Ahora entiendes por qué esta práctica se llama Arco del Triunfo.
Cuando estás de pie, apretando piernas, arraigado al suelo, lo llamamos primera dimensión. Ese punto en el centro, bajo tus pies, es tu inicio. Pero si en ese punto solo te sientes clavado, bloqueado, atrapado en un agujero, lo que vives es una primera dimensión de encierro, de soledad, de miedo.
El paso fundamental es elevar ese punto a tu zona genital. Y al elevarlo, lo llenas de deseo:
- Deseo de mejorar.
- Deseo de transformar.
- Deseo de salir de la burbuja mental.
Porque si no, tu mente gira en círculos, y ese círculo es solo el círculo del miedo. Un círculo que hoy en día ya no es rueda, sino fortaleza: muros que levantaste para protegerte, pero que se convierten en cárceles. Como Madrid, que no creció hasta derribar la cerca que lo rodeaba, tú tampoco crecerás hasta que sueltes tus barreras.
Ahora te pido: baja masa, adelanta la cadera hacia adelante.
Y aquí se abre una enseñanza:
- Hay quien baja cadera y siente que le queman las rodillas → ese es el sacrificado. Sacrificio significa hacer sagrado lo que haces.
- Hay quien abre más los pies para aliviar → ese es el listo. La inteligencia aplicada.
Ninguno está mal: ambos son caminos.
Pero lo esencial es esto: baja y entra en zona de fuego. Sin mover los pies. Dobla rodillas. Empuja cadera hacia adelante. Activa tu zona genital. Siente cómo arde.
Ese fuego es entrenamiento en primera dimensión. Y lo haces con tu ropa de calle, es decir, desde la vida misma, sin artificios.
Ahora escucha lo que pasa dentro:
- Cuanto más luchas en tu interior, más deseas escapar hacia afuera.
- Pero solo aquel que logra crear el Arco del Triunfo dentro de sí, sintiendo la parte interna de las piernas, la potencia de los genitales y la contracción de los glúteos, logra trascender.
Porque el glúteo es el músculo rey: ahí está la mayor reserva de energía de tu cuerpo. Cuando lo activas, tu mente deja de girar en el círculo del miedo y comienza a ver desde otra perspectiva.
Ese es el momento en que te conviertes en rey de tu propia vida. Porque, ¿qué sentido tiene seguir siendo mendigo en reino ajeno si puedes gobernar tu propio reino?
¿Quieres que te prepare esta explicación como un manual de práctica guiada, con respiraciones y tiempos marcados, para que puedas entrenar solo en casa paso a paso?
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