La vida es vida y obvia.
Absolutamente obvia.
Ese es su gran problema.
Puedes elegir entre la seguridad o la incertidumbre.
La incertidumbre es un estadio continuo de belleza.
De, esa belleza que duele. Porque es efímera, infinita y pasajera.
Bendición de ser así. Sin contrato y sin experiencia previa ni memoria posterior. Aquí y ahora en infinito vacio de virtud extrema.
Allí no existe yo.
El yo es ausencia.
Ausencia de mi.
Y, esa ausencia de mi es mi no_yo que ve de continuo, a ese yo infinito de tus ojos dormidos en suenyos sostenidos de lagrimas perfectas de pensamientos embebidos en la magia de la madre, la ninya y la diosa perfecta que en ti ha venido para, que tu entiendas que no me es permitido vivir en mi no viviendo.
El yo es ese no_yo, esa incertidumbre despierta la conciencia. Y si logras eso, el infinito revienta.
Hoy en día la vida es seguridad.
Pero es poesía.
Poesía dormida.
Poesía en ti.
No_yo.
Vacío.
...no le busques sentido, no lo tiene.
miguel mochales, maestro zen.
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