, es el momento en que el cuerpo se vuelve transparente.

A mi amada, no paro ser el testigo de su belleza.

Aun sin verla, siento su esencia derramada, gota a gota, de su rostro enjugado en lagrimas de un sollozo dulcificado.

Todo lo impregna.

El viento es mas tenue, como un silbo vulnerado, que detiene su canto por escuchar el silencio de un pájaro.

Todo es igual.

Igual, pero cambiado.

Si la vida detienes podrás ver lo que te estoy contando.

Y cuando lo veas con los ojos cerrados, en ese momento tu alma se ha derramado.

Si, la belleza en todo, no se convierte en una búsqueda, sino en un hallazgo.

Entonces no lo dudes, es tu interior que se esta reflejando.

Entiéndelo, la belleza está en tu interior.

Tu interior en un tránsito de fuego a luz.

La belleza es la luz que habita en sus ojos. Entonces está dios asomado.

Toma la belleza como luz y esa luz como el centro divino de tu interior.

Después sólo queda el milagro de la vida.

¿Sabes cual es ese milagro?
El milagro de la vida es comprender que toda la vida es un milagro.








El triple paso.

El triple sistema, es la segunda manifestación de eso que en una primera situación sólo definimos como energía, y en el previo fue chi.

Todo este proceso se define y se expresa a lo largo de todo tu cuerpo como territorio de desarrollo.

Cada uno de los tres niveles tiene su propia técnica.

Cada uno de los tres niveles posee una muestra de esa porción de dios.

Dios no es dios.

El Dios con mayúsculas, no es mi dios con minúsculas.

Ambos son todo, peor el además es nada.

dios, es ese dios que se encierra en tu interior.

De alguna forma habría que dominarlo.

Por eso, la realización del hombre después de los hombres, es el interior del hombre.

En cada muestra de arte se ve como lo ordinario tintado por nuestra mano se vuelve milagro.

Esa visión exterior, es muestras de un reflejo de tu luz interior.

Para que esa luz se produzca, es necesario que el hombre cumpla con el hombre.

Es necesario.

No puedes dar uno, sin el otro paso.

Es la base de tu genética. En cada una de tus células tu primer sentido se halla en función de perpetuar tu especie,

De ahí tu compromiso social, tu sentido paternal.

Tienes que pagar el peso de tu sentido humano.

Hasta que llega un momento en tanto sacrificio deja de estar justificado.

Entonces trasciendes al hijo del hombre.

Y eso lo verás.

A los treinta y tantos, otra semilla esta aflorando.

Naces a dios.

A ese dios interior que se muestra en forma de silencio y quietud.

El por qué o el para qué, lo mantengo callado.

Eres el mismo, pero tu sentido ha cambiado.

En esa hipotética carretera Madrid-Ávila, cambiaste de ciudad. Partías de Ávila a Madrid y decidiste volver a casa.

Volver a unirte, en algunos casos, en otros casos escindirte totalmente.

La transcendencia del hombre es el interior del hombre.

Si sabes esto.

Sólo si sabes esto, no quedarás escindido.

Tu casa, lo sagrado, solamente es tu propio interior.

No hay otro paraje.

No hay otro lado.

Y sólo a los treinta y tantos, con un tiempo concedido, con un pago establecido, te vas relegando.

Todos los caminos son perdidas del alma.

¡Cánsate!

Cánsate hasta la extenuación.

Solo entonces. Sólo cuando exhausto te detengas, una luna, en el estanque se refleja.

Y cuando te olvides del estanque, la luna estará llena.

Entonces sólo quietud y silencio.

Ya esta todo realizado.









La vía, si es perfecta, en ella se halla todo guardado.

De la vía, la practica no la búsqueda es la esencia.

Una vez que te hallas decidido, no sigas buscando.

Céntrate en la práctica.

Se llama adiestramiento, porque es un entrenamiento que afecta a la totalidad de su ser.

Trasforma tu interior y eleva tu comportamiento exterior.

No es sólo el interior afectado.

Ahí interviene puliéndote, por lo que es empleado en individuos especiales.

Si en lo que haces prima lo colectivo ¡Olvídalo!

Si por el contrario es el individuo lo destacado, ahí has acertado.

