Mi lágrima es mi silencio.
Lo que hago es muy sencillo.
Muy fácil.
He pasado una vida queriendo contarte lo bonito que es lo qué haces.
Que bonito es!!!
Que bonito es Madre!!!!!
Recuerdo cómo era pasear por Madrid en la calle Fuencarral entre Bilbao y Quevedo.
La acera derecha siempre bajaba por ella.
Tenía esa sensación de que podías pasear para poder ver una cartelera de cine.
Siempre te parabas en el bazar Matey.
Allí había pequeñas maquetas y los trenes a escala.
En los cines siempre ibas el domingo para ver la película aprovechando el último rincón del fin de semana.
Solo te quiero contar lo bonita que es la vida en cada pequeño rincón y en cada pequeño día.
Y solo por estar vivo y abrir ahí los ojos ya se expresan en esa sin medida que es las pequeñas cosas que simplemente por ser humano generas.
Por ser maestro he vivido una vida alejada de esos recuerdos.
Una vida maravillosa pero en cada momento recordaré el significado de todas esas pequeñas cosas.
Ahora veo una pequeña mochila que me compre en los puestecillos de la calle que te mencione.
Aun hay algo de mi que recuerda aquello y el valor de ser maestro es permitirte comprender el inmenso valor de lo pequeño, de lo humano, de lo diario.
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