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Miguel Mochales

Miguel Mochales

sábado, 20 de septiembre de 2025

DOGMAZEM 20

 La excelencia solo llega cuando trasciendes el yo y el ego. Y claro, surge la gran pregunta: ¿cómo leche se hace eso? Pues ese despertar, ese instante en que cruzas la frontera de ti mismo, es lo que marca la diferencia entre vivir a medias o vivir de verdad.


Vamos a experimentarlo con el cuerpo. Ponte de pie. Separa las piernas y adopta la posición de jinete. Esta postura no es un simple ejercicio físico: es un símbolo.


Cuando hablamos de “echarle huevos” a lo que quieras en la vida, nos referimos a las dos cabezas de tus fémures, izquierda y derecha. La envoltura de esos “huevos” se llama tensor de la fascia lata. Ahí, en el glúteo medio, hay una esfera de energía que sostiene tu firmeza.


Ahora, quiero que imagines un arco del triunfo. Roma levantaba arcos de triunfo. París lo tiene en los Campos Elíseos. Incluso aquí, en Moncloa, se construyó uno. ¿Por qué arco? Porque es la estructura que une dos fuerzas opuestas para elevarse por encima de ellas. ¿Por qué triunfo? Porque es victoria sobre uno mismo.


Clava los talones en el suelo. Abre rodillas lateralmente. Y aquí viene el secreto: aprieta pierna contra pierna, rodillas abiertas, intensidad entre un 6 y un 9. Así notarás cómo la fuerza despierta en la parte interna de tus muslos.


Muy bien. Descansa un instante, siéntate. Escucha.


Lo que acabamos de hacer está ligado a un símbolo muy antiguo: el Índalo. Una figura con los brazos en cruz, sosteniendo sobre su cabeza una curva que une mano derecha y mano izquierda. Brazo derecho: el tiempo. Brazo izquierdo: el espacio. Y la curva: la superación que conecta ambos.


Todos queremos superar la línea del tiempo: nuestras carencias, nuestras prisas, nuestras historias. Pero para entrar en la verdadera conciencia hay que levantar ese arco, no solo en las piernas, sino sobre la cabeza y el cuerpo entero. Porque sin tiempo, sin estructura, la realidad nos aplastaría. El arco sostiene la conciencia para que no reviente, como la escafandra que permite al buzo respirar bajo el agua.


Volvamos a ponernos de pie. Separa rodillas, clava bien los talones. Aprieta hacia adentro, baja la cadera, abre rodillas. Ahora, siente tu cadera como la zona Génesis: origen de la fuerza, origen de la vida. Contrae los glúteos y empuja hacia adelante. El glúteo es la mariposa, y al empujar cadera y genitales hacia adelante despiertas la energía de la creación.


¿Quieres que te lo reordene como si fuera una guía práctica de meditación en movimiento, paso a paso, con pausas para respirar y sentir?


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