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Miguel Mochales

Miguel Mochales

domingo, 1 de mayo de 2011

mi primer libro donde yo tome consciencia pura del zen, es ali donde no cantan los pajaros. dulce ternura





Allí donde no cantan los pájaros






























Solo dios y Tu

podéis crear

de la nada.


Del autor a su m.....













Todos los libros surgen de un extraño vacío.


Yo llevo varios días sembrando ese vacío.


Ese vacío que todos buscamos, hasta que una noche donde no tienes ninguna ilusión, todo se desmorona y empieza el tiempo de soledad en torno a tu propio hermano de voz.


Si, esa que te responde cuando todos no están.


Esa voz que habla a dios un día y que hoy comunica.


Por fin llego esa noche y por eso comienzo hoy la narración del sitio donde los pájaros sin voz habitan.


Vamos a mirar allí donde las alas vuelan perdiendo totalmente el sonido de su batir.


Eso me sucedió la otra mañana de un otoño que no quiere entrar.


Entre las casas de un barrio donde se quieren los balcones dar la mano.


Entre el negro del forjado de la barandilla del balcón.


Entre la luz que se cuela como un tajo en la hendidura de una ciudad.


Entre la sensación de estrechez de sexo femenino del centro de la calle cuando miras hacia arriba, allí mismo una bandada de palomas batían sus alas.


El aire se rompía en súbitos golpes de aire.


El batir de sus alas sonaba como un repiqueo a una puerta que quieres con precipitación traspasar.


Mi barrio es un barrio antiguo porque yo también nací antiguo.

Querría explicarte la sensación del tiempo sostenido en el espacio.


La sensación de personajes de un Madrid castizo que se mantienen en una tasca de mi barrio.


Es tal el traslado del tiempo que una vez te sucedió, que solo recuerdo como antes de entrar la luz se rompía a golpes de batir de alas de una bandada de palomas.


Solo eso.


Entonces respire por permitirme el otoño una mañana de presente en recuerdo.
































































Las alas batían el silencio, pues su ruido eran golpes.

Un día las mire.


En ese momento encontré un sitio donde los pájaros no cantan por trinar con su voz el silencio.


El silencio se convierte en la voz del interior del universo que hace eco en tu seno.


Los pies bajan por la calle.


La calle esta empedrada porque quiere imitar a el estilo del diecinueve, pero en realidad no lo sabe, pero la razón de ese adoquinado es para que la gente camine más despacio.


Para que tengan la sensación de un suelo irregular y les permita conseguir el equilibrio del que se siente sobre lo ondulante.


Y si caminas despacio tienes que ser totalmente consciente de ti.


Y al ser consciente de ti extiendes tu humanidad de alma.


Envuelves mas en el sitio que consideras tuyo.


Sientes tanto, que en ese momento tu piel percibe perfectamente como unas palomas aletean la luz de un viento que se rompe en golpes.


Los pivotes que separan lo coches, no separan coches.


Están hechos para que las personas al pasar entre ellos tengan que tener cuidado.


Al ser cuidadoso, esa sensación se te extiende al resto de lo que te rodea.


En ese momento saludas al vecino que pasa a tu lado.


Si tienes cuidado para no darte, tampoco te cuesta tanto sonreír.


Las casas que rodean a la calle son verdaderamente antiguas.


Entre la rehabilitación de alguno de los edificios y las placas de algún importante que ha vivido, te das cuenta que el escenario esta configurado para pedir a la gente que se rompa con el tiempo del siglo incipiente.


Cuando en los pueblos no se puede ya parar el tiempo, en mí barrio muy despacito, este se ha detenido.


La mañana me ha sido dada.


La mañana ha sido recibida.


La mañana envuelve el aleteo de un viento que se provoca en un cielo donde no hay trinos.


Has observado alguna vez que tristes son los perros de las ciudades.


Pero los mas tristes son sin duda aquellos que viven en un barrio como el mío.


Ya no solo que sean tristes, sino que los que son blancos parece que están pintados de un gris típico de mugre de ciudad.


Para mi ese es el color mas triste del mundo.


Es el mismo color que coge la ropa del que se ha quedado sin casa después de los primeros días de dormir a la intemperie.


Es el color de la vida que pesa por vivir en desolación.


Desolación de pertenencia.


Yo, esa desolación, la lleno en los momentos de su mas rotundo vacío, entre las teclas del ordenador de la noche.


Que día podré escribir del alma sin que esta no se me atragante.


La misma alma que me llena en esa mañana.


La misma alma que ha sido desagarrada hace medio año.


La misma alma que cultivo de silencio impregnado en la ternura de la vida.


Aunque aquí quiera desmenuzar sus intríngulis, en ningún momento podré renunciar al ser que me toma y me obliga a llenar de letras los renglones torcidos de la vida.


Quiero desarrollar mi carrera dentro del ensayo pero se me arrebata la voz del que escribe. Esa voz que te lee en el oído lo que tienes que poner, pues cuando luego lo revisas piensas que en ningún momento fue tuyo.


Yo, una vez que he vivido mi vida.


Yo, que soy tan rico que dejo todo un verano sin planes.


Yo, que soy tan pobre que solo tengo estas letras sin que nadie las lea.


Yo, en definitiva yo, tratare de llevarte allí donde no cantan los pájaros.


Mientras tanto quiero que disfrutes de la mañana donde las palomas en la desbandada de la bandada rompían el viento de la luz.


Yo sigo caminando pues voy a ver a Bárbara.











































Un dojo zen.


Tratas de perder tus palabras.


En frente tienes su sonrisa.


Sus pies son pequeñitos, extremadamente coquetos.


Los pies coquetos son aquellos que estando descalzos se recogen.


Cada dedo se asemeja a un ojito que mira y se esconde.


La sonrisa solo es la forma de hacerte sentir importante.


Hablamos de alguien muy femenino que te hace sentir importante.


Sus manos están todo el rato colocando su klesa.


Una especie de mandil a la japonesa.


Su cuerpo permanece erguido, pero no me da una apariencia de austeridad, de la sequedad del rostro del asceta, sino la confortabilidad de alguien que es tremendamente femenino.


La habitación era indescriptible, se quedo eclipsada en su sonrisa.


La sonrisa de la puerta de la entrada.


Es como esos veranos del pasado donde veraneando en un pueblecito de Ávila, todas las puertas permanecían sin llave.


Es la sensación de la respuesta a tu pregunta:


-¿Porque no cerráis las puertas?


-¿Para que?








































Y comencé a hablar.


Del silencio solo surgían las palabras que el hueco de su silencio me marcaba.


Fue su silencio el que marco nuestra charla.


Sus silencios delimitaban la conversación, hasta el momento en que comprendía que me tenia que levantar pero sinceramente no lo deseaba.


En el zen el principal problema es comprender las palabras de los que están en la vía.


Sus palabras demuestran el estado ideal de pertenencia a lo que no se puede pertenecer.


Se halla un estado que desvela todas las paradojas y dualidades.


Eso me parece maravillas pero yo también quiero llegar allí donde no cantan los pájaros.


Yo nací en un barrio del centro de Madrid.


Yo hablo castellano con unas reminiscencias de madrileño cheli.


Yo trato de entender su virtuosismo ahora que han venido a mi antiguo barrio.


Bárbara esta sentada enfrente de mi


Recoge en toda su posición la feminidad de la madurez del silencio de su sonrisa.


Me sigue escuchando.


En mi centro trabajamos el swing de golf.


Hace tiempo que descubrí que detrás de esto había algo muy sutil que me atrajo.


En mi centro hemos hecho del swing del golf y del físico culturismo una forma distinta de tratar al hombre...”


Toda mi invitación para que hablara se veía refrenada por la prudencia de su sonrisa.


Sus pies seguían recogidos en una posición de precaución donde destacaba la verticalidad de la colocación de su espalda.


Cuando mire alrededor de la estancia vi como algo de oriente había entrado en la estancia.


Hasta entonces no me había dado cuenta que estaba en un piso de mi antiguo barrio.


Yo solo había ido a ver a Bárbara.


Me dejaba hablar y eso me hacia sentirme no importante pero si bien.


Trate de explicarle el respeto que me suponía su persona.


Un respeto cimentado en las lecturas de sus libros y no se si solamente supe trasmitir sensación de fan quinceañero.


Mi conversación termino no en el momento que deje de hablar, cosa que puedo sostener en automático, sino en el momento que mis ojos se extendieron por la habitación.


Muchas veces miras y ves solamente bultos que no clasificas.


Mi mirada sin embargo fue mas tendente a encontrar familiaridad con aquello que observaba.


La mañana transcurrió.


No se si podré volver a tenerla enfrente.


Eso es algo que deseo desde dentro.


El dojo zen de mi antiguo barrio se quedo eclipsado por la depuración, por el afinamiento del zen sobre Bárbara.


Las horas de autosuavidad derramaron su sonrisa.


Su prudencia daba paso al momento de mi retirada.


Fue entonces cuando sentí la necesidad de echar una ultima mirada a la estancia, como el que mira las fotos de las vacaciones la noche antes de comenzar a trabajar.


Me acompaño hasta la puerta. Ahora tengo que llamarla para retrasar una semana la reunión en el club de golf.





























































Siempre que hablamos de oriente encontramos un muro o dos que nos separa de el de la misma manera que nos atrae.


Atracción por los campos cercanos al edén que nos ofrece, la repulsa es por el pago que tenemos que llevar a cabo.


Y es que la descarga del ego es una de las pocas cosas que no estamos dispuestos.


Por eso tenemos que ser especiales a la hora de acercar las practicas del otro lado del sol a nosotros.


Si te pido que te rapes la cabeza, que lances tu ego, y otra serie de prebendas relacionadas con tu materialidad, probablemente te marches.


Entonces de oriente solo te interesara el souvenir que compras a modo de recuerdo como el oriental que viene a Toledo y se cree llevar la espada del Cid.


Si solo pretendes eso, conseguirás muchas buenas fotografías del mercadeo del espíritu, pero por dentro iras tan desnudo como vas de cargado por fuera.


En oriente la principal referencia es el amor.


El amor, esa sensación de amor que rodea todo, que impregna todo, y que te hace uno con todo.


Yo en la época en que las rosas eran elegidas a las rupias sentí esa sensación.


No te engañes, si no amas no puedes entender la mística.


En el amor resalta la luz de lo que tocas por el simple calambrazo que se produce con el contacto con el ser amado.


Amar es traer los sueños a la realidad, es decir la practica de la vía.


Amar es no ser tu mismo.


Pero sobre todo es un perfecto estado de comunión con el universo.


Por eso bienvenido al estado del amor.


Bienvenido a su practica.


Y bienvenido a su celebración.


En oriente todo es amor.


En oriente, el sector de nuestro inconsciente se establece como una muestra del amor.


Amor supera amor.


De la búsqueda del tao nos movemos a la simple sensación de una tarde al lado de quien amas. Y entonces te das cuenta que el camino recorrido no es nada.


Nuestro periplo de trabajo se centra en un gimnasio.


En un gimnasio muy peculiar que me gustaría presentarte...





















































Encontrar un espacio para el ser humano.


Siempre quise montar un centro de entrenamiento en una iglesia aunque a los monasterios tampoco le hacia ascos.


Eso es así porque siempre el entrenamiento me ha llevado a parajes de una especial sensibilidad.


Era como sin saber el porque, percibiera que el cuerpo debía tener un alimento mas especial.


Al final parece que conseguí, sino al menos eso, si algo muy parecido.


Montar un gimnasio en un campo de golf es un sueño.


Un sueño es soñar que se esta en medio de una naturaleza perfecta, de un paisaje cuidado, de una suave armonía.


La principal característica es la percepción de las estaciones.


Los otoños son otoños, y las primaveras se vuelven en benditas primaveras.


He vuelto a ver las lunas llenas.


Esas tremendas lunas rojizas que surgen cuando la noche aun no se decide a precipitar.


Puedo percibir el olor a jara de las primaveras.


Siento el olor a hierba recién cortada.


Lo que mas me bloquea es el ver atardecer.


El sol volviéndose en una enorme esfera de fuego que esta esperando a meterse en un horizonte de agua que calme su ardor.


En su descomposición a la nada provoca tintar en su ocaso las nubes del cielo de unos colores que se extienden como se extiende mi devoción al fondo de ese centro.


La belleza llama a la belleza y de este manantial se bebe en una plenitud que muchas veces es obscena.


Pero lo mas especial lo constituye la posibilidad de la practica del golf.


El golf se ha convertido, en primer lugar en una maravillosa excusa para poder charlar con mi amigo Emilio.


En segundo lugar me ha permitido desarrollar una disciplina que te lleva a la búsqueda de los espacios, de los jardines que el hombre perdió.


Tuve que empezar con el golf en la misma fecha que tuve que empezar conmigo mismo.


Las dos tareas que estaban pendientes en mi universo.


El centrarnos en el golf nos ha llevado al desarrollo de toda una sistemática del concepción del mundo que rodea este deporte.


El centrarme en mi nos ha llevado a que ahora este escribiendo.


Del dolor nació mi afición por el boxeo.


De las mismas manos, cuando comprendí que estaban hechas no para agredir sino para enjugar el rostro del que llora, surge el tai-chi.


De los espejos surgen las formas, pero es de dentro de donde procede el impulso de su renovación.


De la mística al swing.


Del dolor a la mano tendida.


