Eres maestro y te dedicas a que las personas estén bien.
Pero el maestro solo es cuando es maestro.
El hombre lo es siempre.
Y el hombre se aparta.
Se va.
No existe ni sucede porque el maestro no puede estar determinado por factor humano.
Lo que nadie sabe es que Miguel ha dejado la carne a ese maestro para que el maestro hable.
Allí se aparta todo lo real para quedar solo el maestro pudiéndose expresar.
Expresar y llega a mesa puesta.
Así llevo desde los diez años.
El maestro es todo y yo soy Miguel Ángel.
Miguel Ángel es solo un no tiempo amable.
Miguel Ángel te quiere contar todo lo que vales.
Por no haber tenido vida te quiero decir, gritar, escribir…, que bonita es tu vida.
Conozco cada rincón tuyo por que te entreno en tu casa.
Por eso te diré que al verte me sale una lágrima.
Una lágrima de… joder que bonita es tu vida.
No te pierdas ni uno de esos mínimos detalles que hacen que un espacio se llame hogar.
El cielo no son unas vacaciones en un sitio paradisíaco.
El cielo es ese pequeño lugar que llamas hogar y tiene esos momentos tuyos de intimidad.
Si soy maestro no quiero que sea por entrenarte o mostrarte los sistemas de rendimiento humano más avanzado.
Quiero ser tu maestro por mostrarte esos pequeños espacios que llenan el corazón de un sentimiento que se llama hogar.
Recuerda que la verdadera iluminación es la capacidad de ver esas pequeñas cosas cotidianas que hacen que un rincón de una casa se llene de lo más elevado del mundo que es el poder de lo pequeño y familiar.
Esto está escrito en un soporte digital pero en mi me lo has escrito en dos lagrimas.
Una en los ojos.
La otra en el alma.
..no le busques sentido, no lo tiene, o no. Maestro Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario