Meditar es ampliar tu presente

En la época antigua, el tiempo era muy lento.
Todo sucedía despacio, casi inmóvil.
Y dentro de esa lentitud, tu vida era apenas una porción mínima, un fragmento diminuto del todo.
Tu presente era pequeño.

Ahora vivimos lo contrario.
El tiempo se ha vuelto extraordinariamente pequeño, invadido de información constante, continua, sin tregua.
Antes, nada cambiaba.
Hoy, todo cambia.

Y es aquí donde aparece la ley superior a todas:
la ley de la impermanencia.

Cuando eres capaz de practicar esta meditación de pie, entonces comprendes.
Comprendes que, aunque la información sea excesiva, aunque la avalancha sea continua, todo es impermanente.

En la antigüedad pasaban pocas cosas y era como si no pasara nada.
Hoy pasan muchísimas cosas… y, aun así, es como si no pasara nada.

Gracias.