Pero sobre todo una profunda devoción por creer en el hombre y en hacer las cosas de una forma diferente.


El gimnasio es un gimnasio como cualquier otro, o no.










































































El primer paso es siempre encontrar el centro de tu energía.


No puedes hacer nada absolutamente sin un concepto que se denomina el cultivo de tu chi.


Y es que hablamos de un cultivo pues, hay que sembrar, hay que dejarlo madurar y poco a poco ir recogiéndolo, casi como si lo cosecháramos.


Ese proceso se denomina tao.


El tao, tiene que ser la base de cualquier posterior acción en el ámbito que deseemos.


Y recuerda que cada uno escoge donde quiere quedarse.


Allí donde se queda no es bueno ni malo, es simplemente tu sitio.


Esto me lleva a decir la frase “todo es chi”.


El chi que tu generas es uno con el del universo.


Esa frase no pienses en su grandeza sino en su proximidad.


Tu chi es uno con el campo de golf.


Tu chi es uno con el palo que coges para golpear la bola.


Tu chi es uno con la energía que necesitas para modificar tu cuerpo.


Tu chi es uno con la energía que usas para equilibrar tus pensamientos.


Tu chi es uno con tu necesidad de trascendencia.


Tu chi es en definitiva la moneda de cambio que tienes con todo lo que puedas considerar como mundo. Mundo interior, mundo exterior, mundo de los sueños.


Todo es chi.


Las sorpresas vienen cuando notas que con tu chi eres capaz de afectar cosas tangibles.


De esas sorpresas lo mas sorprendente es tu capacidad de tratar molestias.


Otra sorpresa es cuando descubres que puedes alterar tu fisonomía de una manera mas eficaz que con otros sistemas.


Poco a poco te metes en un pacto que supones para cien días pero que te embauca por vida.


No por oriental, o exotérico. La razón es mas sencilla, es solamente porque esta bien hecho. Porque funciona.


El segundo paso es mas drástico, empiezas a sacar consecuencias.
























































El proceso de expresión pasa siempre por la practica.


La practica no es algo distinto a ti.


En el momento que eres, eres en movimiento, en forma, en estructuras que se intercambian con el medio.


Exactamente igual que la inmensa mayoría de los seres que catalogamos como vivos.


Y exactamente igual que el otro restante grupo de cosas que pensamos inertes pero tienen, lo que podemos denominar campos de influencia.


Una piedra puede ser piedra e influirte como tal, y pasar a pertenecer a un edificio y empezar a tener una influencia artística y arquitectónica en los entendidos en ese arte.


Porque al final siempre hablamos de campos de influencia y sus relaciones.


Cuanto menos existas tu como entidad que se erige dispar al mundo, mas fácil te es percibir lo que te rodea.
























































Iba un señor caminando cuando de pronto descubre que el edificio que tenia en frente.


El mismo edificio por el que pasaba todas la mañanas, era rojo.


En ese momento comprendió que era pobre.









































































La perdida de importancia no es una perdida de notoriedad, es solo una muestra de humildad.


Ahora acompáñame.


Primero percibe el silencio.


El silencio se tiene que sentir como el mayor de los estruendos.


Como la antesala de lo que no ha sucedido.


Solo silencio.


Silencio solo.


Un silencio tan solo que tu no existes.


Quiero que oigas el eco de tu interior.


Esa enorme caja de resonancia del castillo de tu alma.


Ese tambor de vibración que es tu vientre totalmente distendido, esperando a ser activado por cualquier vibración que lo cimbree y lo transforme en sonido.


Comprenderás en ese momento la cadencia rítmica de la matemática perfecta de la sinfonía de la armonía de las esferas.


Quiero que sientas esa palabra que tienes en donde nace la garganta desde tu pecho, pero que no has emitido.


Es como si iniciaras a hablar y alguien te hubiera cortado la emisión del aire.


Si sientes ese vacío en la boca del estomago, podrás sentir el mismo vacío por el cual se creo el mundo.


Desde ahí se genero todo porque desde ahí surge la posibilidad de todo.


El vacío se define así como el grito que no lanzo el universo y se contuvo en lo eterno.












































































El mismo espacio anterior era aquel en el cual no cantaban los pájaros.


El canto de un pájaro se asocia siempre con algo hermoso.


Allí donde no cantan los pájaros no es ningún lugar extraño al que nos hallamos.


Es solo el punto anterior al sonido.


Es ese espacio de vacío que antes recreábamos.


Allí donde la belleza existe pero aun no ha sido expresada.


Allí que es incluso anterior a dios.


Dios y lo bello se esperaron al vacío del trino de un pájaro.


Por eso cada vez que baja un alma a la tierra, siempre oirás a un pájaro cantar, por su etérea consistencia solo por ellos es percibido.


Allí donde no cantan los pájaros es el silencio en el que te observas.


Por eso empieza a soñar una palabra y antes de emitirla, en el punto de ese vacío sella tu boca con los labios de quien amas.


En ese momento insuflas aire en el vacío pretendido y allí tomas parte del alma que a través del alma se te ha concedido.


Aire que seguirás buscando el resto de tu vida.


Aire que te insuflaron antes de tu primera existencia en el mundo.


Allí donde habitabas el no-mundo.


Allí donde la belleza solo era una pretensión.


Allí donde no cantan los pájaros porque aun no has nacido.


Allí donde la voz no tiembla.


En el silencio del tiempo todo esto contemplas.









































































Sigues en silencio.


Sigues respirando pero permaneces en silencio.


Sigues en silencio y tu respiración es solo el acunamiento del universo latente.


Extiende las manos.


Ponlas mirando hacia arriba y extiéndelas.


Quiero que te estires con la suavidad de las princesas que duermen.


Despierta tu dualidad de forma suave.


Debes procurar que las manos miren hacia arriba.


Con ello gíralas tanto que puedas retorcer y girar todo hacia arriba.


Enseguida notaras como la bola del hombro se eleva.


Percibirás también una sensación de torsión interna.


Tu chi muchas veces se esconde en la medula de tu hueso en unión con el músculo.


El giro interno produce que estimules toda la fascia.


Las manos notaran un hormigueo, es normal.


El chi hasta ahora se ha mantenido en tu interior, a partir de ese momento comienza a salir.


Necesitas sentir que la estructura de tu piel intercambia energía con la energía exterior.


No estés tan encerrado.


Si no llevas el chi a la piel no te podrás estremecer.


Ahora cierra los ojos.


Mira el fondo del vacío oscuro de la pantalla de tus parpados.


Ahora el tiempo pasa.







































































El tiempo pasa no porque pasa sino porque se deposita en tus brazos.


A modo de ramas pobladas de pájaros que se encaraman, tus brazos van sintiendo el peso del tiempo.


