Bíceps
La metáfora del bíceps es preciosa; se le ha llamado el Monte Sinaí. Este músculo es mucho más que fuerza: es el músculo de la frente del córtex frontal, el que te permite darte cuenta, observar y conectar con tus ideas.
El bíceps tiene dos funciones filosóficas y psicológicas fundamentales. La primera se relaciona con llevar cosas hacia la cara, hacia la boca, simbolizando el acto de ver, de percibir. Hasta que no aprietas el bíceps, no experimentas el recorrido completo de las ideas que habitan en tu mente.
La segunda, y quizás más profunda, es su capacidad de supinación: el giro de la muñeca, de la mano, que representa la habilidad de dar la vuelta a las cosas. Este gesto físico te conduce a un estado de consciencia donde puedes reinterpretar, transformar y comprender desde otra perspectiva.
En otras palabras, frente a cualquier situación, ya sea directa o lateral, el bíceps se convierte en tu poder mental, la herramienta que te permite girar los problemas, ampliar la clarividencia y observar con mayor profundidad.
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