El Paralelo del Corazón: La Posición del Cristo
En este punto del entrenamiento, toda la energía está concentrada en la parte posterior del cuerpo, creando lo que denominamos el paralelo del corazón: una alineación consciente que se expresa en la posición del Cristo, símbolo de apertura, entrega y poder interior.
Movimiento 1: Palmas al Cielo
Desde esta base energética, iniciamos un nuevo gesto técnico:
- Gira lentamente las manos hasta que las palmas miren hacia arriba.
- Mantén los omóplatos completamente apretados hacia atrás, alcanzando una contracción máxima de la espalda.
Movimiento 2: Elevación en Y
Con esa tensión activa:
- Eleva los brazos lentamente hasta formar una posición en Y, sintiendo cómo cada fibra trabaja con máxima intensidad.
- Al descender, hazlo con el mismo control y lentitud, acentuando la contracción del deltoides posterior y del dorsal.
Este patrón de movimiento incide profundamente en los músculos escapulares y en la parte superior del dorsal.
Si logras activar y sentir también la zona inferior del dorsal, habrás alcanzado un nivel de conexión muscular y energética excelente.
Claves de la Recepción
Recuerda:
- Al bajar, los omóplatos deben “besarse” en la parte central de la espalda.
- Mantén siempre las palmas mirando hacia arriba: este pequeño detalle amplifica el sentimiento de apertura y recepción energética, permitiendo que la energía fluya desde lo superior hacia tu centro.
Este ejercicio no solo fortalece la estructura posterior, sino que también abre el canal del corazón y convierte el movimiento físico en un acto de conexión interior.
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