Tranquilidad es tranquilidad.
Y, fundamentalmente no competir.
Competir es cuando piensas que el universo, la creación es finita y es necesario competir para tener espacio.
Pero ese espacio nunca es la sensación de infinito, de vacio.
Compites porque eres manada.
Compites porque crees que no hay sufíciente.
Porque estas fuera del paraíso.
Porque llevas un reloj y no tienes tiempo.
Porque vas deprisa como si el día se acabara.
Porque no meditas.
Porque se te olvidó rezar a una rosa.
Porque no amas.
Porque dios se ausentó de ti.
Porque ya no tiemblas sin causa.
Porque no lloras de felicidad.
Porque no dudas de dudar.
Porque no mueres cada día.
Porque las cosas sólo tienen precio.
Porque las vacaciones son sólo quince días.
Porque no miras ya el cielo.
Porque tu ego es tu duenyo.
Porque el amar te produce dolor.
Por todo eso, olvidaste la tranquilidad y perdiste el silencio.
...no le busques sentido, no lo tiene.
miguel mochales, maestro zen.
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