Esos son los pasos.

Si los has dado.

Si los has notado.

Adelante.

Sino, permite que el tiempo haga su trabajo.







El chi pasa por tu cuerpo por tres vértices principales.

A partir de esos puntos notas como todo tu organismo es revitalizado.

Hablamos de una practica que conlleva la estimulación de tu ser.

Algo que podíamos denominar como excelencia.

La excelencia es la estimulación del que observa.

Sientes más, comprendes más, puedes más.

La conciencia, la sensación y la fuerza.

Tres vértices, tres ruedas y, cuando más oyes, ves, sientes y puedes más profundo es tu silencio.

La tranquilidad del poderoso.











Vamos a llamar meditación al trabajo, al entrenamiento y al adiestramiento de estas tres ruedas.

La meditación es el medio, nunca el fin.

No lo confundas.

Puedes pararte donde quieras, pero esa es tu decisión.

La primera puerta, la primera estancia es la cabeza.

La cabeza es el elemento en el que reside la captación del chi.

Es el chi que se denomina en el taoísmo como chi celeste.

Esto produce dos efectos, un aspecto consciente y otro inconsciente.

Uno que selecciona, uno social y otro que admite, trascendente.

Meditar es el traslado del consciente al inconsciente.

El inconsciente sigue siendo inconsciente, sólo que tu lo conoces.

A estos dos términos hay que añadirle el subconsciente.

El subconsciente es el techo de la humanidad.

En el se te dice hasta donde debes llegar.

La meditación, la practica de entrenamiento consiste en dos fases.

Primero tomas conciencia de TI.

Todo en ti cambia, lo que piensas, tu aspecto, tu situación social.

Pero algo permanece.

Una voz interior, un testigo.

Pensar esto. Sentir esto. Descubrir esto, es la primera practica de tu entrenamiento.

TÚ manejas a tú.






TÚ descansa en tú.

Haz esta propuesta, tú es la casa, es el sofá de tu rincón.

Toda meditación tiene que estar basada en el acomodo de TÚ en tú.

Pasar de sentirte un invitado o alguien inexistente a ser el anfitrión.

Tu mejor sitio para meditar será cuando conviertas tu interior en tu morada.

En una posición vertical, con las manos separadas fijaras la visión en un punto superior a la línea de tus ojos.

Esa es la primera meditación.

En ella nos vamos a centrar en el factor concentración.

Al mirar un punto que se halla por encima de tus ojos, estos tenderán a cerrarse. Volverás pesados los parpados.

¡No lo consientas!.

Las manos permanecerán separadas, las palmas hacia arriba. Casi indefensas.

La espalda recta sin que en ningún momento esté apoyada.

La posición de la cadera para que esta verticalidad sea factible, ha de estar rotada hacia atrás, marcando la lordosis lumbar.

El uso de un cojín que incline el asiento, te será muy útil.

Sino es siempre preferible que uses como base algo que se asemeje más a una silla un poco bajita más que un sofá o algo que te recline.

Es necesario que en tu postura seas capaz de mantener una especie de estado de alerta.

La posición erecta, con la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás.

La base de esta práctica es la concentración.

Concentración en un punto.

Notarás, por la posición, que en igual medida se cierran los parpados, como no eres capaz de despegar la vista, la concentración, del punto elegido.

Ahí estas en meditación.

Estas en el punto medio entre la conciencia y la inconsciencia.

Y sólo tu entrenamiento permitirá que predomine la primera sobre la segunda.

Una cosa que comprobaras es como TÚ es capaz de engañar al organismo que le cobija.

Analiza bien esto y deja que dos ideas de manera muy clara te inunden:

La primera es que tú, TÚ no eres.

La segunda es que TÚ puede dominar a tú.

La forma que tiene ese dominio esta en la capacidad de meterse en la hendidura entre consciente e inconsciente.

En un libro anterior, “El vuelo de laso labios del beso de Morfeo”, te narraba esta circunstancia.

Estábamos jugando con determinados grados de estado pre hipnótico.

En otro libro mío “Arte y magia de la senda de la mirada”, te llevaba a la unión de la hipnosis y el zen ello nos llevaba a dos expresiones de lo sublime: el arte y la magia.

Fijar la vista en un punto es sólo un reflejo.

Un reflejo de la luz de tu interior.

Es como la primera vez que conscientemente ves amanecer.

Así tu vista se queda en tu reflejo, tu consciente colgado, pendiente, en un silencio eterno y sostenido de ausencia.

Y tu permanece observando.

Es como una de esas tardes con luz aun, y aparece la luna.










La meditación en este momento, no puede mejor se definida.

Estar en el medio.

Consciencia a un lado, al otro el inconsciente.

Y TÚ no actúas en tú.

Aunque tú, a veces, trates de descabalgarte.

Tú trata de volverse inconsciente, automático, inerte.

Y en ese momento miras tu reflejo, un punto más alto que tu vista.

Es como ese vendedor que pone el pie en el momento de cerrar la puerta. Ya sabe que la enciclopedia esta vendida.

Meditación eres TÚ, observando.








La meditación abre un punto, cuando la posición es sostenida.

Este punto es el que gobierna totalmente a la energía que circula por la parte superior de la cabeza.

Este punto se halla exactamente en el centro de tu frente.

En un momento notas como se conecta absolutamente con la proyección de tu interior.

También notaras como toda la parte posterior de tu cabeza, aquella que sería una proyección directa de tu nuca. Enseguida notas un aumento de temperatura.

Esta situación tiene que ver con un estado meditativo que se denomina santidad.







En occidente se han dado dos formas de meditación, que tienen a esta posición concreta como posición en la que nuestro cuerpo se asienta.

Y sobre nuestro cuerpo nuestra alma y nuestra consciencia.

Una es la posición orante del cristianismo.

La otra es la hipnosis.

A este respecto, si tú quisieras pintar una bombilla, para mostrar que está luciendo, pintaras alrededor una orla de puntos.

Así cualquier persona entendería que esta iluminada.

Sin ser un entendido en arte, esa es la forma en que la pintura simboliza al santo.

Por tanto, santo seria un señor que sale en los cuadros con luz propia.

Luz propia es iluminado.

Buda, en oriente, es el iluminado

¿Por qué Buda no sale con un aura? Será porque en vez de ese aura, es representado con un vientre dilatado.

La idea fundamental es que con esta técnica eres capaz de desarrollar un tipo de energía, que es capaz de llevar al ser humano a limites mas allá de sus posibilidades.

Y, ¿cuál es esa fuerza?

La fe.

La fe se compone de dos premisas.

En la primera tú no eres nada.

En la segunda, al no ser nada, puedes ser copado por una fuerza superior que te lleve a mover montañas.

Esto, en su justa medida, es muy importante, casi tanto como determinante a la hora de conseguir objetivos materiales.

Al final la religión, entendida de esta manera, el hombre al servicio de una causa superior, nos ha permitido conquistar el mundo, aunque frecuentemente perdamos nuestra vida en ello, allí donde el verdadero Dios es el dinero.

Hay un momento en que la máquina se rompe.

Es tanta la energía que nos entra que algún circuito se quema.

En ese momento surge la hipnosis como sistema de reparación.

El mecanismo se basa, en su funcionamiento, en un planteamiento inconsciente de la vida.

De esta manera, todo es mental.

Dejas fijo a tu consciente para que no de la paliza y el inconsciente a tragar.

Dos consecuencias se hallan debajo de todo esto.

La primera es una extraordinaria perdida de sensibilidad, hasta llegar a convertir el sexo en violento.

La siguiente es la gestión de aquellos que manejan el cotarro de la infelicidad.

Se deja de ser feliz, nuestro estado natural para “LUCHAR EN CONTRA DE LA INFELICIDAD”

Fíjate que tres palabras.

LUCHA

EN CONTRA

INFELICIDAD

Todo esto no es para criticar esta técnica de meditación.

Es sólo, como diría Spiderman, para que comprendas que “todo poder, conlleva una responsabilidad”







Otra de las funciones que ofrece este sistema de meditación, es el cese del flujo de pensamientos.

Muchas veces, en la meditación tradicional es difícil que la cabeza se pare.

Eso es semejante a que durante un entrenamiento quieras concentrarte durante el ejercicio.

