Muchas generaciones han sido víctimas de una guerra.
Una guerra que un día sucedió, y detuvo las vidas de las personas o rompió las unidades de las familias, dejando tocado el corazón cuando lo ideales duelen por ser mentira.
Una guerra es la negación más dramática de la belleza.
Se dejan de ver las pequeñas cosas del día a día.
Las pequeñas cosas de la vida.
Y es entonces cuando te preguntas ¿Para qué hizo dios ángeles ?
Pero hay una circunstancia peor.
Peor que la guerra es, una generación que viva una crisis como la que estamos, nuestra generación, mi generación, mi gente, viviendo.
Esta crisis es una guerra atómica que bombardea al núcleo de mi vida y la tuya con TRISTEZA.
Es algo que no duele pero te pudre por dentro.
Y en esa tristeza padres e hijos se separan.
Ya no hacen nada juntos.
Sus mundos ya no danzan.
Chocan
A quien amabas se convierte en tu enemigo.
El hijo de esa tristeza se llama desconfianza.
Y en esa desconfianza donde la mente se dispara en modo supervivencia.
Se dispara en modo supervivencia pero no se da cuenta de que no existe ninguna guerra,
Tan sólo es que dios harto de nosotros se marchó a otra dimensión paralela y nos ha dejado solos y sin consciencia.
Dios se marchó para que viéramos que dios éramos nosotros.
Nosotros éramos dios y no el dinero, y su usura.
Acabo de ver a mi madre.
En los últimos años me he reconciliado con ella.
Eche a la bestia de la tristeza.
Y ahora se que cuando dios se llevo los ángeles nos dejo una forma especial de ZEN para que pudiéramos recuperar la confianza y la consciencia.
Tan sólo nos dijo que no nos la iba a dar gratis sino que tendríamos que pagar un precio de creencia.
Si.
Creencia en nosotros mismos y en una técnica, una práctica, que produce que esa confianza y esa fuerza vuelvan...
Recuerda que cambiar el mundo es cambiar la forma de ver el mundo.
Ojalá que lo entiendas.
Ojalá entiendas que dios y los ángeles se fueron para que tu crecieras.
#cambiarelmundoescambiarlaformadeverelmundo.
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