El otoño
y la
primavera de los
ojos
de la
mirada
de
Tesa.
El otoño y la primavera de los ojos de la mirada de Tesa.
Hoy hable con ella. En el momento llegado, que con silencio preñado, mi sueño ha impuesto.
Estas pequeñas líneas de caminar en descenso por mover en mi vida, lo que ni expresar quiero.
De la bella belleza de unos ojos de ensueño.
De ojos grandes.
De mirar sincero.
Ojos de un solo instante que perturban lo que el mundo enturbia con ruidos y sucesos.
Que la tranquilidad es eso de ellos un deslumbre.
Una luz de sus ojos, un mirar aclarado.
Un silencio continuo de tiempos añorados. De tiempos que no valen lo que ella vale. Vale solo este tiempo creado.
Tiempo de poesía, de versos no trazados.
Tiempos de sutil instante.
La primavera llega, pues, a su antojo.
Sin previas.
Solo su luz es existencia y solo su existencia es verdad.
Que en mi vida nada se conmueve que no pase por su mirar.
Del otoño al invierno en destierro.
Que no mirar a sus ojos es dolor que se acumula.
El dolor que duele.
Que rompe la angostura.
Del otoño al invierno en destierro vine.
En su frío me halle, donde no halle consuelo.
Y ella en sus ojos, la luz celosa derrite. Que no pueden gobernar dos bellezas algo tan sublime.
Tan sublime como su esencia que convertida en frío cada noche de este invierno, me ha recorrido, llevándome en conciencia a la cita de esta noche.
Que hablar de amor por amor a sus ojos es un derroche, de ingenio preciso, que describa el recorrido de lo que en ella he visto.
Todo tan silencioso, tan prudente como pleno de encanto.
En ella esta la promesa. La promesa de la que no me aparto, que no es otra cosa que sus dos ojos mirando.
La primavera nos espera, como esperan los ojos que te están observando.
Como son los ojos de Tesa en noches de amor nostálgico.
Así paso un otoño.
Así un invierno fue llegando.
Así el invierno emigra cuando la primavera viene caminando.
Tesa, con sus ojos abiertos llenos de tanto y tanto.
Tesa a la espera de una primavera que de letras ha anunciado, la llegada de estas frases al final de marzo.
Tesa es silencio.
Son tan profundos sus silencios que en mitad del ruido atruenan con su escándalo.
Sus ojos a veces se vuelven traviesos.
Ojos grandes en una boquita que se cierra más allá de lo que se puede cerrar.
Y callada, permanece discreta.
Y discreta no se para de expresar.
Porque esa es de Tesa su gran controversia.
Aquello que no puedo expresar.
Que solo entiendo como silencio lo que de hermoso en su rostro no puedo albergar.
Que de la primavera al otoño un verano queda, que en pasando, sus ojos sorprenda mirando con dulzura, que el tiempo pasa sin consecuencia importante.
De Tesa preso, resume en sus ojos, por sus ojos, todo lo bello.
Que el resto, lo que quede, en eterno se comprime.
Mi alma se abre en sus sentidos, para observar sin desatino lo que mi corazón escribe.
Corazón sin razón es, corazón peregrino.
Que para ser corazón no reclamo destino.
Solo busco un espacio blanco donde poso lo que escribo.
Ajeno a los pensamientos busco mi pensar.
Perdido en mi universo anhelo su mirar que conocerlo, cielo estrellado, me pueda guiar, a aquel que furtivo, en la calle el viento sublime, esta primavera ve temblar.
Ahora no hay nada mas hermoso, solo queda esperar.
Entregado y ahíto.
El silencio permanece, que en tiempo no desmerece de la pasión cordura.
Toda pasión, un pañuelo impregnado de perfume que no dura.
Que se consume rápido y en el adiós se convierte en tortura.
He de cambiar de pensamientos de lo que mi pensar procura. Como pleno responsable no como recibidor mercachifle de otros vientos, de otras posturas.
No hacer mío lo que no es mío, solo mis palabras por galantería, derrochen en mi discurso, que en sus ojos torna en profecía.
Perdido en mil tiempo de mil pasados
Perdido en los vientos que te han encontrado. Cabalgar estos pensamientos que en este rincón he sembrado.
Que tras de mis palabras mi figura se aparte.
Sin ansiar merito en este arte de tu mirar recreado.
De un periodo de limpieza de pensamiento
De potencias en pensar equilibrado, que afecta a mi centro como afecta lo que he desesperado.
Guardar con mis palabras mis pensamientos que yo ya me he retirado.
Guardar en mis líneas tu rostro bello de dos luceros cremado.
Un espíritu que incito el salto de estas letras.
Así, como musa inesperada, que sin querer se ve envuelta.
Así como bailarina en una comedia, donde escenarios a su alrededor dan vueltas.
Así Tesa se ha convertido en el Tao de mis letras, frases e ideas, que reflejadas en sus ojos se convierten en estados de conciencia.
Voy al centro.
En esta edad de inocencia, sin pasado, sin temores.
El presente, de suave primavera, se extiende como una brecha de eternidad.
Como una sima de conciencia, que cuanto mas siente su presencia, mas obvia es tu nimiedad.
Hasta convertirte en nada.
Hasta llegar a la totalidad.
Y allí solo queda su mirada, como única luz que permite el alma.
De tan hermosa, no es celosa, de la presencia de otras animas. Y cuando se te acerca con cuidado. Con unos pies pequeñitos que caminan en el viento, con pasos delicados, educados de bailarina.
El ruido es su silencio, como un testimonio dejado, del paso que ha dado de acercamiento.
Niña de caminar comedido, de ojos de espíritu rasgados.
Discreta, niña en definitiva, que esta inocencia me recordado.
Quise hablar del presente.
De la noche donde la primavera ha entrado. Vine a hablar de un transito, de un camino, de una conciencia... pero una vez mas tu mirar me ha superado.
Porque si conozco lo divino. Si dios me ha sido enseñado. Es en tus dos ojos el camino, por donde se ha mostrado.
Y al fin y al cabo, solo es eso, lo que tanto he buscado.
Dos ojos, dos silencios, dos temblores.
Una boquita pequeña.
Caminar comedido.
Presencia discreta.
Solo Tesa.
El espíritu.
Mi espíritu son mis letras.
Tanto en su expresión como en su forma escrita.
Las palabras de tristeza, que las carga de profunda sintonía. De música de mi interior, de una paz sostenida.
Espíritu que es de amor, fuerza que de amar es incontenida.
Lenguaje que refleja un interior y lo que ansia.
Me pliego en mí y en elevarme. Tanto empeño y porfía, en pos de un instante de belleza conseguida.
Que no aspiro a más gloria que el arte, de aquello que se crea para ser así, sin ninguna pretensión, lo que un instante defina.
No hay palabras mas bellas que las que son para verso escritas.
Que no hay verso mas hermoso que la estrofa que en prosa es diluida.
Que no hay palabra con más sentido que la que a mano es escrita.
Todo arte sin concesiones como soporte de belleza, necesita que su existencia sea efímera.
Solo una expresión, un semblante.
Ser flor por un instante.
Cautivar entre silencios un destino.
Rodar una lagrima en silencio, y cuando acaba el camino, olvidar hasta el recuerdo.
No pretendo más.
Arte por arte.
Arte hasta la medula del viento.
Y cuando el viento pase, ser solo silencio.
El silencio esta llegando.
Hemos abierto la puerta del conocimiento.
De un conocimiento sobrevivido.
El conocimiento como vía de experiencia.
El conocimiento con una única condición que lo entienda.
El conocimiento que te lleva a ser como único punto, profundo.
Profundo aunque cuesta.
El camino ha sido toda una apuesta.
Apuesta por mí, por mí renovada existencia.
Desprenderme de sus ojos y entrar en mi hacienda.
Ese viaje, mi vida experimenta, busca un conocimiento, aunque no desea respuestas.
El primer paso ha sido la ausencia.
Tantas ausencias.
Al principio físicas, de conciencias de calor.
De grandes vacíos en torno a tu piel.
Las segundas fueron de interés.
Ya no interesas.
Vacío tu cuerpo y vacío lo que te rodea.
Sin interés a donde ir.
Sin interés de donde venga.
El tercer vacío es el de las ilusiones efímeras.
Ilusión efímera es aquella que tu deseas echar raíz, tomar como referencia.
Ilusiones que son luces de luces de bohemia, de un pasado en el que una vez sirvieron pero que hoy no son más que moneda que ha cambiado.
El cuarto vacío es el vacío de mis trajes, de mi ropa vieja.
De aquello con lo que hasta ahora me he vestido.
Cambiar el ropero de pensamientos, en tantos sitios cogidos.
Vestidos y hechos míos en tantas fiestas, en tantos sitios, que me olvido de mi cuerpo para solo ver con lo que cubro mi perímetro.
Pero ha sido esto último lo que más me ha costado arrancar, cada pensamiento adquirido.
Porque he pensado que eran ellos, los que mas eran míos.
Ahora esta primavera, en mi cabeza, he callado los trinos, por no ser emisores de los orígenes míos.
Hablaba de esta primavera, de lo último que me he desprendido.
Pero todo el invierno, desde el otoño, ha sido. Un caminar en disciplinas, de conocimiento sorprendido.
Todas las tardes miro a los cerezos, a ver si han florecido.
Porque lo que he sembrado ya ha crecido, y espero en sus flores el fruto interior prometido.
Estoy vacío.
Vaciado.
Parte de los muebles cayeron de súbito impacto.
¡Pataplan! Y gran parte se fue al carajo.
El resto, poco a poco lo fui echando.
Un gran vértigo
Un abismo genera un gran vértigo.
Un vértigo de esos que se te agarran al estomago.
El vértigo es ausencia, pero sobre todo es un truco.
Un truco de algo que te has guardado.
El vacío es como una caída en picado.
Llegas a un abismo y te tiras.
Ese pánico no es por vacío, sino porque algo te has guardado.
Lo que mantienes en un bolsillo escondido.
Saltar es fácil.
Tírate ¡Ya esta!
Lo único aterrador es el silencio, el eterno silencio de donde los pensamientos se han marchado.
Por eso no los dejes escapar, y cuando surge en ti algún extraño arrebato, es solo porque de tu juicio algún pensamiento se ha apropiado.
Nadie cambia si le va bien.
Si cambias es porque algo se ha estropeado.
Lo más normal es cambiar de pieza y seguir funcionando como antaño.
Vaciar, soltar lastre, elevarse, no es una sustitución de parte de un material.
Es una transformación.
Es transformar tu ser como se transforma en mariposa el gusano.
Consigues lo que pierdes. Aceptas tu Tao.
Por eso doy salida a los pensamientos adquiridos.
Cambio el torbellino de sus voces por un pensar mío,
Un pensar mas claro.
El origen del silencio es la quietud de un ego que ha desaparecido. Que furtivo se ha bien escondido, en los últimos pensamientos.
La primavera ya me estalla
Estalla en los espacios más recónditos del camino.
Mira. Esta ahí.
La primavera es un instante de perduración de la propia existencia que te insulta si eres inconsciente de ella.
Han empezado a oler a jara.
Siempre voy buscando su olor. Hoy lo he encontrado.
No hay primavera hasta que huele a jara y florecen los cerezos.
Lo primero ya ha pasado.
Los cerezos esperan la paz del que comienza a meditar.
Por eso aun no han despertado.
No han despertado aunque muchos pájaros le llaman.
Pero el cerezo no puede florecer a no ser que las almas se enganchan a la fuerza que enlaza tu amor con la luz de la mañana.
Recuerda siempre en toda tu vida la luz de las mañanas de los días próximos a abril.
La luz no puede ser definida de otra forma.
La luz, la busques donde la busques, no puede ser definida de otra forma.
Pero no me escuches a mí. Sal a la calle y disfruta.
La primavera es eso, un proceso de continua salida, y de bendita luz.
De un árbol que se duerme en su despertar.
De las jaras que emiten su olor.
Es tanta y tanta. Tanta y tanta la suma de sensaciones, que esta noche, con un aire fresco. Pero entiende lo que es un aire fresco en Madrid. Un aire fresco en Madrid, es un aire extremadamente limpio de energía.
De una energía que como esta primavera, es recién nacida.
Es el mismo olor de un bebe.
Es el olor de los recién nacido.
Es el olor de lo que nace en ese mismo momento, como estas mismas fechas. Como esta misma primavera que aun no sido permitida en el calendario, pero que como es la misma vida, se abre la vida a bocanadas.
Ese aire es el que esta noche me ha bendecido.
Este aire con pétalos de lo divino, que desciende en mí.
Solamente que hoy me encuentro receptivo.
No se porque, bueno si. Porque estoy vacío.
Entonces cada cosa se apodera como si fuera un personaje que se te incrusta para desarrollar su opereta.
Las primeras palabras de este libro es solo una apuesta de belleza sin consecuencia y sin medida.
Es una simple consecuencia de cómo se me quiebra en mis adentros la vida que surge en mi vida, en forma de palabras que adornan la continua línea de pensar, de sentir sin medida.
Que las palabras no contienen lo que es tanta energía. Que el torrente no agota la comparación, la metáfora, la alquimia de palabras que se expresan, la controversia de significados, la dualidad, la paradoja, los circunloquios para no afrontar esta sin medida.
No puede ser de otra manera.
Si sales a la calle me entenderás.
A la calle.
A cualquier calle.
Y allí llénate. Permítete. Entra en ese estado de inconsciencia social y conciencia sensitiva.
Se revolucionario, acrata sin medida.
Es solo el estado que se necesita para poder recibir esta vida.
Que si la dejas pasar estarás el resto del año cojo en el espíritu que te trasciende. En la energía que te sublima.
Estalla sin contemplaciones el interior que te contiene.
Si rompes tus barreras.
Si rompes tus confines.
Si superas tu propia definición, tu vida caerá como una bendición de rodillas.
Acepta. Y deja esta primavera bendita.
Cuando te inunda.
Cuando te revienta.
En ese mismo momento la vida llega tus venas.
De tanta y tanta, tanta vida la calma te llena.
La calma te colma.
Te colma y te llena.
Y te apacigua.
Y ya no quieres nada, absolutamente nada.
El día pasa, como no pasa ningún otro día.
El día pasa en donde tu alma mora la primavera bendita.
Unos ojos ya te avisaron.
Unos ojos grandes.
Grandes en su misma mirada.
Grandes en su misma espiritualidad.
Grandes en eternidad.
Grandes sin medida.
La primavera era su esencia.
Su esencia bendecida.
Algo bendito es algo aceptado.
Acepta tu divinidad y tu vida será bendecida.
Tocas el cielo y entonces que quieres sino que pase.
