Meditar es tomar medidas

Meditar es un término que se ha dejado demasiado en el aire, en gran parte porque pocas veces se sabía realmente qué significaba.
Meditar viene de “medida”, y por lo tanto, meditar es tomar medidas.

La primera medida que debes tomar es la velocidad del tiempo presente en el que estás. Antes meditabas sentado porque el tiempo iba lento; ahora meditas de pie porque el tiempo va mucho más rápido.

Otra medida fundamental es el volumen de información que entra. Antiguamente era pequeño; hoy en día es inmenso. Por eso ya no basta con usar el cerebro para meditar: necesitas que cada músculo de tu cuerpo tenga conciencia.

Te pongo un ejemplo muy simple: si recibes una caricia, sientes y tomas conciencia. Entonces dime, ¿qué despertar no podrás realizar en tu cuerpo, en tu mente y en ti mismo si usas tus músculos desde la sensibilidad y no desde el machaque?
Cuando tu cuerpo es golpeado, se cierra y se contrae.
Cuando tu cuerpo es acariciado, se abre y genera inmediatamente un sentimiento en tu cerebro.

En este nuevo nivel de meditación, el cerebro se convierte en la pantalla donde ves los sentimientos que trabajas en tu cuerpo.
Por eso, el músculo ya no es solo para machacarlo: el músculo debe ser sensible. Esa es la nueva medida.