La vida es siempre arriesgar un tiempo.
El tiempo ya no existe, si aunque te parezca raro, el tiempo ya no existe.
Yo no sé qué ladrón se lo ha llevado, y ni siquiera sé si tú lo tienes. Pero lo que si se es que, muchos señores feos han recorrido estos días las calles para quitarnos la libertad.
Libertad.... no solamente soñar. Libertad es volar a la eternidad sin que te pese las alas del pasado.
A esos niños que lloran tristes por las calles oscuras de los abismos infinitos de la más clara opacidad, allí te quiero llevar. Pero no es necesario que vengas con nadie, olvídate de ti, grita que tienes otro nombre, llora que tienes olvidado el pasado. Y sobre todo danza suave esta tarde que está lloviendo y si tú hueles la lluvia, probablemente no mojaras tu cara con lagrimas.
Más allá del pasado está tu ausencia. Tu ausencia está porque tú no estás.
Así que esta noche no me cuentas nada, quizás ni siquiera deberías llamar para que te traigan comida casa.
La ternura se transporta en ciclomotor.
Las camisetas más bonitas ya no son las que te quedan ajustadas, sino que prefieres aquellas que llevan anagramas de alma. Quiero que vengas corriendo conmigo. Quiero que saltes. Quiero que saltes y además corras muy rápido, pero sobre todo que hoy te olvides de mi.
Vamos a hacer un curso a las conocernos, y a pasear de la mano de una estatua, de esas, de las que pone el Ayuntamiento.
Así, al pasear con ella no te moverás y el paseo aunque dure mucho tiempo será corto.
... no le busques sentido, no lo tiene, o no. Miguel Mochales, maestro zen
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