El amor no tiene tiempo, por eso, aprender a amar desde el Zen no tiene tiempo.
La ausencia del tiempo lleva a la ausencia del cuerpo.
Por eso el cuerpo es una ausencia y por eso el tiempo que no tiene tiempo es presencia.
Puede que todo vuelva más fácil si no existe tiempo, así una caricia sucede como un trazo en el aire de eternidad donde lo que sucede es la belleza del gesto en la pobreza y ausencia de la verdad en la que vive el cuerpo y que la mente no puede aplicar puede que todo vuelva más fácil si no existe tiempo, así una caricia sucede como un trazo en el aire de eternidad donde lo que sucede es la belleza del gesto en la pobreza y ausencia de la verdad en la que vive el cuerpo que la mente no puede alcanzar.
Atardecer lento, y es imposible correr, aunque me acerqué es imposible.
Sientes que muy muy muy despacio, el otoño no puedo llegar.
Parece que todo volviera de un exilio lejano envuelto en instantes parecidos a la nada. Por eso recorrerlo ayer y además te devolví en un tiempo pretérito una palabra que era por fin.
Por mucho que te sueñe jamás mis ojos se abrirán tantos que sean como faros de lo eterno en la piel de tu cuerpo.
Cómo explicarle a un niño que no puedo dejar de quererte.
Y sé que es así porque me sonría.
No existe nunca más el tiempo, El amor desde el Zen es diferente al viento de la noche. Porque quizás ni siquiera sea tiempo. Quizás nunca sea cuerpo, quizás solamente sean pasos de ciegos enamorados de un amor sin privilegios.
Por eso la poesía hoy en día se ausenta de los sonetos. Por eso quizás tú seas lo más grande que conozco y quizás no entiendo.
La certidumbre de ser así es siempre el devenir del amor infinito que no alcanza en este suspiro respirar para vivir.
… no le busques sentido, no lo tiene, o no. miguel mochales, maestro zen
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