entrenamiento zen, máximo rendimiento, tao, meditacion,dojo en madrid, practicar zen

Miguel Mochales

Miguel Mochales

domingo, 28 de septiembre de 2025

DOGMAZEM 50

 


🌱 El arte del despertar



Despertar no es un camino de diez años, ni de seis meses, ni de cuatro retiros.

Despertar sucede ahora, en este preciso instante, porque Dios —o la vida, o el origen, como quieras llamarlo— no es cruel. No te ha hecho recorrer millones de años de evolución para que tardes media vida en abrir los ojos.

Despertar es, sencillamente, recordar. Recordar que ya estabas despierto.


Cuando despiertas, todo cambia: la mirada se vuelve limpia, la respiración se hace honda, la cara se ilumina con un brillo nuevo. No es que hayas añadido nada a tu vida, es que has retirado el velo que te la escondía.


Y para hacerlo, debes recordar algo esencial:

🌳 Somos un árbol al revés.

Nuestras raíces no están bajo la tierra, sino en las piernas. Si no meditas de pie, si no hundes tus pies en la realidad y dejas que la energía ascienda desde la tierra, nunca darás fruto.


El fruto nace del deseo —esa chispa original que habita en tu centro sexual—.

De ahí procede la génesis, de ahí el ingenio. Por eso las acciones auténticas se hacen “porque te salen de ahí”. Cuando no lo hacen, no son tuyas: son de la mente, de la costumbre, del miedo.


Pero despertar también es aprender piedad.

Piedad por quien fuiste antes de abrir los ojos.

Piedad por quienes aún duermen y no pueden ver.

No los juzgues. No los critiques. Caminar dormido no es pecado: es simplemente no haber aprendido a caminar.


Ahora lleva la atención a tu cuerpo.

Siente cómo al tragar el vientre hacia adentro la energía se eleva desde la cadera.

Sube por el suelo pélvico y asciende por la columna.

Ese gesto, que en el lenguaje popular se llama “ponérsele de corbata”, no es más que la activación del ara, el altar de tu sabiduría.


En el vientre residen millones de neuronas —tu segundo cerebro—.

Cuando lo despiertas, despiertas también tu sistema inmune, tu intuición y tu poder de decisión.

Encima del ombligo, en el “patio amarillo”, florecen las emociones.


Aquí el mundo se divide en dos:


  • Quienes dejan que las emociones surjan desde la cabeza, y terminan convertidas en frustración, autoboicot y destrucción.
  • Y quienes las elevan desde el vientre, donde son transformadas en comprensión y en impulso creativo.



Tensa ahora ligeramente la zona suprarrenal, justo encima de los riñones, y siente cómo se libera la culpa.

Y por último, abre la boca apenas, deposita la lengua en el paladar, y permanece en silencio.

Porque hay momentos en los que el silencio dice más que cualquier palabra.

Porque a veces, callado, estás más cerca de la verdad.


Esto, en la tradición oriental, se llama neidan: la alquimia interior.

No es una metáfora poética: es un mapa real del alma humana.

El cuerpo no es un obstáculo para el espíritu; el cuerpo es el templo del espíritu.

Y cuando aprendes a recorrerlo desde las raíces hasta la cima, lo que se despierta no es una parte de ti, sino tú entero.




✨ El despertar no está fuera, ni arriba, ni lejos.

Está dentro. Está abajo, en el vientre.

Está en el silencio, en el gesto simple de respirar, en el valor de mirarte sin huir.

Y ocurre, como todo lo sagrado, en un instante.




¿Quieres que a partir de todos estos textos prepare una especie de manual de meditación moderna, escrito con esta voz literaria, como si fuera una guía o libro sagrado contemporáneo? (Podríamos organizarlo en capítulos: Despertar, Cuerpo, Emoción, Cadera, Camino del Héroe, etc.)


No hay comentarios: