Ponte recta, ponte recto. El cuerpo totalmente quieto. Esta última fase es pura meditación.
Espalda erguida. La medida de esta posición nace de la fortaleza de los ancestros y del miedo, lo que en el cuerpo llamamos riñones. La zona lumbar es el centro de esta fuerza. En ella residen lo que aquí nombro como los genitales medios. Abajo están los genitales inferiores, los que todos conocemos; en medio, los riñones; y arriba, los genitales superiores: los trapecios. Por su posición, los llamamos cenitales.
¿Comprendéis lo que os digo? Marca la curva lumbar con suavidad. Máxima quietud. Solo eso: marcar la curva lumbar.
Ahora imagina que tu cabeza está apoyada contra una pared invisible. Empuja hacia atrás, pero sin poder moverte, sintiendo cómo se activa el tendón de la nuca, el cráneo unido al cuello. Une esa sensación al sostén de la lumbar. Lumbar y cráneo, conectados en un mismo eje de fuerza.
Lo que hacemos ahora se llama porte. Porte es presencia. Porte es gallardía. Porte es orgullo. No orgullo como soberbia, sino orgullo como la dignidad de estar erguido en ti mismo. El cuello es el símbolo de ese orgullo. Y cuando el orgullo domina al miedo, no existe soberbia: existe libertad interior. Es la capacidad de no ser gobernado ni por la mente ni por los sentimientos, sino de sostenerte en tu propia fuerza.
Eso es orgullo.
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