Son como pequeñas patitas que se enganchan y no dejan de moverse en tus brazos.


El chi deposita el tiempo en ti, o el tiempo se deposita en forma de tiempo.


Es sencillo, cuanto mas aguante mas chi tendrás.


En el momento que la sensación te sea molesta, procura que las dos palmas de las manos se miren.


Si desde ahí trataras de juntar las manos muy lentamente, podrías percibir una enorme cámara de aire que protege tu cara y la parte frontal de tu pecho.


Procura que las palmas de las manos se busquen aunque dentro de ti sepas que lo que estas haciendo es condensar el aire del mundo.


Aquí fíate mas de lo que sientes mas allá de lo que ves.





















































Las manos se juntan en oración.


Tus rezos van al pasado. Solo que esta vez ninguna frase ha sido pronunciada.


Porque el pasado no se sino aquello con lo que tu cargas.


Y llevas el pasado porque muchas veces el alma necesita un sitio donde detenerse.


Allí donde nada se mueve es allí donde fue.


El pasado se vuelve en el descanso de los pensamientos de las sensaciones que hoy no has podido controlar.


Necesitas saber lo que una vez fue para poderte disolver en su regazo.


No es extraño, hasta el alma duerme.


Y tiene que dormir porque entonces se dedica a la manera mas sutil que tiene de pensar, a soñar.


El insomnio no es aquel que no puede dormirse sino aquel que ha comprendido que no quiere despertarse.


Estar en ese pasado te permite recrear aquello que quieres.


La imaginación da altura y forma.


Recrea y lima perfiles, solo para que el alma encuentre acogedor su estancia.


Tu mente solamente da cancha al recuerdo cuando este se tinta del silencio de palabras que suenan bien.


Cualquier espita abre el torrente del gas adormecedor del pasado.


Quizás este otoño sostenido.


Quizás una canción haya hecho que el tiempo se mantenga en ese pasado donde duerme el alma,











































































El tiempo transcurre con la misma suavidad de aquello que no se produce.


Soy consciente de esto de la misma manera que soy consciente de los plazos que nos da el verano para poder ver los atardeceres.


Muchas veces cuando tratas de meterte dentro de uno de esos libros que te llevan al portal del que medita.


Cuando tratas de llamar a la puerta de cualquiera de esos maestros zen que lograban habitar allí donde no cantan lo pájaros.


Cuando al igual que si lees el manual de la Zanussi recorres la lectura de lo que tienes que hacer para entrar en determinados estados de percepción paralela del universo.


Y todo porque de pequeño sufriste las secuelas de Kung Fu.


Probablemente los de mi generación somos responsabilidad directa de las películas orientales donde se exaltaba un determinado estado místico.


Esa simiente permanece dormida hasta que en cualquier estado de fermentación interna encuentra abono para poder desarrollarse.


La mística de esos libros contiene un enorme volumen de cosas que tienes que hacer.


Cuando no aprietas la tripa y detienes el pensamiento, este se cruza con un estado de iluminación, pero que no es la real, sino que tienes que esperar al momento en el cual no deseas nada. Pero no en ese momento si te das cuenta no vale porque ya has pensado algo, y si no te has dado cuenta es peor porque lo has dejado pasar.


Y claro uno se pregunta que hacer.


No obstante muy concienzudo uno se pone a contar respiraciones para adelante y para atrás.


¡Madre mía! todo lo que respiro.


En esto te notas que entras en un estado de sopor que no sabes si es consecuencia de la fermentación de la comida, o del cerebro.


Todo esto lo puedes aguantar, pero ni por un momento es cuando tu alarma de la sensación del ridículo se enciende.


Cuando te preguntas, ¿Y si me ve alguien?


En ese momento dejas de estar en una posición espatarrado y desde allí pasas a sentir que de tanto tener el vientre dilatado estas mas hinchado que un globo.


Con lo cual tiras el libro y prefieres leer el manual de la zanussi.



























































La entrada a la mística es un contrato con el alma.


El alma pide habitar el espacio que surge del relámpago cielo y tierra de la mente y el cuerpo.


Es ese dragón que se desgarra en el cielo el que produce la existencia del alma.


Muchas veces se ha querido definir el alma.


Nosotros solamente la entrenamos.


Hay muchos eruditos que claman sus excelencias, pero solo nosotros sabemos ampliar su esfera.


Porque muchos tienen que hablar así nosotros encontramos la posibilidad de poder trabajar sobre ella.


El alma es ante todo, y por encima de todo chi.


Es mas el alma la vemos como una consecuencia de la expresión de ese chi.


El desarrollo y cultivo de ese chi ofrece una serie de beneficios que cuando trasciende en la potencialidad del chi de nuestro cuerpo al mismo epitelio, en esos momentos el chi se muestra al exterior en forma de aura.


Muchas son las técnicas que se encargan de este trabajo pero para llegar a ellas se necesita de un tiempo y un esfuerzo.


El conocimiento de el alma, pasa así, por un reconocimiento de la misma en tu interior.


Es esa la premisa que tenemos que tener para poder desarrollar el resto del trabajo que nos viene preparado en esos manuales que se olvidan de aquello que es fundamental y sin lo cual serian incapaces de hacer nada.


Claro como se olvidan del chi, por eso son incapaces de hacer nada, esa era la clave.













































































Lo primero que te das cuenta del chi, cuando lo descubres.


Si no existiera el chi en ti no podrías vivir, solo que además tienes que descubrirlo.


Cuando haces este hallazgo te das cuenta que en torno a el se producen una serie de acontecimientos paralelos.


El mas sorprendente es comprender que el chi tiene movimiento propio.


El chi tiene una capacidad para ir cubriendo todo aquello que tiene una menor potencial energético.


Esta es la gran clave en su cultivo.


La segunda clave es la capacidad que tiene el chi para aumentar su potencia cuando es encerrado en espacios pequeños.


Así que tenemos “algo” que cuando se encierra, a lo mejor porque se cabrea, aumenta su fuerza, y luego una vez liberado tiende a ocupar aquello que tiene menos potencia.


Pues mas sencillo imposible.


El chi es entonces cultivado siguiendo estas dos claves.


Es cultivado y es expandido.


















































Por donde se entra a donde no cantan los pájaros.


A la estancia del silencio.


Al espacio de la nada.


Allí donde desemboca todo, en el estado de vacío.


Donde se entra allí es porque antes has salido de la vida.


La vida se manifiesta en el sin vivir.


En el estado donde tu ego ordena todo.


Donde tu eres ordenado.


Allí donde te sientes importante.


El ego te hincha de plenitud de silencio de vacío, lo pinta y lo llama vida.


Un decorado de relleno de vida.


Un decorado de aislantes de sentimientos.


Un sitio donde solo habita el pensamiento, pues sentir se erige en pecado.


