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Miguel Mochales

Miguel Mochales

martes, 5 de junio de 2018

Viento

Este atardecer fue el viento de Dios.

Caminos que sabrían porfa las partes, de arriba abajo y.

Caminar fue tan sencillo como volar. La herida De Dios eran los vientos airados que recorrían el atardecer.

La herida de dios era mirarte a los ojos y soñar tus besos. Parecía tan fácil cuidarte. Parecía tan fácil soñar. Parecía pero no era así.

Cómo explicar que los sueños son vientos de la herida de Dios.

Como explicar la fragilidad de los vientos que caminan heridos en los sueños de un dios que llama al amor posesión.

La sonrisa fácil de no permanecer es conseguir que todo el universo se disuelva en si.

Si un día podrás amar a un ruiseñor.

 Si un día pájaros vinieron a comer a tu plato, si esos espacios entre tú y las nubes se convirtieron adornos de una navidad del corazón eterno.

Es de mañana y sigo solo. Sigo solo junto a ti, mi soledad es solo.

No existe otro espacio, no existe otro camino.

Muy difícil comprender que todos los pasos que quiero dar ya fueron dados. Así no puedo avanzar sin ti. Nada puede suceder. Y aún así te miro sorprendido porque no comprendo la belleza de tu ser.

Quizás ser humano sea solamente amar tu cuerpo y los vientos heridos De Dios,  Sea la única posibilidad de acercarme a poder rozar con en trazos suárez los distintos instantes de tu devenir.

Te acuerdas cuando llegábamos a la casa?

Allí no cabía nada. Solo era una eternidad aparente que trataba de sonreír. Traté de tocarlo pero se escapaba entre los dedos, por no ser real. Por eso a estar junto a ti lo llame libertad.

La libertad de mí en ti, y así sonreír y soñar, soñar porfin, soñar sin más.

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