Una de las primeras normas de la concentración es que no has de hacer dos cosas a la vez.

O uno u otra.

Por eso, esta forma de meditación, nos permite afrontar la segunda con un nivel más elevado de abstracción.

Unas aplicaciones de las múltiples posibilidades que posee:

En todas afectan al nivel de operatividad conjunta mente-cuerpo.

Los bloqueos afectan a la cooperación consciente e inconsciente.

Al bloqueo de actuación por subconsciente.

Y a algo que es muy curioso, la falta de moral o espíritu elevado.

De siempre en oriente este a sido un gran síntoma a la hora de encarar cualquier empresa.

Para mi, desde mi experiencia, no sólo en la meditación, sino en el mundo del entrenamiento, esta es una de las fases claves, que nunca ha sido potenciada y que determina el éxito en la meditación.




La segunda forma de meditación.

Es la que engloba el núcleo central de partida.

Es la fase crucial, pero no es la única. Necesito de la fase anterior y la posterior.

A esta práctica la vamos a definir como zazen.

Zen sentado.









La meditación sedente como principal virtud es la de conferir a tu organismo una profunda estabilidad.

Y no te imaginas esto, hasta que punto es importante, determinante en tu vida.

En la meditación sedente es “la búsqueda de la plomada” en tu ser.

Todo tu ser se construye en torno a un gran vacío.

Repito y reitero UN GRAN VACÍO.

Ese gran vacío es como un cámara de aire.

Una especie de interior hueco.

Dentro de ti, existe esa gran habitación, con ese gran pasillo.

Eres como una inmensa pelota.

El cuerpo de cada ser se extiende hasta el infinito.

Una gran pelota hecha a capas.

En el centro, en el núcleo central, se halla pleno de vacío.

Un vacío, que por canalizado, no deja de guardar en su interior todas las esencia del vacío del universo.

Un estado de vaciedad encierra, como en la pelota, una característica muy importante:

Se deforma.

Cuando golpeas una pelota, ésta es capaz de deformarse porque su interior esta hueco.

El vacío interno, sigue siendo vacío, mas allá de cualquier otra circunstancia.

Por eso ese vacío, se puede deformar, y apalear.

Tiene la capacidad de absorber todo.

Ese es su gran poder.

Cuanto más vacío, más capacidad...

Ese es el gran secreto de la meditación sedente, encontrar tu cámara interior , que aunque diminuta, es tan vasta, como el océano.

A eso se le llama existencia.

A esa cámara, cuando las paredes no son elásticas, corre el riesgo de agrietarse, de perder el vacío.

A eso, se le llama ego.

Cuando, por el contrario, ese espacio es elástico y sin fisuras, se le llama espíritu.

Meditar es simplemente meterte en ese espacio.

Pensar es ir poniendo escusas para no entrar.

Imagínate que una chica tremendamente presumida, se hubiera comprado el más hermoso vestido, y, no se lo quitara nunca.

De pronto, le entra sueño.

Se quiere ir a dormir.

Pero, al meterse en la cama, se da cuenta que podría estropear su precioso vestido.

Eso es el caso del hombre en relación con ese vacío.

Quiere, desea, añora meditar.

Añora entrar en esa cámara de vacío.

Añora su propia paz.

Se ha convertido en un forastero en su tierra.

Se llama hombre, pero se ha convertido en un apátrida de si mismo.

Meditación es la acción de la no-acción, de encontrar la cámara secreta.

Meditar es encontrar el silencio del alma.

Todo ese vacío se alimenta de chi.

El chi es la base de tu alma, de tu espíritu.

Tus sentidos y tu corazón, según extiendes tu chi, así extiendes tu cuerpo.

Así descomprimes tu centro.

El chi es el alimento del vacío. Más concretamente de las paredes que lo albergan.

Pero por mucho chi que guardes, si no abres la puerta y accedes, sigues siendo la chica del vestido que no duerme.

Hasta ahora tenemos algo que esta en el exterior y nos da poder, que es exactamente lo mismo que tenemos en nuestro interior. Además de una chica con un vestido y que encima no duerme.

Si afuera es igual que adentro, si te metes adentro, tú mueres.

Se rompe el vestido.