No condeno las cosas, no. Condeno tu ego.


Si, ya que eres tan importante.


Si, ya que estas tan dolido.


Si, ya que estas tan feliz.


Pero realmente te has preguntado donde esta aquello que te sucede, porque quizás no este en ti.


Mucha gente piensa que el ego es algo del individuo, ojala fuera así.


El ego es como una especie de ser que se alimenta del individuo.


Es como si la tierra tuviera una extraña conciencia de si misma.


En ese estado de conciencia centraría todas la fuerzas con las que lucharía encarnizadamente contra el único morador que la puede hacer daño.


Lo mismo que el hombre la contamina, el ego surge para que el hombre se contamine a si mismo.


Porque no es que el hombre use al ego.


Es el ego el que coge al hombre, lo utiliza en el tiempo que lo considera productivo para después escupirlo y abandonarlo exhausto de su alma.


Porque el alma, la principal referencia de tu existencia se ve absorbido por el vampiro del ego.


El ego es un substrato abstracto que subyace a cualquier entidad que tiene como referencia al hombre.


Puede ser en individual y se llama ego.


Puede ser en colectivo y se llama sociedad, empresa o estado.


Puede ser de orden conflictivo y se llama orgullo.


Puede ser de naturaleza retorcida y entonces se llama alabanza.


Simplemente es un estado de dualidad.


La dualidad en el hombre no se establece entre el amor o el odio en sus mas variadas formas y nomenclaturas.


La dualidad se establece entre la acción y la pasividad.


Y el hombre solo es pasivo cuando se mira a si mismo.


El mito de Narciso.


Porque fíjate que cuando alguien te dice algo malo no te paras, lo evitas. Pero en el momento que la palabra se tiñe de halago. En el momento que tus oídos oyen aquello que desean oír. En ese instante nace el tiempo porque tu te detienes a mirarte.


En ese momento ya estas fijado, solo necesitas de unos instantes mas para que te hayan cogido.


Los dioses no ven a los hombres por eso les pusieron cosas agradables para que se detuvieran.


En ese momento el ego, empieza a funcionar en tu interior.


Se busca otra vez el halago, estamos en un continuo marco de referencias en las cuales entramos en la dualidad.


Cuando tu referencia no se ve satisfecha, inmediatamente comienza a buscar con ansias equiparar esa sensación pretérita.


Si la consigues malo, y si no peor, pues en definitiva te hallas siempre en la permanente búsqueda de la dualidad.


Y entonces el hombre le obligaron a elegir.


Incluso muchos osados definen la libertad como la capacidad de elección.


Una libertad que realmente tiene que ser definida como el dolor de la oposición.


Y entonces el alma duele porque el alma se halla fuera de ti.


La morada de los castillos interiores de tu cuerpo se ven ocupadas por una pandemia que te carcome.


Fíjate que no condeno las cosas, solamente la ignorancia de la sugestión que en ellas esta un fin.


La vida siempre se ha definido como movimiento, pero de ahí pensar que el coche es la vida porque se mueve es un poco extremo.


Peregrino de ti, inicias la búsqueda por los reinos del señor.


En ellos surgen los momentos mas disparatados y la percepción de la mas profunda angustia.


Y es que en tu ego, cada alegría es solo el anverso de un posterior cobro que inexorablemente se efectuara.






























































Solo por amor.


Solo por amor nos es posible saltar de la rueda del samsara.


La rueda de la vida se rompe, por la elección de la vía donde el hombre se expresa en la boca en las manos y en el mundo con el alma.


El Taj Mahal de tu existencia tiene que ser construido para que rompas la concatenación de circunstancias del karma.


El monumento de lo que es el amor debe ser erigido en tu interior.


































































Es tan sencillo que por eso resulta difícil.


La vida se considera en el universo como un cisne negro.


Un cisne que sabe que existe pero que aparece en escasísimas ocasiones.


Imaginate la posibilidad de que además dos de esas existencias por su unión rompan con toda la lógica del universo en su funcionamiento.


El amor es solo la posibilidad que tiene tu chi de expresarse.


En un principio hablamos del instante donde encontramos en nuestra pareja una referencia.


Si has comprendido que independientemente de la evolución de esa persona, puedes comprender que la seguirás amando.


Que si mueres pedirás volver a esta vida para volverla a encontrar, solo en ese instante los cisnes negros del universo elevan su vuelo para que todas la existencias dormidas vean su batir de alas.


Comprender que del amor surge la fuerza del universo vendrá a posteriori.





















































La culminación del amor es el orgasmo donde se rompe el tiempo entre el ansia y el vacío.


Pues su llegada es vida y su paso ausencia, abandono de ti de tu ser y un súbito vuelo a un sueño perdido de unidad.


Pero cuanto mas eléctrico mas lento.


Y cuanto mas puro mas universal.


Puedes entender el mundo solo a través de su vientre.


Pero el alma que llora abandona esa conmoción.


Pues ella siente que cuando estas con ella, ella no esta presente.


Cuando recorres su cuerpo la has ausentado.


Eres muda testigo ausente del tiempo.


De un tiempo que por tener que ser eterno se ha vuelto en tiempo corriente.


La técnica de la no-técnica consiste en permitir que tu alma te llene.


Por eso en el orgasmo es el único momento donde eres dios, pues en ese momento eres capaz de crear de la nada.


Por eso los poemas de amor son de desamor, pues es entonces cuando el alma se queja.


Tu quisiste tener alma y con ella debes aguantar sus quejas, deja a un lado al Fausto que te recorre y acepta su queja.


Pero en el momento en que el cuerpo y la mente se unen llega tu alma.


En ese instante completo el tiempo no puede expresarse mas que en el silencio del quebranto de este al verse arrinconado.


Su poder, inmenso.


Su presencia un arrebato del estado de conciencia.


Su fuerza es el estremecimiento de tu interior.


Mientras solo silencio.


El silencio del tiempo que te mira envidioso desde el portal de los aposentos.


































































El amor va mas allá.


Amor saca amor.


El amor ha arrancado toda esencia al universo para mostrártela en un instante.


Para mostrarte en un instante lo que es un simple estado de continuidad.


Si pudieras hacer tanto el amor que ese estado se hiciera permanente lo comprenderías.


Pero hacer el amor es solo una de las puertas.


Quizás la primera.


Lo siguiente que percibes en el amor es la ausencia de dualidad.


La ausencia de dualidad se expresa como una profunda comunión.


Y es que es importante que esa comunión solo sea posible si parte de ese amor se derrama al resto del universo.


Al resto de semejantes.


De ahí surge un estado de compasión.


En el momento que te sales de ti.


Porque estas flotando en derredor tu mirada se vuelve condescendiente.


La compasión solo es posible después de tanto amor.





Puede que hallas comenzado a meditar.


