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Miguel Mochales

Miguel Mochales

martes, 25 de febrero de 2025

Neurociencia de la psicología corporal 2

 Lo más innovador no es contarte que el músculo piensa, sino descubrir cómo piensa el músculo y, sobre todo, entender que cada músculo es un rasgo de carácter. No hay separación entre lo que eres y cómo te mueves, porque en el Zen siempre sucede que lo interno se refleja en lo externo. Recuerda a Miyagi: cuando hay un bonsái interior, sucede un bonsái exterior. Lo que sucede dentro de ti encuentra su eco en la realidad que te rodea. Así, un simple teléfono móvil es un celular, y celular significa que es para hablar. Tus músculos también hablan, pero su lenguaje es la REFLEXIÓN. Esta reflexión es un contraste de información, un sistema de interconexión constante. Las células musculares no solo existen, sino que conversan entre ellas en un proceso de ajuste dinámico, de sutil armonización. Es curioso observar cómo un perro entiende a su dueño, cómo un escalofrío recorre su cuerpo cuando el tono de voz cambia. No es magia, es biología. Es resonancia, aunque quizás sería mejor llamarlo REVERBERACIÓN. Y la reverberación produce un eco, una vibración que se expande y regresa. Por eso el pensamiento no es algo aislado, sino un ecosistema. Un ecosistema donde lo que sientes se convierte en postura, donde la tensión o la relajación muscular narran la historia de tu mente, donde la memoria no está solo en el cerebro, sino en cada fibra, en cada tejido, en cada célula que vibra con lo que eres.

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