¿Pretendes que tu vida sea como antes?
Ya no puede ser así.
Si la vida la aceptas.
Si aceptas cada intervalo de eternidad como momento de tu vida.
Si aceptas que en ti se esconde un cielo y una parcela infinita.
Si aceptas cada instante como irrepetible.
Si aceptas el silencio como música divina.
Si aceptas lo que miras. Si es de noche y sales a la calle. Si es de día y es importante lo que respiras. Si respiras más con la piel que con otra parte de tu cuerpo. Solamente entonces serás bendito en tu vida.
Solamente entonces.
Entonces y sin medida.
Porque dios y amor y primavera son sinónimos.
Y dentro de esos sinónimos ahora tu existencia forma parte de toda la lista.
Que una sonrisa te sea permitida.
Una sonrisa.
Un asombroso esbozo de la mas profunda ternura a ningún ser concedida.
La sonrisa es el porque.
La consecuencia divina.
La sonrisa es el silencio de un milímetro de grosor convertida.
El silencio, la quietud, la sonrisa.
Campos de libertad de equilibrio contenida.
Contenida en ti.
Contenida en tu sonrisa.
Un pétalo interior.
Un éxtasis divina, divina de amor. De amor divina.
Extático viene de éxtasis.
De incontinencia de todo contenida.
Éxtasis viene de amor en conocimiento, en profundo conocimiento sometida, sometida a una sonrisa.
Sometida a la quietud.
Quietud y tu sonrisa.
Sonrisa y luz, de luz bendecida.
Luz de luz, de sonrisa, de primavera de éxtasis que te domina.
De éxtasis que te calma.
De éxtasis en sonrisa.
De ti, de mi amor, del perdón, de la aceptación.
De todo y en todo, por todo, por ti.
Por ti lo es todo.
Por ti todo lo dio.
Se quedo sin nada, para que entrara el amor.
Amor de quietud a frasear la primavera te inspira.
A llenarla de pétalos de oración.
Con cada oración en la que se expresa.
Palabra verso, que en línea es oración.
Oración del que ora, y no tiene más que razón, que respira el aire, aunque en el aire no halla dios.
Porque eso es la primavera.
Eso es un instante, un minúsculo instante que tu lado, en el otro lado, convierto en oración.
La oración solo se produce en el sutil instante donde entre tú y tu dios no es necesaria ninguna escalera que eleve tu corazón.
Un estado de plena conciencia.
Un estado de profunda belleza.
Una continúa aceptación.
Una sonrisa esbozada.
En ese instante, en tu ser se produce la constatación de dos partes.
Una exterior en la cual conoces de la existencia de ese estado de divinidad constatada.
Otra interior que te lleva a la conciencia que eso mismo habita en ti.
El resto.
Una cubierta que llamas tú, es solo una membrana disuelta.
Disuelta porque eres consciente. Consciente de la profunda relación que hay entre tu y ella.
Tanta unión que no sois dos.
Y donde no hay dos, no hay fronteras.
No hay límites. Limites ni barreras.
Ahora eres estático.
Aunque te mueves no te muevas.
Aunque veas no veas.
Porque cuando mas eres no eres.
Por eso la sonrisa y tu alma quieta.
¿A donde ir? allí. Allí ya eres presencia.
Todo es un viaje exterior, desde el interior con tu conciencia.
Con tu luz.
Luz de luna llena.
Luz de sonrisa.
Sonrisa de mirada tierna.
Y la sonrisa permanece, como permanece este primavera.
Por favor sal a la calle, sea de noche o de día. Sal, que tu interior del exterior te espera.
De tu exterior a tu interior.
De el centro a la alegría.
Que todo camino ya no es, más que una experiencia de vida.
En tu interior la luz, la luz que se difumina.
En el exterior el aire que en viento se disipa.
La luz o el sol.
La luna o la alegría.
Si una sonrisa sirve. Te sirve para toda la vida. Toda la vida de un instante, un instante de tu vida, lento, tan lento, tan sumamente lento que de lento y mas lento..., lento te llena la vida.
Vida lenta, lenta vida, porque es eterna esta primavera bendecida.
Esta sonrisa interna.
Sonrisa en primavera bendecida.
No pienses más.
Aceptas.
Acepta tu vía.
En el interior un profundo silencio.
Como el silencio del valle.
Como el silencio de una calle pequeña no transitada.
Como el silencio que se suma, para acompañar con respeto, silencio interno, el silencio que no espera, el silencio que te inunda.
El silencio es eso, roto en si, un anticipo de angustia.
La angustia de ese nudo en la garganta.
Un vacío.
Un interior agudizado.
Una sima de duda.
El vértigo del que mira abajo.
Un caminar incorrecto porque pesa el pasado.
Eso, solo eso, es la duda, duda de todo, duda en angustia.
Un nudo estrecho que en ese momento te estrangula.
El nudo que se percibe en la noche de primavera donde cenas solo.
En cada uno de los pasos que te llevan a casa.
Los pasos lentos por la acera donde miras el pavimento, donde te aprendes el pavimento, por que tu mente de otra cosa no se ocupa.
Caminar de los pasos sin destino.
Caminar de pasos que tardan en caer.
Tan lentos que son sin sentido.
Caminar a algo donde encuentras lo que ya has tenido.
Un espacio, una piel desnuda, un despido de lo cotidiano. Un volver a mirar solo la luna.
Es tan profundo el teatro, teatro de la angustia.
Y el mundo se vuelve denso de miradas, esas miradas donde no descubres las miradas perdidas de otros días de creciente luna.
Una charla intima con el último íntimo que te acompaña.
Solo te pido que seas consciente de la tragedia de la luna.
Su estado de silencio, de silencio de luna.
Su silencio para ser contemplada, en una calle por donde deambulas.
Un sonido, una música, un adagio lánguido, grave.
Una composición de tremenda, tremenda insolencia, a la alegría que en las noches la gente manifiesta.
Y hay otro punto, otro punto de referencia.
Otro punto de profundo tristeza.
Tristeza del que entiende la vida en amor.
Del que tiene la vida, en esos instantes, sin referencia.
Necesito ir más al interior.
Necesito ir a donde nada con nada se manifiesta.
Al otro lado, siempre al otro lado donde mi mente no llega.
La tristeza.
La energía viaja.
Es una gran viajera.
El sentido de la vida es el equilibrio del viaje.
Ahora estas viajando a la tristeza.
Siempre que hay un vacío, en ese sentido se produce la extensión de tu conciencia.
La extensión primero de tu pensamiento.
La extensión posterior de tu alma.
La llegada final de tu materia.
La tristeza es solo eso, un viaje de energía, extremadamente abundante en el exterior, a su equilibrio con el interior.
La tristeza se confunde con quietud, cuando es una profunda inquietud, por ver lo que te encuentras.
La tristeza es la búsqueda de tu dios interior, que en esos momentos te quejas.
Pero en ambos casos, es siempre una profunda preponderancia de lo exterior, de lo ajeno, de lo que te creas, que te lleva de una manera aleatoria de dentro a fuera.
Es un yo-yo con el que otro, en ti juega.
Si un día le dejaste entrar, en ese momento mismo comenzaste tu locura.
No tiene fin, deambula, se balancea en tus entrañas, en ti se columpia.
Esta noche quise seguirla.
Puse mi mano y deje que mordiera.
Y en efecto, si no te distancias, si no la sigues sin ninguna otra referencia, su olor te embriaga, y su hedor te lleva.
Solo es eso, un teatro maravilloso que te has creado, donde tu cabeza se aleja de aquello que te ocupa.
La poesía, la teatralidad de esa angustia es solo un tributo aceptado como la entrada a una película. Pero luego no te creas que seas el protagonista o cualquier otro personaje de segundas.
Cuando tú meditas no hay voz alguna.
Hablamos de la fuerza del estado donde no hay dudas.
Meditación es acción en penumbra.
Es generación de luz de la luz.
Es luz y penumbra.
La meditación es siempre, siempre, un estado de conocimiento de la energía.
Conocer la energía, saber de energía es saber y conocer de sus movimientos.
La máxima expresión de esta cienciologia es el cultivo de la misma.
Realmente más que un cultivo, hablamos de una condensación y un aprovechamiento de su potencialidad elevada para nutrir nuestro interior.
Luego. Muy a posteriori, en nuestro cuerpo, en nuestra mente, surgen reflejos.
Es como una explosión interna que afuera se ha reflejado.
Pero esas manifestaciones de orden manifiesta, no son más que expresiones de aquello que no tiene otra conciencia.
Que su única conciencia son unos procesos internos de control y de procedencia, para luego poderla mandar a donde tu mente crea.
Es como si la electricidad de tu casa estuviera triste si solo tuvieras puesta la tele y no la lavadora.
Esas sensaciones, son siempre sensaciones en la cuales tu interpretas lo que la energía aprovecha.
El único problema, es que una carga excesiva en ellas.
Una carga excesiva en las consecuencias emocionales, puede llegar a interrumpir el proceso que tu interior crear.
Puede romper ese cuerpo de energía.
Puedes matar a tu alma a través de tu mente o tu cuerpo.
Por eso, con eso, no se juega.
No busques los bordes, no sea que en realidad a esos bordes, sea la vida quien te lleva.
La energía a tu interior es hermoso, pero se puede convertir en dolor si la cargas con la afección del termino tristeza.
El percibir las energías que se encierran para equiparar la divinidad exterior es precioso.
Vas a florecer en poco.
Quizás sean estas letras.
Pero cargar de emoción, cuando vas al interior, es lo que al alma le cuesta y a tu estomago algún ardor.
Mira el fluctuar.
Siempre vas a fluctuar, porque eres exterior.
Contempla toda su disparidad.
Admira su belleza, pero no permitas que nada del exterior, en el interior, abra su puerta.
Conocer por el amor.
Profunda conciencia.
Que no es comprensión, que es existencia.
Que no se puede escribir, que allí las palabras no llegan.
Que amor por amor, al amor ni siquiera llega.
Amor en un minuto es bendita excelencia que se llega a todo y nada queda.
Pero terminar con el.
El amor perfecto es el que no se recuerda.
Que se halla terminado.
Que de amar, amor no queda.
Que se halla exhausto.
Que se ha de inventar de nuevo otra empresa.
Que no soy mas que vasallo de el y caballero de sus contiendas.
Un honor amar un deber la excelencia.
Un profundo rezar las bienaventuranzas de tan alta empresa.
Que palabras solo son las que tampoco expresan.
Palabras y más palabras del que ama, en este orgasmo interior en letras se interpretan.
Líneas pobres de tan alta no ciencia.
Palabras simples del tiempo que esperan, desde escritas, llegar hasta ella.
Palabras y amor son cosas de la existencia.
Pero amar es solo el primer paso, de los estados de conciencia.
El primer paso es el amor.
Amor a raudales.
Amor si enmienda.
Que quien no ama así, no puede saltar y coger la cuerda.
Que hermosa frase.
Y habitualmente, todo lo hermoso, lo verdaderamente hermoso esconde una historia real.
El primer paso es el amor. Solo eso es necesario.
Amor, no tú y yo.
Tú y yo es solo donde se refleja.
Se consciente del cariz de tu unión.
Amor es amar, una interpretación.
Una energía que te vincula, te vincula en unión.
Es comprender que hay uno porque ya no hay dos.
Amar es amor.
Amar es el primer paso, dalo y hablamos.
Compasión.
Compasión es el estado del amor sin amar expresando al amor.
Expandiendo.
Esa es su principal misión.
Expandir y ascensión.
Un elevar, un mirar mas al cielo que alrededor.
Compasión es el estado de suavidad posterior al momento de compenetración.
Compenetración con el mundo, cuando todo es entendido, cuando el éxtasis es acometido como vía de cognición.
Existe el momento cumbre.
Un momento de ascensión.
Desde allí, desde su cima, comenzaras a mirar.
Y cuanto arriba, mas arriba estas, todo se manifiesta mas cerca.
Luego se produce una profunda caída.
La visión de sima.
En unos microsegundos todo se desmantela, han tirado de la manta, y esos instantes que te mantienes en el aire y miras para abajo se convierten en eterno.
Ascenso y caída.
Y todo es proporcional.
La compasión aun no llega.
Es necesario que pase todo el fragor.
Es como una especie de reflujo que te lleva los aromas de lo que sucedió.
Has amado.
Has amado y ya paso.
En tu ascensión te has equiparado con el mundo, ya paso.
Ahora solo queda una realidad.
Ella y yo.
Ahora solo queda una mirada húmeda y un éxtasis dormido aun en tu interior.
Ya estas vacío de pasión, y ese vacío del primer aire que se llena es del olor que los dos habéis dejado.
Si ha sido verdadero amor este se extenderá por tu interior, en un momento donde no te haces diferente a lo que hay en tu exterior.
Tu interior en perfecta ecuación con tu exterior.
Después de vacío, tu desapareciste en su calor fundido, solo te queda la posibilidad de equiparación.
El mundo no es distinto a ti, hay compasión.
No hay dos.
No hay dos como no lo ha habido con tu pareja en el instante anterior.
No hay dos, solo que ahora con quien se interpreta el baile es con la creación.
El amor del que ha amado no sin comprensión puede ser encauzado.
Aceptado pero no extinguido.
La forma suya de conocer es un enorme salto al vacío, allí donde no sabes como has de caer.
Porque amor no es descenso sino ascensión.
Amor no es duda sino exaltación.
Por eso saltas porque no desciendes y todo tu ser lo sabe.
Por eso el amor, su vía de elevación es contemplada como un fluir energía hacia arriba, como una religión.
Dios ama a dios y tú eres el camino, tú expresas esa comunión.
Tu cuerpo y tu pensamiento.
Son tus dos propiedades.
Tus dos posesiones mas terrenales y que condicionan lo que vas a ser.
La mayoría de las veces, estos dos elementos no son vistos como una bendición.
Por eso, por algún determinado encantamiento, tanto nuestro ser como nuestra esencia, se ven desubicados de ellos, postergados en el mundo de nunca jamás de algo que denominamos sueños.
Tú no eres tu pensamiento.
Tú no eres tu cuerpo.
Pero lo peor de esto es la enorme separación, la profunda sima que se crea entre tú y ellos.
Y es que esta separación no es producida por una aceptación.
Esta separación es producida por una negación.
Una vez mas metemos a ambos en el saco, profundo saco de la inconsciencia.
El cuerpo es nuestro elemento, nuestro receptáculo de lo bueno o malo que seamos.
Nuestros pensamientos es la muestra de la etapa que recorremos y es representativo del bagaje de nuestra vida.
Eso es mente y eso es cuerpo.
Es duro el destierro.