Puede que hallas comenzado el camino que te hace ser no distinto de ti.


El tiempo converge en ti.


Solo el amor te ha llevado a ese estado.


Recuerdo una noche.


Acababa de estar con ellas.


Mi pasión por ella solo podía ser expresada por el peso de las lagrimas.


Si, ese estado de donde tanto amarla se te producen lagrimas donde ya no sabes dar gracias a la vida, no por nada, por ser solamente vida.


Era de madrugada, cuando me asome a un bacón.


El Madrid de noche era tan común como cada noche.


Como cada una de esas noches donde los barrenderos con las mangueras regaban la calle.


En ese momento fui capaz de ver cada una de las gotas caer y descomponerse en su impacto con el suelo.


Luego volví adentro.


Dormí con ella.


Las gotas en mi recuerdo siguen cayendo igual que se deshacía su cabello negro entre mis dedos.


El tiempo se paro y me dijo: “Entra”.


Amor saca amor.


Meditar es la búsqueda de ese amor pero de una manera contenida.


Meditar es comprender que puedo tener su cabello entre mis dedos.


Meditar es, si algún día lees esto, permanecer en el estado que me entra cada vez que me llega ese recuerdo.


Meditar luego será una técnica pero primero es esto.


No hay mas reinos que conquistar.


En un bacón puede aparecer Camelot.


En unas gotas que caen se pueden dibujar todos los arco iris.


Y en un cabello que se deshace en los dedos puedes ver todas las estrellas del cielo.


Cierra los ojos, mantén los recuerdos.


Ahora estas en silencio.






















































El silencio que envuelve la escucha.


El silencio que primero por equiparidad acalla tu interior.


El silencio que luego te abre la puerta a la entrada del ruido del universo.


Del universo que vibra.


Del universo de tus adentros.


El mundo es una gran vibración que retiembla en el tambor de la vida de tu vientre.


Pero si no caes en el silencio de los gritos de tu interior.


Si no provocas un acallamiento de cada una de las estancias de la morada de tu castillo interior.


Si no eres capaz de gobernar tu propia casa, difícilmente puedes salir al exterior.


Al exterior de ti mismo.


Al exterior mas insólito.


Al exterior de ese universo paralelo que corre contigo.


Del único que puede ir mas allá de tu conciencia.


Del silencio eterno del beso de la reverencia que produce tu presencia, presencia en silencio.


Porque contigo han salido cada una de las personas que habitan en si para mirar por un instante el sonido de las esferas.


¿Sabes como oír su música? Es muy sencillo.


Sal un momento a la calle.


Si es de noche te va a facilitar mucho las cosas.


Si sales a la calle, si puedes encontrar una zona un poquito abierta me vas a facilitar mas las cosas.


Quiero que en ese momento mires a las estrellas.


Las estrellas y todo lo que brille en el cielo siempre y cuando si la hora de la madrugada no te ha hecho tomar nada raro.


Pues si es así, la composición ya te encargas tu de crearla.


Las estrellas van a componer un escenario que llenas tu en tu interior mirando y queriendo, con los ojos cerrados recrearlas en tu interior.


Mira arriba y cierra los ojos.


Hazlo repetidamente hasta que notes que el salto de una a otra forma no se produce.


Lo primero que vas a notar es que inmediatamente las estrellas tratan de agruparse en formas.


Pero no lo hagas tu para recordarlas, pues seria solo una trampa.


Lo que quiero es que seas capaz de hacer una fotografía de la bóveda celeste en tu interior.


Cierra los ojos, en ese momento, para tenerlos abiertos.


Piensa que en ese instante entre los grupos de estrellas veras que se crean como nebulosas que se mueven.


Que forman una red entre ellas.


Deja que esas nebulosas roten, chisporroteen.


No trates de juzgar lo que pasa, se solo testigo.


Inmediatamente comprenderás como se mueve el universo.


Como en la ondulación de las formas que se suceden como chispas.


Es como si una nube gaseosa fuese iluminada por un rayo.


Una forma nebulosa que se mueve.


Que su evolución se asemeja a cuando miras algo informe como una nube, desde distintos ángulos.


Como si la recorrieras en un travelling de cámara.


Notaras enseguida que esas formas generan un movimiento.


Una concatenación de formas que se expanden y diluyen como el cielo nubado acelerado en algunas tomas de documentales que tratan de mostrarte el continuo transito de la noche al día.


Pero las esferas no es una sucesión de esferas como las que pintas con un compás.


Las esferas se refiere a la forma de evolucionar de ese magma central del formas curvas y circulares.


Esa expresión tiene que ser vista.


No tienes que hacer nada mas, solo verla.


Pero si tienes que escucharla vas a necesitar tu vientre, pues es allí donde se percibe.


Si te concentras todavía mas.


Si logras aislarte de lo que te rodea veras poco a poco como tu vientre tiembla.


Es una extraña perturbación.


Una pequeña recogida de la onda que existe en el mundo.


Tu vientre como una especie de altavoz produce con su vibración el sonido que se desarrolla en el desplazamiento del universo.


Piensa que solo tu, en ese momento y los gatos sois capaces de sentirlo.


El ronroneo del gato es la necesidad de complacer a su cuerpo en su exigencia de perpetuarse con la luna en una danza cósmica de esferas.






























































Amor saca amor.


Pero ¿De donde viene la necesidad de amar?


Primero de ti.


Es mas eliges lo que amas.


Sexo, dinero, poder o simplemente una reflexión de ti sobre ti. Una reflexión del amor sobre si, que lleva en una redundancia a amar al amor.


Con ello amor saca amor.


El truco de amar a diestro y siniestro también existe.


La base de la mayoría de las religiones es la proposición de superar la oposición con el mundo.


Si te das cuenta todas provocan el amor universal aunque unas el camino que escogen se halle en frontal oposición con el amor a tu pareja. A la necesidad de paridad del ser humano.


Es como si negaran la posibilidad de usar el trampolín para saltar a la piscina del universo.


Otra de las virtudes de esa concepción de amor mas allá del amor esta en la tremenda capacidad de expandir tu campo de chi.


Es como si tu alma estuviera en su salsa amando.


¡Como se lo pasa la tía!


En amor todo se vuelve como tal.


Es como si se creara una especial dualidad.


Ese amor que se extiende urbi et orbi como una bendición, que es realmente lo que es, te permite equiparar todo.


En ese momento nada es opuesto a ti.


Compréndelo, es así de sencillo.


La bondad no solo genera bondad.


Es como si el mundo fuera un espejo que te devuelve el contexto de tu vida con aquellas sensaciones que emites.


El teatro de tu vida se ve afectado por el decorado del corazón que late en ti.


Es como cuando eliges la película que quieres ver y supieras que has escogido la sala correcta.


Si quieres ver besos no ves la ultima del Seagal.