Meditar es una muerte de todo aquello que no es tu propio destino.

Si aceptas esa muerte, comprendes que jamás morir ha existido.

Sólo es un tránsito de un sitio a otro sitio.

En todo proceso la relajación es fundamental.

Relajarse es no pensar, es conciencia.

Si estas tenso te bloqueas y entras en un estado de inconsciencia.

Por eso la primera fase de meditar es irte volviendo consciente en la inconsciencia.

Al final aprovechas el propio mecanismo del proceso mental para comentar, para recrearte en tus progresos.

Esta técnica taoísta se denomina pensamiento estructurado.

El otro punto que tienes que tener en cuenta es un pequeño puntito que se halla a tres dedos por debajo del ombligo.

¿Has tocado alguna vez una flauta?

Toda flauta tiene un agujero en la pare opuesta al resto.

Si este agujero no es tapado por el dedo gordo, al soplar, la flauta no suena.

Zazen consiste en la búsqueda de la plomada perfecta que permite que llegues a tu cámara central.

Muchos son los sistemas de encontrar el vacío en tu interior.

De llegar a tu cámara secreta.

Para mi hay dos métodos fundamentales.

El primero es la emisión de la partícula “Jum”

La “J” supone una breve inspiración.

La “u” es una pequeña emisión de aire.

La “m” es una vibración interna. Una vibración semejante a uno de esos enormes tubos que modo de trompeta se usan en algunas ceremonias religiosas.

Su sonido se asemeja a un ronco bramido.

Tiene los matices graves del ronroneo de un gato.

Es una expresión grave que se vuelca en tu interior.

La j es una inspiración súbita, como si te atragantaras.

La u es una afinación del alma a través del corazón, o del corazón a través del alma.

Para aprender correctamente esta expresión debes aullar durante un buen rato, con toda la pena por la existencia que en el vientre puedas hacer acopio.

Entonces lanza un aullido que estremezca tu corazón. Y de forma sostenida, penetre en el aire.

La m no es hacia fuera.

Es como el sonido de una palabra cuando te tapan la boca.

Desde ahí el sonido se extiende.

Llévalo hasta que te vacíes.

Este proceso se llama vacuidad.

Vacuidad es como llegar al estado de vacío.

Tu cámara secreta.

Si tu trabajas con un péndulo, en todas las posiciones altas separadas del cuerpo, se produce un profundo oscilar.

En esas zonas nuestro chi es desbordante.

En el vientre todo desaparece.

La otra forma de llegar es a través de la oscilación del cuerpo.

Balancéate lateralmente, de adelante a atrás, en círculos.

Enseguida notaras que eres un “tente en pie”.

Hay algo que a ti te lastra abajo.

Además comprendes que existe una columna vertical.

En el momento que pierdes la verticalidad, notas como todo tu chi reacciona para mandarte otra vez al estado de equilibrio.







La conexión.

Ambos procesos son consecuentes.

El primero existe, para poder llegar al segundo en silencio.

Porque vivimos en el mundo que vivimos, tenemos que entrar en nuestro vacío en silencio, de esta forma.

Si aun existen voces.

Si aun queda algún ruido interno. No es este el sitio para callarlo.

El paso de uno a otro es muy sencillo.

Ahora los ojos deben estar cerrados, te agradecerán el descanso.

Con los ojos cerrados desciende la mirada, buscando la mas profunda oscuridad.

Al mismo tiempo estira la nuca.

La coronilla estará más alta.

La boca echada hacia atrás, como si la retiraras al tratar alguien de besarla.

Una vez encontrado el centro.

Desde el vacío, abre ligeramente los ojos permaneciendo con la mirada turbia.

Fíjate en un punto.

Esta todo perfecto.



Hablando desde el corazón:

La oración.

Tagore, la verdadera humildad.

Ya has llegado.

Estás en casa.

Vas a hablar con los que están allí; pero primero te diriges al dueño.

Para este gran paso es necesario el amor.

En el vacío, la única fuerza existente es el amor.

Amor, puro amor.

Puro amor es cuando para amar ni él es necesario.

Todo ya es amor, por eso el amor no sucede, porque no deja de suceder.

Dos frases son las más exactas.

