📜 El significado antiguo del gimnasio
Antiguamente, el gimnasio era un lugar sagrado.
¿Por qué?
Porque tú llegabas, entrenabas, y cada repetición se convertía en un bautismo de luz.
¿Qué pasaba entonces en los gimnasios? Muy sencillo:
iban los extremos.
Iban los malos, los que no encajaban en el sistema.
Y precisamente por eso, el gimnasio se convertía en el lugar de referencia.
¿Me sigues el razonamiento?
Durante todos estos años que yo llevo entrenando, lo más parecido que queda de aquel espíritu es esto, este sitio.
¿Por qué?
Porque aquí hay una fuerza y una potencia que lo envuelven todo.
Venirse ahora hasta Manzanares el Real es como antiguamente salir del barrio.
Con todo ese enclave y conclave del barrio, con sus calles, sus negocios, su vida normal…
y en medio de eso, el gimnasio era siempre un lugar de respeto.
Entrabas bajando la voz.
Y en la sala demostrabas quién eras.
¿Y qué sucedía cuando vivías así?
Que hasta tus penas se volvían algo sagrado.
Porque muchas veces eran precisamente esas penas o tristezas las que te habían llevado al dojo o al gimnasio.
Por eso, cada vez que entrabas sabías que lo primero era respeto ante todo lo que te rodeaba.
Y luego venía el último pago: creer en ti.
Era imposible no creer en ti.
Con todo lo salvaje que eso implica.
Porque si no crees en ti, lo único que haces es vivir al margen, entregando tu poder y tu sensibilidad a los de fuera, volviéndote esclavo de lo que ellos te digan.
¿Me comprendéis lo que os digo?
Ese es el verdadero significado de venir aquí, de entrenar.
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