Un destierro es siempre la separación de tu origen.
El peor de ellos, es aquel que nos sume en un viaje por campos yermos.
Nos vamos alejando de aquello que no queremos, sin saber que ello, eso de lo que pretendemos separarnos, lo llevamos en nuestras alforjas.
Es, en ese momento, comprender la vida como una huida.
Hay una vieja historia donde se cuenta el itinerario de la persona que huía de su propia sombra.
Durante todo el día, su vida era una fuga de ese ser oscuro que por el suelo le perseguía.
En la noche se hallaba tranquilo.
Pensaba con cada anochecer que había logrado dejarla a un lado.
Pero con cada rayo de sol su persecución se repetía.
Cada mañana, con cada rayo de sol. Cada noche con cada columna de oscuridad, la rueda de la vida se repetía.
Un samsara cíclico.
Una tormenta, un ansia y una tranquilidad baldía.
Pero lo mas hermoso de esta historia, no es su moraleja, que hay y mucha.
Lo hermoso fue el comprender que lo mismo que miraba la sombra que sobre su cuerpo el sol producía, un día volvió la vista.
Entonces cuando miro el sol que se ponía y en la noche contemplo las estrellas, con ellas, con cada una de ellas, se logro desenganchar del destino trágico que le acontecía.
Salir de ahí, solo es posible por una profunda comprensión de la poderosa sensación de que en cada pensamiento y en cada espacio de tu cuerpo hay un trozo de toda la vida.
De toda la vida que cabe en este universo.
Toda ella, en ti se determina.
En ti se muestra como milagro, que milagro es cotidiano. Que milagro es el día a día.
Yo me he especializado en trabajar el cuerpo.
A la hora de entrenar la técnica es importante.
A la hora de entrenar la dieta es importante.
A la hora de entrenar tu determinación puede llegar a ser definitiva.
Pero el entrenamiento no es solo eso. Aunque muchos así quisieran.
Entrenar, es la más profunda relación con tu cuerpo.
Entrenar es entrar en un templo.
Entrenar en su primer momento es un permiso.
Un permiso del cuerpo a ser tratado por ti.
Y como siempre que pides permiso, vas humilde, sin imposiciones ni tiranías.
No empujas, no agredes, no insultas.
Estas en el estado de que el te permita, no donde tu impones, sino donde tu te humillas.
Llega como el que se acerca al reposo de la vida.
Lo primero, primero de lo primero es mirar, ver descubrir. Conocer cada articulación, cada rincón, cada gesto, como el que trata de descubrir detrás de ello el mayor secreto de la vida.
Mira, mira como eres.
Mira como eres en cada asana.
Cada postura que es concentrada, que es contenida en un espacio de equilibrio se llama asana.
Siente que tu cuerpo tiene un sentido, un camino, una cadencia.
La primera de ellas es como respira.
Haz tu primer entrenamiento en silencio.
Recuerdas que estas de invitado. No creo que llegues a una casa por primera vez y pongas la música a toda pastilla.
Se en silencio.
El silencio exterior es necesario para sentir el latir de tu vida.
El silencio es necesario para percibir los estados de conciencia con cada aliento que en ti entra.
Sueltas el aire, el movimiento se detiene y ahí solo queda conciencia.
Inspira.
Inspira profundo, y donde ya mas aire no llega, allí se detiene la vida exterior y nace lo que es, como una figura adivinada en la lluvia, de tu interior, la armonía.
Cada latido, cada soplo recibido, tiene que ser pedido permiso, para que tu lo dirijas.
Por eso, enciérrate con ellos en silencio.
Medita.
Estate en medio como uno de ellos.
No seas como el que va a ver una película y se sitúa en frente.
Tú permanece en medio.
Medita.
Siente el aliento y como se respira.
Desde el interior al exterior se consciente de tu cuerpo.
Si el permiso te lo ha concedido, es porque ha sentido, que estabas a su lado. Que compartías.
La técnica, la alimentación, están para mejorarlo pero no puedes lograr que tenga efecto si previamente no le has preguntado.
Tu estas en un cuerpo, pero tu no eres el dueño de ese cuerpo.
Por eso y por su perfección respétalo.
Ahora un ultimo consejo.
El mejor entrenamiento del cuerpo es aquel en que este no existe.
En que este se vuelve transparente.
En el que permite que la energía, tu energía deambula libremente.
La vida es movimiento y la vida tiene que ser permitida.
Todo pensamiento es un fallo.
Y cada fallo es más vida.
Cada pensamiento es el repaso de algo que no hemos acabado.
Es una interrupción, un salto dentro del flujo normal de energía.
Por lo contrario, un conocimiento es siempre algo concluido.
Lo concluido es aquello que no tiene otra posibilidad.
Aprendes de los errores y de los aciertos que has cometido.
De aquello que dejaste a medias, te mueves siempre en el mundo de las especulaciones.
Todo pensamiento es un fallo.
Es aquello que te falto para ser realizado.
Y entonces en tu interior, cada vez que transcurre por ese punto algún asunto, se produce un salto, un bache de algo que no esta concluso.
Cada pensamiento te lleva a volver.
Por eso te reengancha a aquello que es pendiente.
A aquello que te queda para cerrar y olvidar archivado en conocimiento.
Pensar es una energía no emitida.
Es un Chi suspendido, que se queda en tu interior creando un propio círculo de vida, de acontecimientos.
Tu pensamiento se convierte en un pequeño universo.
El que aprende sin embargo transita.
Transita con tu cuerpo transparente.
Transparente de energía.
Me falto tu voz.
Tu sonido.
Me falto.
Cada trozo que falto, de la herida coagulo en dolor.
Dolor de saber que no te importo.
Dolor de saber que en ti no soy yo.
No soy.
Ni soy yo
Libre para amar. Esclavo de tu silencio, trato de tratar. Trato y no puedo.
Porque no entiendes que en el mundo hay un tiempo.
Que en este mundo esta nuestro tiempo.
Porque no lo entiendes.
Ahora yo nada comprendo. Si tú no entiendes nuestro tiempo.
Porque si es así no tengo espacio.
Asfixio mi aliento.
Porque si es así, no existe nada de esto.
Porque en imaginar e imaginar pinte el cielo.
Le puse el olor de tu piel, que en pinceladas de perfume cree un firmamento.
Tus ojos brillantes como un papel de plástico transparente envolvió cada uno de los recuerdos, como los envuelve el que se va de viaje.
Guarde el corazón de la razón para que no hiciera saña.
Puse la música más triste.
Pensé en que pensabas.
Todo por un silencio.
Por una no-respuesta callada.
Todo por un silencio, tan silencio que tú no hablas.
Ayer llego el adiós, ese que no te dije.
Ayer llego lo que hoy y mañana mi soledad dicte.
Ayer fue ayer, hoy no es nada.
No entendiste el tiempo, ese de esperanza.
No entendiste, quizás nada.
Mente y cuerpo son una paridad que se vuelven en unidad con las palabras.
Mente es tu.
Cuerpo es aquí.
Mente y cuerpo es: tu estas aquí
Es sencillo este juego de palabras, es tan sencillo que hasta me parece estupido.
Pero es su sencillez la que dificulta su cumplimiento.
Es su sencillez la que impide su realización.
Mente.
¿Qué entendemos por mente?
Siempre la respuesta hace referencia a la cabeza.
Para mi eso es ser demente.
La mente es ante todo una respuesta sensitiva del cuerpo.
La mente es cada uno de los nudos de convergencia de canales sensitivos y motrices que tiene nuestro cuerpo repartido a lo largo de cada una de sus partes.
La mente es una antena de un receptor que se llama cuerpo.
Por eso mente y cuerpo no pueden ir separados.
Por eso mente y cuerpo cuando se separan, en el ser humano se inicia un destierro.
Un destierro sin patria allá donde no nos encontramos.
Porque mente y cuerpo separados es solo que no nos encontramos.
A ese estado de incomunicación se llama inconsciencia.
La inconsciencia llega cuando no aguantamos más.
Es curioso como este sistema de protección lo hemos incorporado a nuestra vida como un modo operativo.
La inconsciencia es fruto de una separación.
Toda separación es inconsciencia.
La primera es la más sutil.
La primera base del estado de inconsciencia es cuando lo bueno, lo agradable, lo bello, es calificado como tal.
Si es calificado es escindido, y si además nos ha sido una experiencia gratificante, ya tenemos la primera frontera en nuestra vida.
Lo bueno será buscado.
Solo pretendemos la parcialidad.
La parcialidad que te da lo bello.
La simpleza de lo que no tiene relieve. Aquello cuyo único trasfondo es un paisaje pintado.
Porque toda parte, sin la opuesta que de trasluz se queda en yerma.
Nosotros no buscamos lo que deseamos, solo deseamos una parte de lo que buscamos.
Por eso, por esa primera separación surge la inconsciencia.
Ese estado que te lleva a sesgar una parte que te parece fea.
Aquello que no se ve no existe, ese es el inicio de la inconsciencia.
Tu belleza, es tu duda.
Tu duda es el conocimiento.
El conocimiento es duda cuando comprendes que todo no es nada y nada es una elección de tu postura.
Que la realidad es el bagaje de la nada al todo.
Que tanto todo hay en la nada como nada en todo.
Solo entonces no necesitas elegir.
Solo entonces no necesitas colocarte a un lado o a otro.
Solo entonces lo que posees coge su poso.
Porque poseer es no tener nada, nada y todo.
Posees porque no te pertenece y es parte de ti.
Esa continua paradoja es la dimensión de la vida, dimensión que cuesta ser aceptada. Dimensión que tiene que ser partida.
Si te acostumbras a elegir inmediatamente necesitas de entrar en ese estado de inconsciencia.
Bien sea por decisión. Bien sea por pensamiento o por la llegada a el por la ingesta de sustancia que te llevan a no ver lo que ves de ti mas cerca.
Es como cuando te acercas tanto una aguja a los ojos que esta deja de existir porque no puedes focalizar el centro.
Entonces esa aguja desaparece y solo ves el fondo.
Entonces solo lo que queda lejos prevalece, aquello que no te afecta, aquello que no te pertenece.
Por fin sucedió.
Hoy yendo al campo de golf. Llevando unos días sin ver espacios abiertos, la primavera ha procedido.
Ha procedido como procede cada año.
Cada año en cada primavera.
Porque la idea que te quiero dar de primavera es la de florecer.
Todo el tao.
Todo el tao de la vida tuvo su cumbre.
Esa cumbre es florecer.
Florecer como cumbre.
Pero no es necesario decir nada. Quizás no puedas decir nada, es tan bello.
Los cerezo florecen porque en ellos es primavera. En ellos la primavera es.
Realmente no ha cambiado nada en estos días.
Han pasado apenas dos.
Empezó todo con un olor de jara. Con un trinar nervioso, con un correr interno en los seres de la existencia de la vida.
De esa vida que te expulsa al exterior.
No es una llamada del exterior, es un grito de tu interior, que llena de sonidos, de matices, de aromas, de colores que lo que antes era ocre o pardo.
El primer momento es una exaltación de los sentidos, por una alteración de tu interior.
La primavera es la esencia que se expande, que te pide que te apartes, que la permitas ser, para que ella pueda ser a través de ti.
Tú eres el medio, el gran medio que crea toda la transformación.
Con cada primavera cada árbol, cada pájaro, cada ser actúa en esa función de esa primavera, de esa emoción. Solo que hay una diferencia, y es que en esa diferencia esta tu conciencia como plena función.
Eres consciente.
Solo tú sientes en reflexión.
Solo tú te extiendes y esa extensión la sientes como de tu expresión.
La primavera es una emoción.
Es belleza, una belleza que conmueve.
Yo solamente veo eso, un cerezo en flor.
Existe toda una simbología alquimia interior.
La flor del cerezo, la búsqueda de lo perfecto.
La flor perfecta es perfecta por flor.
La flor solo puede flor, y por eso es flor, y por eso es perfecta.
La flor es la base de una emoción, de un ciclo que comienza.
Un ciclo que surge de tu interior y que en tu interior permanece como potencia.
La alquimia es la búsqueda de una fuente de juventud.
De toda una transformación.
Existe más alquimia que comer un helado y transformarlo en sangre.
Por cotidiano, lo hemos perdido en conciencia.
Somos tan ciegos que delante de un milagro no vemos mas que ordinario y buscamos en lo inexistente lo extraordinario, para llamarlo milagro.
Somos tan ciegos que no vemos nada que no definamos como mágico.
Alquímico no era el que hacia milagros.
Alquímico era aquel que era consciente de los milagros, de cada transformación.
La alquimia de la transformación es una flor.
Una flor es la transformación.
Una flor es la superación del secreto de tu interior.
Y una flor simboliza esa mirada del hombre al cielo.
Un cielo que supone transformación.
Solo por ser consciente, solo por permitir la primavera en tu interior.
La primavera es la explosión, el pistoletazo de salida, y en esa salida solo una flor representa un proceso de maduración.
Un proceso de conciencia, un proceso de silencio.
Silencio, primavera, transformación.
Una flor pende, la flor del cerezo, se convierte en el símbolo de todo eso. La alquimia del interior. El exterior sigue su tao. Su tao es ser lo que se es, solo tú puedes trascender.
Por eso con cada primavera mas allá de todo es despliegue de emociones, lo más importante, es en tu interior una sensación. La sensación de la flor del cerezo.
La sensación de tu floración.
En la noche corre el viento fresco.
Nubes de lluvia van envolviendo una luna que esta creciendo.
Una de esas lunas de película de hombre lobo.
Una de esas lunas donde su blancura se ve difuminada por nubes que pasan que cobran figura, en su fulgor.
Entonces miras a las nubes y ves como caminan y deambulan en un cielo agitado que la noche impide que distingas su color.
La luna es luna.
La primavera es transformación.
En Madrid el aire es fresco, como una de esas noches donde las luces de la calle combinan en su color con el tramo de cielo que te deja ver el edificio.
El aire corre por las grandes avenidas y se esconde en las calles de tamaño menor.
Las plazas se mueven en círculos buscando en su redondez nuevos bríos.
Mientras miro a la luna. Siento un frío que no es frío, siento el frío que es frescor.
Quiero que pienses en este frescor como el nacimiento de una energía nueva.
El viento es fresco porque todo lo que acontece es nuevo.
Ha nacido a una rueda de vida, pero en estos momentos esta sin pasado.
Cada primavera, cada edificio, cada brisa, cada frescor.
La vida no pide permiso.
La vida es ebullición.
Madrid esta en silencio.
Es el silencio de la noche del día que vi los cerezos en flor.