Con ellas encabezas todas las frases.

Todas absolutamente todas, sin ninguna exigencia.

Humildad es eso.

Devoción es eso.

Desde abajo.

Con dos palabras surge todo.

“Gracias...

Dame fuerzas...” para mi humildad.

Si soy yo no soy.








Tienes que entender que orar es un florecimiento.

No hay nada que se pueda comparar con este estado.

El estado de gracia.

Gracia es gratitud.

La única y absoluta clave del aquí y ahora, es la capacidad de dar gracias por lo que se tiene en ese momento.

Tienes poco pero tienes todo.

Normalmente lo que es mucho, lo es porque no es puro.

Es como comparar el perfume más caro con agua de colonia a granel.

Pues bueno, en el momento que el “pachuli” da gracias por lo que es, quedan equiparados.

El estado de gracia es simple gratitud.

Oración es cada expresión de aquí y ahora.

La oración es una lagrima que acertada, no equivocada como las demás, asciende hacia arriba.

Oración es la flor perfecta.

Es la luz, allí donde antes solo había superstición.

Orar es flor, mas en olor que en pasión.

Orar es un testimonio que no da la razón.

Pero ahora, más que seguir el testimonio de quien ha llegado vamos a tener en consideración aquellos factores mas próximos.

Pero antes hacerte recordar que la oración es el fruto de la quietud y el silencio que se produce al meditar.












Eso es lo más consecuente que tenemos que entender.

La oración cumple un perfecto y rigurosísimo criterio de selección.

Solamente admite a quien la permite.

La oración es la comunicación con el todo.

Dios sólo entra si tú no estás.

No es que dios te tenga manía, es que no hay tanto espacio.

Por tanto, aquel que lo permite se llena.

“Tu representas su universo.

El universo de la opresión, el mundo del blanco.

Tu universo es poderoso. Pero en la pobreza, en la injusticia he encontrado un dios capaz de luchar.

No importa quien yo sea, ahora soy ese dios, y es ese dios el que va a luchar contra tu universo”

Cassius Marcelus Clay.

Ese es un ejemplo de cómo la oración forma parte del deporte cuando el deporte forma parte de la vida.

Un muchacho, joven y delgado a la par.

De esos delgados, que cuando hablas de el tienes que usarlo en diminutivo: “delgadito”.

El pelo rizado, como mal cortado.

Enmarañado.

Un vestuario de un campo de golf en los días de frio, es un sitio con muy poco glamour debido a este frio.

Un frio que tiene que ser suavizado en la intemperie con una serie de pijamas debajo de la ropa, no demasiado densa, para permitir el swing que golpea a la bola.

Así, es un ser ordinario, vulgar, cercano a lo chiquitajo.

Pero permitía.

Y cuando permitía, todo el ángel puro del toreo descendía y habitaba cada célula de su ser, irradiando luz.

Un torero con el ángel ascendía, José Tomas, llevaba por nombre.

Es como si ese dios descendente, ese ángel provenga como un avatar a la puerta que se le abre.

Tu interior es el todo del todo.

Entra a aquél al quien le abres la puerta.

A aquél que tiene la entrada permitida.

La mano está unida al cerebro.

Tus manos expresan en un juego, tu conexión con lo que es interno.

Así, un simple yo-yo se convierte en un salto a la meditación desde el pensamiento.

Si usas tu mano derecha y de pronto comienzas con la izquierda, no tienes que aprender de nuevo.

Deja que tu destreza se exprese.

No partes desde cero.

Sólo es necesario un reconocimiento y que la información venga por aquello que se genera en tu interior en vez de aquellos fallos que realizas con tu mano no diestra.

Un día jugaste al golf.

No trates de aprender.

Solo reconocer aquello que tu mano derecha hizo.

Por eso te digo que dejes de busca y comiences a encontrar.

Hasta la segunda forma de meditar, todo es tan físico y tangible como lógico.

Entiéndelo.

Yo te he llevado hasta el borde.

El salto, la fe, la oración, dios, dependen sólo de tu elección.

Si aceptas perfecto.

Si no aceptas, también perfecto.

Dios es como jugar al golf.

Tú decides si coges el palo o no, pero el swing va dentro.

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