La noche viene a mi sin pasado ni medida.
Por eso no te puedo hablar de la nada.
Y de nada te llamo con el nombre de los amantes eternos.
Sustituye este tiempo, en lo que te incomode con silencios.
Esos silencios que no se acallan sino, que son gritos olvidados de los vientos de las montañas heridas de los deseos.
Así recuerdo tu cuerpo.
Tu cuerpo son montañas y yo soy sus vientos.
Llega la madrugada, inició la SESION.
Yo en mi, por ti, me pierdo.
Te amo amor mas que el amor ama lo eterno.
...no le busques sentido, no lo tiene, o no. Miguel Mochales, maestro zen.
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