El amor no crea dualidad.


Al que sufre sientes compasión.


Y el sufrimiento es solo el simple acto de llevar una vida tan mísera que a su vez te impida amar al mundo.


Usar las manos para golpear en vez de enjugar las lagrimas.


Amor saca amor y ese es todo el truco del universo.


Ama con la suavidad que cada tarde se pone el día.


Ama si discriminación, pues en cada rendija de esta subyace el dolor.


La posibilidad de amar además te va a llevar al secreto de la felicidad.


En el egoísmo de ser feliz yo se encierra el altruismo de olvidarme de mi.


En el reino se preguntaban por alguien que fuera feliz.


Inmediatamente salieron a buscar alguien que cantara o estuviera contento para llevar su camisa al rey, pues esa era la forma de trasmitir la esencia de esa verdad tan deseada.


Cuando encontraron a alguien que estaba en ese estado le pidieron la camisa, su sorpresa era el ver que no la llevaba.


El primero piensa que esto es debido a que es feliz porque es pobre.


El que no la ha pensado es porque es tan pobre que sabe que así no se es feliz.


La razón de no llevar camisa es mas sutil.


Lo que te quiere llevar es a ese estado donde uno se olvida de si.


Se olvida tanto de si, que aquello que usa para ser relacionado con el medio se le olvida engalanarlo.




Aquel que ha perdido su ego.


Solo aquel es el que se ha quitado la camisa para entrar en la desnudez sonriente de la felicidad.


Solo en ese momento, solo cuando desgarras el ego como la serpiente que pierde la camisa que ya le constreñía.


Solo ahí es donde surge la felicidad.


Pero no puedes conseguirla pensando: ahora decido olvidarme de mi.


Seguro que entonces te haces mas presente.


No seas cabezón.


Al corazón no se le empuja.


Al corazón solo se le deja ser corazón y entonces de forma automática salta la dualidad.


En cada palpitación se comienza a amar.


Si mides el ritmo de tus latidos notaras que su esfera trasciende.


Sus latidos vuelan mas allá que tu mirada, que esa mirada que antes tenias depositada en el ritmo de cadencia de la esferas.


Por allí vuela, y es el amor, como expresión de tu chi, la cadencia, el ritmo de su vuelo en el viaje.


Por eso ama.


Tan sencillo como eso.























































El amor te lleva a que el inconsciente lo inunde todo.


Amar, si amas a todo, muy consciente no debes estar.


Por eso, una vez admitida tu entrada en ese universo de plenitud, notaras que tu lado izquierdo se expande al lado derecho. Notas como tu parte de atrás entra en tu parte frontal, concretamente en tu tercer ojo.


Y todo ello, equiparado el diestro con el siniestro, el anverso con el reverso. Todo ello si es equiparado en ambos lados, es necesario que se halle un centro.



































































El centro es el compromiso con la nada.


El centro es el compromiso con la no intervención.


Es solo el instante donde nada se produce.


Es como ese pequeño salto que se produce en tu vida cada vez que notas que el tiempo te invita a reflexionar.


El centro es ante todo la posibilidad de disponer de todo.


Pero este centro no es posible hasta que los dos hemisferios se equiparen.


Hasta que inconsciente sea una continua banda que se extiende impregnando todo.


El centro es como la bisagra de un libro que lleva escrita en ambas partes lo mismo.


En uno de los lados escrito hacia adentro, en el otro cara al exterior.


El centro espiritual coincide con el centro físico.


El centro de la meditación.


El centro de la hipnosis.


A través de ese centro que es profundo, se extiende la línea central de la vida.


En el tao el cuerpo se considera como una enorme batería de energía.


La pila del organismo posee un polo positivo y otro negativo.


Entre ellos se establece una línea continua de circulación de chi que pasa en circuito cerrado tanto por la parte frontal como la posterior del cuerpo.


Esta continua circulación de chi establece un campo magnético a nuestro derredor.


Obviamente este campo ha ido menguando.


Ha menguado tanto en su extensión que en muchos casos solo es enervado a través de situaciones muy especiales, las caricias son la mas representativas.


Una caricia dada por alguien a quien queremos produce una sensación distinta a cuando nos toca alguien que repudiamos.


En muchos casos de cosquillas la persona se ve afectada sin ni siquiera tocarla.


Este sentido viene de nuestra época marina.


En los peces de las zonas abisales, allí donde los sentidos se han perdido, se desarrolla una especie de intimidad expresada por la total expansión de este campo.


La línea que genera toda es potencia nos recorre longitudinalmente tanto por la parte posterior como frontalmente.


De tal importancia es esta franja energética, que la mayoría de las técnicas de desarrollo de chi taoista tienen como objetivo recargar este circuito.


En las artes marciales el centro es tomado como referencia en la actuación.


La concentración en esta franja nos va a permitir el desarrollo de las técnicas aprovechando la sensibilidad del chi del oponente.


Esto quiere decir que somos capaces de actuar no por lo que vemos de una forma fotográfica sino por las posibilidades de movimiento del rival, lo que podríamos llamar tendencias.


Esta línea central posee así una serie de nudos, por así llamarlos, donde la energía se detiene y da un salto al siguiente sector de ese perímetro.


Esos puntos han sido muy estudiados en todas las disciplinas que han tenido por referencia al hombre.


El nombre mas común de todos los dados es el de chacra.


Estos puntos son de vital importancia en la vida del hombre.


En la vida energética del organismo que nos sustenta.


Y sobre todo cobran una principal importancia si usamos esta idea como base de trabajo para una acepción espiritual de la vida.


En mi caso mi experiencia se centra en la conexión con la simetría.


Te voy a poner un ejemplo.


La mejor forma de operar en el sector deportivo es cuando mantienes una atención indirecta en el objetivo de aquello que vayas a desarrollar.


Esta atención indirecta ata tu consciente.


Impide que tengas una acción de reflexión en torno a lo que haces con lo cual actúas en automático.


Tienes un actuar sin condicionantes.


El poder mantener una situación así se antoja fundamental.


Puedes hacerlo bien o mal, pero te mantendrás imperturbable.


La actuación positiva depende del entrenamiento que hayas realizado, nunca de factores personales.


Incluso en el entrenamiento profundizas su desarrollo pues este parte desde el inconsciente.


Fíjate hasta donde llega la sutileza de esta forma de operar.


Cuando entrenas pesas es muy importante si estas tumbado en una maquina que esta se halle centrada con el resto de las líneas que componen el gimnasio.


Si te tumbas y notas que la maquina esta movida, se produce una extraña sensación de incomodidad.


Cuando usas las técnicas de la senda de la mirada esto no se produce, pues eres tu el centro y todo se alinea en relación con tu ubicación espacial.


Si has encontrado tu centro eres capaz de mover el universo.


Esta es la razón del centro.


El centro es la principal referencia de operatividad en el plano de ejecución tanto física como energética como espiritual.


Encontrar el centro es siempre una garantía de que no se producen las precipitaciones en el obrar.


Cambiamos el actuar precipitado por la acción automática del inconsciente venido al mundo de la dualidad.






El ultimo nivel que visitamos es el de nuestro destino.


Allí donde morir y nacer tiene su sentido.


Allí donde las largas tardes de soledad en un domingo sin cita.


Allí donde te van las tripas en el momento en el que sientes que la angustia te embarga.


Allí donde esta ahora mi pensamiento.


Allí donde no cantan los pájaros.


El espacio donde este se comprime.


El sitio de donde nace el tiempo.


Allí donde no cantan los pájaros.






























































Todo es chi,


El chi recorre el universo, lo sesga, lo da sentido.


Decir chi es decir energía en occidente.


Pero si hablaras con un oriental te diría que ese concepto de energía es solo una consecuencia del chi.


Todo es amor, pero para ti será solo una consecuencia de ese chi.


Todo es chi.


En esta afirmación subyace una equiparidad de igualación del universo no en su cantidad sino en la calidad de su formación.


Pero el chi solo muestra de la materia de la que esta hecha el gran teatro del universo.


La mirada a ese chi en global se marca con el nombre de vacío.


Vacío o la eterna circunstancia de todas las posibilidades.


Esto seria muy bonito.


Incluso podría a ser una explicación mas del mundo, sino fuera porque te afecta a ti.


Si a través del entrenamiento eres capaz de sentir el chi, si a través de tu chi empiezas a gobernar tu cuerpo, en ese mismo momento comprendes que no eres nada distinto del resto del universo.


En ese mismo momento todo el chi se llena y comprime, se expande y convulsiona en tu interior.


Porque tu interior no es distinto a tu exterior.


Porque tu exterior no es distinto al resto del universo.


Porque todo es un extremo vacío pleno de cada una de las posibilidades que la mil y una formas concibe.


Entonces la primera ley aparece.


Deja ser.


Deja ser a cada cual lo que es.


Deja ser la naturaleza, naturaleza.


Percibe en un instante la libertad de que todo es todo.


Pero sobre todo mira en tu interior.


Mira en la meditación el instante de tiempo que se comprime en un verso, en un silencio, en un paisaje, en un recuerdo.


En ese momento comprendes que los poemas son paisajes de un recuerdo que se tiñen de palabras que no se pronuncian.


Y siendo así.


Siendo que todo es lo mismo, descubre como las formas se diluyen en ese continuo estado de vacuidad.


En ese momento nada queda puesto todo esta hecho.


Es el séptimo día del señor.


Donde descanso.


Donde contemplo su obra y supo que no era suya.


Toda su imaginación.


Ese dios que tantas veces se nos explico que había hecho el mundo.


Ese dios, ese día se dio cuenta que todo era un sueño, una perturbación de la imaginación que tenia que justificar su existencia.


Pues sino que clase de dios seria sino hubiese creado el mundo.


Bueno, pues ese dios tuvo un día que descansar de ser dios.


Ese día comprendió que el mundo era solo cuestión de una creación de su mente.


Y en ese momento, en aquel que descanso, comprendió que tenia que aflojar.


Comprendió que tenia que dejar ser.


Y cuando descanso el mundo no se vio obligado a ser el mundo de un dios creador.


Ese mismo día el mundo pudo ser mundo.


Ese mismo día dios pudo volver a ser lo que siempre fue.


Dios es la justificación de todo lo bello.


Por eso el mundo de dios es bello.


Por eso el mundo del hombre abraza a dios, pues necesita objetivar su yo para abrazar la belleza del universo.


Por eso, cuando surgió el séptimo día dios descanso.


En ese momento la naturaleza pudo dejar de actuar como si estuviera en un perpetuo edén.


Cada mundo, cada universo de este multiverso copio su propio tao.


En ese momento los pájaros del paraíso se pararon.


Dejaron de estar en una naturaleza idílica para ser en total plenitud pájaros.


En ese instante en el paraíso se oyó el silencio por primera vez, y ese día fue recordado como aquel en que los pájaros no cantaron.


Entra en el tiempo del silencio.


El vacío.


El vacío del tao.






























































Entrando en el vacío.


Una vez fui arrojado a el.


Te sientes totalmente arrojado.


Es como cuando ves que echan a alguien de un club. Como cuando el forastero es echado del saloon donde las puertas se baten en bisagras de dos direcciones.


Ese es el vacío.


Es el mayor estado de la posibilidad de, si no fuera porque te sientes desolado.


Que pena que no puedas ver el primer día de tu vida porque las lagrimas de tu ego lloran el desmoronamiento de lo que creías tu mundo.


Lo mas cachondo de todo esto, es cuando pasa el tiempo. Si ese tiempo que se supone que cura todo, y dentro de tu preparación comprendes que debes volver a ese vacío.


Debes ser arrojado otra vez, solo que ahora tu decides el cuando y el como.


Y es ahí donde esta la magia.


Esa magia que hace que pases de ser un apatrida a la entrada en el llamado estado de vacuidad.


De ese estado, lo primero que percibes es que siembras todo y no esperas nada.


Siembras todo y no esperas nada.


En el vacío, permaneciendo sin culpa de tu karma, tu generación, tu aporte de vida se define como la mas perfecta acción de la compasión de un tiempo que genera esperanza, la esperanza de otro silencio, de otro tiempo, de otro estado sin culpa. De recoger con las manos las lagrimas que enjugan la dulzura no la desesperanza.


Pero cuesta aceptar la vacuidad.


Y cargas con ella hasta que en un momento volviendo por la calle fuencarral a casa, el señor de la tienda de helados detiene su quehacer para hablar contigo.


En ese momento te descargas de todo.


Vuelves a tener algo que se parece al ego pero que ya no pesa.


No pesa nada.


Es solo un profundo vacío que llena de plenitud el alma.


Desde ahí los pasos son lentos.


Los pasos lentos son aquellos que cuando das una zancada, en ese mismo momento donde lanzas el pie hacia delante, no esperas a que este baje deprisa y toque el suelo para caminar mas rápido.


Porque en el vacío no hay tiempo.


En le vacío no hay nada.


En el vacío hay tiempo, el tiempo que se duerme, el mismo que beso a una bella para convertirla en durmiente. En durmiente eterna de cada mañana.















































He amanecido en silencio, un profundo silencio de respeto.


El silencio del tiempo que mantiene mi universo.


Mi pequeño y estrecho universo del río que desemboca en el mar del vacío.


Estas líneas son solo dedicadas a la persona que genera estas otras líneas precedentes.


Si miras la luna acuérdate de mi.





adubut

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