En otro país, en otra vida, en otra dimensión, alguien mas se paro a ver el árbol que floreció, y Madrid permanece como un gran teatro que se echa a la calle para representar una comedia de situación. Un espacio donde el hombre puede ser hombre, en toda su dimensión.
En una dimensión de humano cotidiano, de tiempo para poder ser yo.
Si con cada primavera hubiera una transformación.
Si con cada primavera el aire en brisa fresca entonara la misma canción.
Si con cada primavera, con cada pensamiento se sintiera lo hoy siento yo.
Madrid seria un cielo y la vida se convertiría en flor.
Un método
Todo método es una vía.
Esta vía me pareció especial, por eso te le comento.
La primera circunstancia que tienes que tener en cuenta, lo más necesario es mantener tu cuerpo y mente.
Tu cuerpo en el estado que en boxeo se denomina “estar fino”. En esta expresión se encierra un profundo conocimiento.
Estar fino te expresa un estado en el cual tu cuerpo se halla limpio de todo lo que le sobra.
Un estado en el cual no esta saturado.
Para tu mente es necesario los estados de inspiración.
En estos estados, aquello que llegue a tu mente es lo que será reflejado.
Es como un televisor. La mente así como el televisor sintoniza aquel canal que hemos programado.
Lo que vemos en nuestra mente, es consecuencia inmediata del reflejo de donde estamos.
Es primordial, preciso, determinada selección de entornos, así como de los contenidos de aquello que nos permitimos que nos llegue.
Siempre imitamos aquello que vemos.
A este respecto te contare una historia que me atañe.
Muchas veces mis alumnos se preguntan como se tanto de boxeo.
Esta pregunta es debida a que a pesar de mi afición, nunca fue una actividad central en mí.
La respuesta esta en una palabra que se llama impregnación.
No era necesario nada, solo estar ahí.
Con mi maestro se movía una escuela de boxeo en la que era fácil tener algún campeón del mundo al lado.
No era necesario nada, solo estar ahí.
Incluso parece que es como si meditara, es decir estar en medio.
Después de una tarde, hay tantos matices, tantas sensaciones, que a poco que estés en medio o pases cerca, tu inconsciente va con una grabadora recogiendo todo.
Y un día te pones a entrenar boxeo a tus alumnos y todo sale como si fuera tú maestro el que esta ahí.
Solamente se necesita eso.
Con esta historia te quiero recalcar lo importante que es lo que te rodea, porque grabas todo, absolutamente todo, y el primer escalón, la primera valla que tienes que superar es tu cuerpo y tu mente.
El cuerpo es un inmenso canal de energía.
El cuerpo es la estructura que sostiene todo tu sistema energético.
Que este limpio va a permitir que esta energía fluya.
Que este resistente, su propia potencia, va a permitir el paso de cantidades elevadas de esa energía, sin que posteriormente tu físico se resienta.
Por eso el cultivo de tu mente es a su vez su fortalecimiento, lo que te va a permitir aceptar determinadas cosas, que en una primera fase pueden ser extremadamente duras.
No pienses que al cuerpo y a la mente se les adiestra con el dolor.
Que entrenamiento es dolor.
La vía del adiestramiento es la vía de la adaptación, no de la extenuación.
De una adaptación progresiva a situaciones de stress.
Por eso antes de iniciar cualquier método te aconsejo que tengas estas ideas en tu mente y esta practica en tu cuerpo.
Hablamos de quietud.
Una vez tenido en cuenta el capitulo anterior podemos ir al interior.
El interior es quietud.
No hablamos del cuerpo.
No hablamos de la mente.
Ambos están afuera. Cumplen su misión afuera.
Quietud es el interior del interior.
Quizás no sea nada.
Por eso es difícil de pesar, de medir, y por tanto de definir en una coordenada espacio temporal.
Tu interior es el viento donde se ausenta.
Esta puede ser una definición, si tienes en cuenta que hablamos de tu estado natural.
De tu naturaleza original, y he aquí la paradoja, de tu naturaleza ultima.
La naturaleza, como termino siempre se asocia al exterior, por eso te estoy diciendo que lo que conoces como exterior y lo que conoces como interior es cosa única.
Esta semana santa Madrid esta tranquilo.
No se ha ido mucha gente pero si la suficiente para que baje el nivel de ruido.
Ruido aquí seria definido como aquello que molesta en la contemplación de lo que Madrid encierra.
Con ello quiero decir que ruido, en el contemplar, se asemeja a molestia.
Lo mismo sucede en ti.
Lo exterior no es que sobre, pero si, al menos, cuando su situación es preponderante, molesta.
La primera fase del método es la limpieza de esas molestias.
La limpieza de ruidos que te permita la quietud.
Todo silencio se compone en primer término como una ausencia de sonido.
En segundo momento como ausencia de movimiento.
Y como último establecimiento, vaciado de ego.
Sonido y movimiento son consecuencia de tu físico.
Muchas veces para hacer cualquier cosa necesitamos de un ruido de fondo.
Necesitamos una musiquilla a un número determinado de decibelios que nos entretenga.
Si fijamos ahí el consciente, inmediatamente entraremos en un estado hipnótico, en un estado de inconsciencia.
Así perdemos sentido de la principal referencia que hemos pretendido.
Introspecciona y halla la conciencia.
Hay un punto donde todo se ha detenido.
Sin pensamiento no hay ruido.
Sin ruido lo que queda es en el silencio tu naturaleza.
La ausencia de movimiento es primordial, no estarnos moviéndonos, porque si vas a la izquierda luego tiras a la derecha. Y con ello toda la energía sale fuera.
En este sentido, conseguir el equilibrio es lo que se desea.
Te voy a dar un ejercicio.
El estado de presente de presencia, es una raja en una piedra.
La raja solo es raja en el mismo espacio en el que ella queda. Por tanto, por delante y por detrás, es solo piedra.
Así es la existencia.
Ponte de pie.
Alinea tu coronilla con tu sacro de tal guisa que este caiga debajo.
Si tomas como referencia tus pies.
Los pies tienden a depositar el peso en la parte mas cercana a los dedos, de hecho vamos un poquito inclinados.
En esta situación somos plenamente conscientes.
Pero tenemos que cargar el peso hacia el talón.
Echando el peso hacia atrás, notaras un momento y un reducido espacio, donde todo se detiene.
Si te echas para delante controlas, si es hacia atrás te abandonas, pero en la posición hay un momento donde todo se ha parado.
Un momento que no es atrás ni delante.
Ese es el espacio sin movimiento.
Ese es tu silencio.
El ultimo silencio es callar a al ego.
Todo el discurso que nos echamos, porque de pesados hasta los perros asustamos.
Callar el ego es solo cuestión de tres pasos
El monologo interior surge cuando algo ha quedado. Mi consejo es que empieces poco y no lo dejes hasta darlo por determinado.
Lo siguiente es comprender que nada surge del exterior porque el exterior no puede ser cambiado.
Yo soy yo vale, pero mis circunstancias..., y un carajo.
Yo soy responsable, lo que sucede yo lo he creado.
El último paso es el del maestro.
Maestro es aquel que hace cosas de motus propio.
Si tu ejecución es consecuencia de una reacción ya comienzas a meterte en veredas que te pierden.
En ruedas que si aciertas pierdes y si pierdes no paras de contar perdidas.
Son batallas que no son necesarias pues son las que te hacen perder las guerras.
Ser maestro es que actúa del interior con independencia de la tormenta.
