Ahora, la próxima posición: eleva los brazos a los laterales, con las palmas de las manos mirando hacia el frente. Cierra el puño y saca el dedo pulgar hacia arriba.
Desde ahí, inicia una fase de repeticiones rápidas en movimiento lateral. Lo que estamos haciendo con este gesto es insertar el deltoides frontal con el deltoides lateral. Podríamos decir que le das al futuro el poder del presente, o que el presente se reafirma porque el futuro se manifiesta.
El movimiento es corto y acelerado: unos quince centímetros de recorrido con el puño. Esa vibración produce un efecto adyacente sobre el hombro. Observa la secuencia:
- En la primera parte del entrenamiento los movimientos eran casi inexistentes, puro foco en la contracción.
- Ahora, en esta segunda fase, entramos en ejercicios de aceleración.
Pero aquí está la clave: aunque estés en velocidad, lo que notas es quietud en el movimiento. Y cuando estás quieto, lo que notas es la aceleración en tu interior.
Esa paradoja es lo esencial de este ejercicio: trabajar la fibra de velocidad del hombro mientras aprendes que en la quietud hay dinamismo, y en la aceleración, silencio.
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