Esta fue mi calle de pequeño.
En el edificio de la derecha de color crema mi madre era la portera de ese portal.
Y en aquella época ni siquiera estaba así de bien.
Era obvio que había dos vidas.
Las de aquellos que subían las escaleras y la de otra persona que vivía en el chiscon, que es como se llama al habitáculo del portero en el hueco de la escalera.
Lloré tanto en mi infancia porque no entendía una situación.
Siempre estaba sólo.
Por eso, cada vez que vienes a mi centro o abres la puerta o simplemente me consultas algo, no se cómo explicarte la alegría que tiene mi corazón.
Sólo sentir que mi presencia sirve para algo.
Por eso considera siempre mi casa tu casa. Por eso considera todo lo que se, algo que tienes a tu entera disposición cuando consideres.
Gracias por tu consideración.
Cambiar el mundo es cambiar la forma de ver el mundo.
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