Estos son los pasos que te permitirán callar tu monologo interior y con ello terminar el ultimo paso de la consecución del silencio, ese estado de quietud interior.
Los ojos de Tesa.
A ellos dieron paso.
En un inicio, a ellos dieron paso.
Su resumen es este libro, su conocimiento es un firmamento no creado, no erigido, no considerado.
El firmamento de un pensamiento que la primavera trajo.
Trajo.
Trajo tan lento, tan despacio, que no reconocías el movimiento en sus trazos.
Su avanzar lento, su mirar iluminado, su luz desprendida de dos lunas en un solo lago.
Dos lunas oscuras que brillan de reflejado.
Dos lunas un solo espacio, un solo brillo, un solo viento.
Primavera sorprendida en las ramas del cerezo, que florece.
Que la vida parece dormida, y hermosa merece ser conocida meditando.
Carita de sonrisa del interior su aire modulado.
Lagrima lavativa que limpia lo nuevo que ha de ser mirado.
Con una sonrisa en los labios donde la mirada esta perdida.
Primavera de vida, de noches frescas perfumadas de despertar.
Así se mira la primavera de manera convencida, convencida de ella, y en Tesa resumida.
No puedo hallar más palabras que los ojos que me miran puedan arreglar estas semanas de su ausencia, solo en cada día, cada día de primavera, encuentro a ella resumida y extensa.
A Tesa...
A la primavera...
A la vida...
Hasta ahora has muerto.
Muerto lo que muere.
Muerto lo que no es eterno.
Muerto y muerte es un silencio, silencio falso de transito, para volver de nuevo.
Eso ha sido otoño e invierno.
Pero la primavera llega con la flor del cerezo.
La primavera llega y con ella, una simbología alrededor de ella que te lleva a una etapa de conocimiento.
El conocimiento es presencia.
La presencia es existencia.
Existencia en el país sin tiempo.
Que vivir en ese eterno, es una sima en el tiempo.
A un lado pasado al otro el por llegar y en su hendidura, como un sesgo, toda la dulzura del instante que no llegara a postrero.
El presente como único tiempo de la estancia del sin tiempo mas contundente.
No te muevas, no pienses... solo siente, siente por todos los extremos, por todos los centros, en este continuo presente.
Ese estado de sensación constante sin análisis es el presente.
Para ello destierras la mente, ya cometió su tarea, y te elevas al más alto estado de obrar, de excelencia, de inspiración, de alma.
Ser consciente, supone que aquello que hasta ahora operaba por su propia democracia es sometido a la dictadura del que conoce.
Comprende y atenaza.
Controla y ralentiza, hasta que todo se para.
Lento, tan lento que te lleve a donde la lentitud sea rápida, tan lento que mas no se puede, así va llegando, se va llenando de conciencia y de presente cada sentido, cada célula, cada rincón de esa cadena de vida que llamamos alma.
Y dejas de ser cuerpo para ser nada, y de la nada un cielo con sol y luna reflejada.
Hay un animal que vive en presente, es el animal más consciente de la nada.
No por consciente sino porque en el solo el presente se extiende.
La conciencia es posterior, pero el no la entiende.
Un colibrí.
Un pequeño colibrí es la gran alimaña.
Él posee un sistema que le permite un elevado número de pulsaciones por minuto.
Este elevado régimen de carburación le lleva a una intensidad sobre medida, sobre todo si lo comparamos con animales de proceder más perezoso como el que así se apellida.
Esto le permite percibir un mayor número de sensaciones del medio que le rodea.
A mas energía, mas capacidad perceptiva.
Es como el viejo ejemplo de la radio pequeñita que con pilas nuevas mejor sintoniza.
Esta pequeña maquina que es este pajarito, tiene un régimen tal de revoluciones que el presente se le vuelve mas presente por la enorme capacidad que tiene todo su organismo de interactuar con el medio en cada instante.
El mundo le es más real, mas presente, mas continuo.
Para ello necesita una maquina tan revolucionada que le permita llevar esta situación a buen fin.
Además necesita de una gasolina altamente nutritiva para que llegue de un modo mas directo la energía sin procesos de refinamiento al cuerpo.
En nosotros esto mismo sucede.
Necesitamos una mayor capacidad operativa.
Para ello necesitamos un entrenamiento de nuestro cuerpo en el sentido de que no dejemos barrera alguna que detenga a otro cuerpo de pura energía.
El alma es ese segundo bólido que llevamos dentro.
Es nuestro colibrí solo que mas energético y menos denso.
Hoy en día estarías hablando casi de un agujero negro.
Es solo energía sin materia.
Vamos, un colibrí solo que mas ligero.
La energía en la India, se definió hace tiempo como prajna.
Esta salsa de vida, esta energía tiene un doble aspecto. Por un lado es energía, energía tal cual la entendemos, solo que en ella existe, de esta cara su reverso.
La otra faz es la información.
Por tener mas energía tienes mas información. O todo conocimiento trae implícita su depuración.
Por eso surgen dos vías de acceso, aquella que trabaja lo energético o aquella que trabaja el conocimiento.
Las dos llevan a la misma, y las dos expresan un crecimiento en ambas.
Estaríamos hablando del sabio y el guerrero en la misma figura.
La energía te lleva a un refinamiento del Chi.
La glucosa del pajarillo es ahora bioenergia que desprende tu cuerpo para llegar al alma.
Por eso, cuando decimos que tu cuerpo se vuelve transparente, cuando es exponente de energía, con esa misma energía tu cuerpo extiende su campo de conocimiento a una esfera que le rodea.
La energía cada vez tiene menos cuerpo, pero no por eso es menos operativa.
Te pongo un ejemplo, cada vez que pagas el recibo del agua, pagas algo. Puedes el agua tocar.
Cada vez que pagas el recibo de la luz no pagas nada. No la puedes tocar, y en todo caso mejor que no lo intentes.
Tu cuerpo es energía y la energía es de el una extensión.
Un ejemplo de cómo se puede aumentar esta situación.
Todos hemos entrado en un coche en uno de esos días de invierno y has notado como se empañan los cristales.
Tu vaho es una extensión de la energía de tu cuerpo.
Hay una teoría que dice que el amor es un estado de conocimiento profundo.
Siguiendo este concepto y unido al punto anterior donde prajna, energía quería decir conocimiento, cuando una pareja hace el amor, en el coche, en un día de invierno, empaña aun mas los cristales.
Toda la energía que desprende es una extensión del conocimiento que se adquiere y no solo en anatomía.
Cuando acabas de hacer el amor, un segundo antes de su éxtasis, todo tu cuerpo se estremece.
No puedes albergar mas potencia, mas determinación, mas sudor, mas pulsaciones, mas amor. En ese momento te unes a todo y todo lo comprendes. Ese sublime éxtasis se extiende, el cristal del coche es un filtro de cómo tu espíritu vuela a valles lejanos.
Es ese puente, que si decides traspasarlo, en puro vibrar te vuelves.
La energía te permite poder dar un paso mas allá de los limites que tienes.
Solo cuerpo o solo mente.
Y entonces conoces lo eterno y en lo eterno eres consciente.
Eso fue lo que halle en los ojo de Tesa.
De esa primavera en ciernes.
Tesa es una primavera en ella contenida, en sus ojos comprimida y agradecido por cada vez que se acerca, que en lo ordinario ilumina, de mi salen estas líneas que en ella se inspiran.
Solo pido que la vida no apague esos ojos ni permita, que caigan en saco roto, estas líneas.
adubut
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