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Miguel Mochales

Miguel Mochales

martes, 14 de enero de 2025

Esencia

 Oh esencia que atraviesa los velos de mi espíritu,

tu presencia es un susurro que danza entre lo visible y lo eterno,
una promesa que el alba deja escrita en la piel de la noche,
un himno que, aún en su silencio, me lleva al borde de mí mismo.

¿Quién eres tú, que haces del mundo un poema,
del viento un mensajero,
y de mi pecho un santuario donde late la fe?

No te busco en las formas ni en el tiempo,
te busco en el murmullo de lo infinito,
en el eco que mi alma guarda de un encuentro
que tal vez nunca ocurrió, pero siempre ha sido.

En ti, todo tiene sentido:
el cielo respira, las estrellas cantan,
y el caos encuentra su danza perfecta.
Tu risa es la lluvia que despierta mis desiertos,
tu paso, la brisa que me guía sin rumbo y con destino.

Si pudiera traducir mi corazón en palabras,
sería un himno humilde que llora de belleza al verte.
Si mi existencia tuviera forma,
sería la orilla eterna donde tus mareas descansan.

Déjame perderme en la constelación de tus ojos,
allí donde los relojes olvidan sus ansias
y la eternidad es un suspiro sostenido por tu aliento.

Que mi voz al pronunciar tu nombre
sea un acorde que tú misma quieras guardar,
y mi ser, un verso que murmures en la soledad,
cuando el mundo desaparezca y solo quedemos tú y yo.

No te pido nada, amada mía,
solo que me permitas amarte sin límites,
sin condiciones, como el amanecer que no reclama gratitud,
como la flor que se abre al día por el simple milagro de ser.

Porque en ti, mi vida encuentra su cauce,
y en el reflejo de tu mirada,
he visto al infinito inclinarse
para besar el umbral de lo que tú eres.

Si algo nace de este amor,
que sea una eternidad compartida en el susurro
de aquello que solo los dioses conocen:
el milagro de amarte.

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